Entre el drama y el romance, las comedias adultas se ganan un lugar propio en las salas, en medio de las superproducciones destinadas al público infantil y juvenil. Las razones de un fenómeno que va de Hollywood a los estrenos locales.
10 de octubre de 2018
Identificación. La edad adulta en primer plano, con Darín y Morán en El amor menos pensado y con Susan Sarandon en Una madre imperfecta.
El crepúsculo que, al mismo tiempo, se presenta como un nuevo despertar es el tema central abordado por muchas comedias que pueden catalogarse como +50, un espacio argumental en el que maduran los conflictos de la tercera etapa de la vida y que ha cosechado una importante aceptación entre el público que asiste al cine. Según el productor Axel Kuschevatzky (El secreto de sus ojos, Relatos salvajes, El clan, Re loca y La quietud), el fenómeno tiene un claro punto de partida. «Hace seis años se estrenó la comedia El exótico Hotel Marigold. Fue la película que le abrió la puerta a este mundo del “50 plus”. En solo cuatro meses recaudó 125 millones de dólares. Fue una respuesta de los estudios anglosajones para diferenciarse del poderío de Hollywood».
Para Kuschevatzky, «la clave del éxito está en cómo pensar un cine para un público entre los 35 y los 50 años o más. Y ese planteo se hizo extensivo al cine argentino, que se anotó en ese plan con la comedia Elsa y Fred. Dentro de esa lógica, lo más importante es que resulta un cine posible para nosotros. Además nuestras estrellas, como Darín, Suar o Francella, tienen todos más de 50 años», observa.
Barreras generacionales
Los distintos conflictos (el nido vacío, las nuevas parejas, la paternidad tardía, la falta de oportunidades, el deterioro físico) son traccionados por el mismo eje: un viaje crepuscular que propone un redescubrimiento de la vida. El comediante y El pasante, con Robert De Niro; Danny Collins, con Al Pacino; Una madre imperfecta, con Susan Sarandon; son ejemplos que confirman la tendencia de un cine orientado a los mayores. Entre los estrenos recientes se anotan El amor menos pensado, con Ricardo Darín y Mercedes Morán; Lucky, con Harry, Dean Stanton; y la francesa La número uno, con Emmanuelle Devos.
La televisión suma títulos de características similares, como Grace & Frankie, una comedia protagonizada por Lily Tomlin y Jane Fonda. La serie suma cuatro temporadas: Netflix subió la última recientemente. Es la historia de dos mujeres maduras que descubren que sus maridos están enamorados entre sí y no tienen otra opción que ayudarse mutuamente.
«Mi impresión es que el cine dejó de ser algo atractivo para el público de entre 20 y 40 años», señala Juan Villegas, director de las comedias Sábado y Las Vegas. «En el caso de los más jóvenes, pareciera que prefieren ver series. O, en el caso de películas, optan por otros géneros. Y los de entre 30 y 40 suelen ser los que están criando hijos, por lo que una salida al cine deja de ser algo habitual. Me da la impresión de que los rangos de edad con mayor afluencia al cine son de 5 a 12 (infantiles), de 13 a 20 (superhéroes, terror) y 50 a 70 (comedias románticas). Posiblemente juega muy fuerte el factor de la identificación», señala.
El crítico de cine Diego Lerer, editor del blog Micropsia y corresponsal de la Quincena de Realizadores de Cannes, advierte que si la tendencia «está en crecimiento es porque el público de 50 o más es el que no perdió el hábito de ir al cine. Los principales géneros que se siguen estrenando en las salas son los de animación, los grandes tanques de taquilla y las películas de terror, que tienen un público cautivo».
Tal vez por estos motivos, las comedias románticas para adultos han sobrevivido incluso en detrimento de las juveniles, que hace unos años eran un éxito seguro y hoy casi desaparecieron. Uno de los sostenes del fenómeno es que estas producciones se alimentan de una idea del amor romántico clásico, tradicional, con la que los millennials no se identifican.