A la par del movimiento que modifica hábitos impuestos por el patriarcado, algunos sellos independientes apuestan por libros firmados exclusivamente por mujeres y autores de géneros no binarios. Una mirada refrescante sobre la literatura.
9 de mayo de 2019
Títulos en vidriera. Algunos textos editados por Concreto Editorial (Denis, Catalano y Calise) y Rosa Iceberg (Fanti, Monfort y Bejerman).
Un gran remedio para un gran mal», cantaba el Indio Solari en «La parabellum del buen psicópata», el clásico de Los Redonditos de Ricota. Y esas palabras tan determinantes parecen hablarle a esta época en la que todas las actividades, tanto íntimas como públicas, están siendo resignificadas a partir del avance saludable, necesario y definitivo del feminismo en todos los ámbitos. Y esto se puede verificar en las costumbres que se van modificando, pero también en otros territorios. Por ejemplo, en el mundo editorial. En estos momentos, ya existen sellos que solo publican a mujeres o autores de géneros no binarios.
La escritora y editora Ana Ojeda, quien fue seleccionada por el Ministerio de Cultura como representante local en la última feria de Frankfurt, escribió una novela con lenguaje inclusivo. Ojeda opina que este fenómeno literario «se relaciona con un estadio puntual en el proceso de autoconciencia de sectores minimizados de la sociedad que, tras largos años de luchas por la visibilización, por la no discriminación, llegan a la conclusión de que las reglas del juego que nos rigen benefician sistemáticamente a un colectivo puntual, al cual no pertenecen. En este contexto, estos proyectos editoriales vienen a aportar y resguardar un espacio para esas voces, que aportan a la bibliodiversidad».
Transición en escena
La editorial Rosa Iceberg tiene tres editoras, que además son escritoras y periodistas: Tamara Tenenbaum, Emilia Erbetta y Marina Yuszczuk. Ellas publican, hasta el momento, solo mujeres. Yuszczuk explica por qué: «Creo que estas editoriales venimos a llenar un gran agujero que estaban dejando otras: basta con mirar el catálogo de cualquier sello para darse cuenta de que el porcentaje de representación de las mujeres es mucho menor que el de los varones, y el de lesbianas y trans ni hablar. Es mucho lo que se pierde, muchas voces y textos buenísimos. Algún día esto se va a acomodar y nadie percibirá que la figura central de la literatura es el escritor varón heterosexual, pero a nosotras nos toca la transición y hay que salir a pelearla».
Con un catálogo cuidado (Rosario Bléfari, Gabriela Bejerman, Cecilia Fanti, Flor Monfort, entre otras), Rosa Iceberg ya se ha conformado como una presencia en las ferias independientes y en las librerías. «Los libros se eligen no tanto por el contenido o los temas que traten, sino por ser escrituras que nos cautivan desde el estilo», dice Yuszczuk. «Son textos que se pueden ubicar en un margen muy productivo donde la literatura se encuentra con otro tipo de registros, o donde se mezclan géneros. Hay una nueva generación de lectores que no considera que los libros de autoras estén destinados principalmente a las mujeres, muy distinta a tantas generaciones de escritores varones que dominaron el campo por décadas y siempre consideraron a las mujeres escritoras como una excepción», completa.
Afri Aspeleiter lleva adelante Concreto Editorial, que también publica solo mujeres. «El patriarcado abarca todos los ámbitos de la vida, incluyendo a la literatura y el mundo editorial, en donde el sexismo y la desigualdad son innegables», observa. «La creación de estos espacios fue necesaria para darle lugar a una cantidad de autoras y autorxs que históricamente fueron invisibilizadxs. También considero que es muy importante editar escrituras con temáticas femeninas, para lograr que la literatura sea un espacio de disidencia, ruptura y representación».
Con autoras como Ailín Moreno, Agustina Catalano, Malén Denis y Flavia Calise, este proyecto que nació en 2017 ya adquirió una personalidad fuerte. «La mayor parte de nuestro público está conformada por jóvenes de 20, 30 años», describe Aspeleiter. «Se está dando un fenómeno que tiene que ver con poder leer algo que también le sucede a une. Un tipo de escritura que se relaciona con lo cotidiano y que logra empatizar y aportar una lectura fresca».