Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

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El segundo debate de candidatas y candidatos a presidente de la nación marcó algunas diferencias con el primero, aunque es destacable la continuidad de un hecho de gran trascendencia: la gran atención que le prestó la opinión pública, desmintiendo el concepto muy instalado de que «la política no le importa a nadie».
A grandes rasgos, se puede decir que ninguno de los aspirantes sacó una clara ventaja a los demás, sin embargo, la comparación entre uno y otro debate resulta inevitable. Hubo coincidencias acerca de que la performance de Patricia Bullrich en el primer debate fue débil y desventajosa con respecto a los otros candidatos y candidatas. En cambio, en el segundo se la vio más segura, equilibrando su posición frente a los demás. Juan Schiaretti sostuvo su línea «cordobesista» como ejemplo para una perspectiva presidenciable. Por otra parte, la performance de Myriam Bregman no resultó destacada como en el encuentro de Santiago del Estero, más bien se la vio con opacidad frente a los temas tratados en esta oportunidad.

Más negacionismo
En cuanto al candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, sostuvo con mucho esfuerzo la necesidad de no mostrar sus habituales exabruptos y aparecer de ese modo como un presidenciable confiable. Esa necesidad le resta el atractivo de su heterodoxia gritada, y de la utilización de consignas disruptivas, que lograron contactar con la disconformidad de una parte del electorado. Por lo tanto, es probable que no solo no haya sumado adherentes, sino que esa conducta lo deslice hacia un lugar de pérdida de atractivo. Además, en este debate se vio obligado a explicitar un nuevo negacionismo. Al que había manifestado en el debate anterior, en el sentido de acompañar a su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, en su reivindicación de la dictadura videlista y su desconocimiento de los 30.000 desaparecidos, agregó su negación del cambio climático, argumentando que es artificioso ya que los motivos del calentamiento global, a su juicio, se deben a un imaginario ciclo de millones de años en la vida del planeta que ahora se estaría haciendo presente en una nueva fase. Esta maniobra fantasiosa sigue los pasos trazados por el expresidente estadounidense Donald Trump, se propone ocultar la responsabilidad de las grandes potencias globales y las grandes empresas capitalistas, verdaderas culpables de esta grave situación.
Finalmente, el ministro y candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, ratificó su postura de estadista propositivo, sereno y firme como conductor político, y tuvo la capacidad de refutar acertadamente cuestionamientos diversos a las dificultades y limitaciones de la gestión económica del actual Gobierno. Incluso respondió con firmeza el ataque de Bullrich sobre el episodio del ex jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde. «Ante un hecho gravísimo como el cometido por este funcionario yo le exigí la renuncia. No todos somos lo mismo: vos nunca pediste la renuncia de Millman», señaló Massa.

Río revuelto
La semana anterior fue escenario de un clásico preelectoral. No me refiero al primer debate ni a ningún acto de campaña, sino al fuerte accionar de los sectores especulativos con el propósito de subir la cotización del dólar, títulos y bonos, como así también del dólar ilegal. Más que nunca queda clara la intención política de generar una situación de incertidumbre e inducir al aumento de los precios para potenciar la disconformidad de la ciudadanía que en los próximos días tiene que pronunciarse en términos electorales.
La jugada de estos pescadores de río revuelto demuestra una vez más su doble propósito: ganar plata con las maniobras especulativas y erosionar la imagen del Gobierno nacional.
En la puja electoral planteada entre dos modelos de país, actores dentro y fuera de la política hacen causa común para esmerilar la propuesta liderada por Sergio Massa. En pocos días, la ciudadanía tendrá la última palabra en su elección del camino a seguir después del 10 de diciembre.

Áspero intercambio. Hubo duros cruces entre Bullrich, Milei y Massa en la Facultad de Derecho de la UBA.

Foto: Télam

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