En su última novela, el escritor tiende puentes entre los hechos del pasado y la creación literaria que, a su manera, conducen al drama contemporáneo: un prisma atravesado por la Guerra del Paraguay y la traducción que hizo Mitre de La divina comedia.
24 de julio de 2019
Lector activo. La escritura del autor de Enterrados se nutre de textos heterogéneos. (Prensa)
La primera vez que uno escribe una novela, el mayor desafío es saber si eso que se está escribiendo podrá ser leído así, como una novela», dice Miguel Vitagliano, mientras cierra algunos libros sobre la mesa de su departamento. Hay un cenicero, la luz tenue, la biblioteca a un lado: es la imagen justa del estudio de un investigador. El libro que cerró es una de las ediciones de los seminarios de Lacan, y las demás portadas llevan el nombre de Cortázar en letras enormes, a la altura del propio Julio. «Estoy preparando una clase que tengo que dar afuera. Perdón el lío», avisa.
Sorprender a un lector trabajando realza el carácter de intruso del visitante, pero también dispara las más arriesgadas hipótesis. ¿Qué estaba leyendo? ¿Cómo juntar a Lacan y a Cortázar en el mismo mundo? Preguntas que también dispara su última novela, Enterrados, en donde otros nombres se acumulan en una especie de diálogo (¿monólogo?) de un personaje enterrado que hace hablar a las piedras, y les saca la confesión más dura de todas: las de la historia sudamericana de los últimos dos siglos.
«La primera vez que escribí una novela me interesó saber si eso se leía como tal. Y una vez que pasó, empezaron a suceder otras cosas. Pero la desesperación, la desazón y la pasión por escribir siempre se mantiene en cada texto», retoma Vitagliano, mientras sirve café. «No puedo decir exactamente si hay algo de experiencia acumulada después de llevar escritas varias novelas. Siento que con cada una es la primera vez, y me da esa misma sensación de la primera: ¿cómo se va a leer esto?».
Constelación
En Enterrados, los temas a tratar son muchos y parecen formar parte de una constelación: fragmentos distantes que conservan una afinidad secreta. Así, el personaje enterrado entre escombros permite de a poco entrar en zonas propias del siglo XIX, con Bartolomé Mitre y Solano López como contrapuntos de la trágica Guerra del Paraguay. «Siempre me interesó el tema de la Guerra del Paraguay, porque en mi historia como estudiante nunca fue algo muy mencionado. Me puse a investigar, viajé para allá, hice varias preguntas, pero sentí que no era mi novela. Hasta que, tiempo después, descubrí un vínculo posible: la traducción de Mitre de La divina comedia», cuenta.
La novela tiene como referencia la estructura de la obra de Dante: en su poema hay un procedimiento que es el de juntar, en el mismo verso, a personajes que vivieron en diferentes épocas. «Eso pasa en Enterrados, donde Mitre y Solano López tienen que ver con Dardo Scavino, Aníbal Jarkowski, James Joyce, Gustave Flaubert, Esteban Buch, Sarmiento, Elisa Lynch, etcétera», enumera. Su libro, en ese sentido, es un auténtico mosaico histórico.
Enterrados es una novela de Vitagliano, pero parece plantear un cambio en su estilo. «Lo que podría decir es que creo que cada una de las novelas que escribo es diferente a las anteriores. Pero, después, me doy cuenta de que no, que giran más o menos en torno a lo mismo, y que no hay muchas diferencias», dice el autor de Posdata para las flores, Los ojos así (con la que ganó el premio alemán Anna Seghers), El otro de mí y Tratado sobre las manos.
En algún sentido, gran parte de su novelística anterior tiene que ver con los vínculos más cercanos, familiares, atravesados por dramas complejos y, en cierta forma, apasionantes. En Enterrados ese tipo de intimidad se vuelve el entretejido mismo de la historia sudamericana: los nombres propios que surgen en la trama son extremos que hay que traducir, actualizar.
Mitre lo anuncia al arriesgarse a traducir la obra de Dante: ¿de qué manera se puede ser fiel a la naturaleza del poema, al mismo tiempo que se lo «vuelca» en una lengua diferente? ¿Cómo podemos hacer para entender que la Guerra del Paraguay, los desafíos y miserias del Mitre político, son también parte de nuestro drama contemporáneo, de nuestra historia? Por algo una novela carga con una verdad que, a veces, se le escapa a cualquier historia.