La grilla de la temporada recién inaugurada ratifica la apuesta por la diversidad y la calidad artísticas, al mismo tiempo que invoca al espíritu crítico. Las obras y los festivales que suben a escena. Hablan los responsables y los protagonistas.
8 de febrero de 2018
Los golpes de Clara, Enamorarse es hablar corto…, Mamífera y La competencia.
Programar es brindarse a los otros, asumir el liderazgo de una distribución de bienes simbólicos y culturales. Así piensa Juano Villafañe, director artístico del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. «Yo programo desde que tengo 14 años. En mi casa de la infancia, en Moreno, tenía un teatro. Y venían todos los pibes del barrio y se colaban por los cercos para ver la función que hacían mis padres», cuenta. «Desde niño pude reconocer que todos tienen derecho a ver un espectáculo. Para uno, que escribe poesía, la programación es el don que le brindan para distribuir palabras e imágenes entre la gente. Se disfruta siempre».
«Para mí es una gran aventura político-cultural definir una programación que incluya todos los posibles deseos y necesidades de los públicos y de los artistas. No existen presupuestos previos que definan una programación exitosa», agrega. ¿No hay fórmulas? «Ni en el teatro comercial de arte, ni en el oficial, ni en el independiente existen certezas acerca de cómo se garantiza una alta convocatoria de público. No obstante, acompañado por el conjunto de la dirección artística del CCC, todo los años intento una selección de espectáculos de excelencia», dice el responsable del área desde 2002.
En el menú principal de la nueva temporada estarán presentes, como de costumbre, el Festival Latinoamericano de Poesía, el de Nuevas Dramaturgias, el de Títeres y Objetos, el de Danza de Pequeño Formato y los dedicados al Humor y el Amor. «Son infaltables, porque hacen a la personalidad que adquirió el CCC durante todos estos años», precisa Villafañe, que revela que se trabaja con un año de anticipación de cara a la cartelera general. «Después de 15 años debemos darle a nuestro espacio el valor de haber alcanzado el desarrollo que había pensado Floreal Gorini, fundador del Centro Cultural: un amplio espacio para la producción de imágenes, bienes culturales y pensamiento crítico», dice.
Encuentros
«El objetivo es poder mostrar las distintas formas escénicas que existen de hacer humor. Queremos que el festival difunda a los que se dedican a este arte de hacer reír. En esta cuarta edición se priorizarán los formatos reducidos», detalla Lula Salatino, curadora del Festival Humoris Causa, que se lleva a cabo en la sala Osvaldo Pugliese desde el 11 de febrero hasta el 4 de marzo. La grilla está compuesta de dos unipersonales: Los golpes de Clara, de Carolina Guevara y Leandro Rosati, y Doménico enjuiciado, de Esteban Parola y Alan Robinson. Y también incluye un par de dúos, La competencia, de Manuel Santos Iñurrieta, y Hombres delay, de Diego Carreño.
«Nos interesa explorar las distintas temáticas que se pueden abordar desde el humor, desde la violencia de género en Los golpes de Clara, pasando por el juicio a un payaso en Doménico enjuiciado, los problemas que acarrea el uso de la tecnología en Hombres delay y lo que es capaz de hacer una persona por conseguir un premio en La competencia», agrega Salatino. «En esta edición nos resulta atractivo reflexionar sobre sus procesos creativos específicos, cuáles son sus características propias», completa.
Otra de las actividades destacadas del CCC es el Festival Novísima Dramaturgia, que se desarrolla en la sala González Tuñón y en lugares como Beckett Teatro, Espacio Sísmico y Casa Traxión. «Venimos trabajando de manera sostenida desde 2014, cuando hicimos la primera edición», cuenta su responsable, Ricardo Dubatti. «Nos interesa que cada festival pueda ser pensado individualmente, pero que al mismo tiempo vaya entablando líneas de quiebre y de continuidad con las ediciones anteriores», remarca Dubatti, que para esta edición enfocó la búsqueda en autores menores de 35 años. «Originalmente participaban autores nacidos entre 1981 y 1990, pero optamos por pasar a sub-35 para poder ser más inclusivos y mantenernos atentos a todo lo que sigue surgiendo».
El mundo en mis zapatos, Carmencita, La Argentina en miniatura y Dormir en el agua.
La primera obra de esta sección es Mamífera, en cartel desde el 16 de febrero. «Poder participar del festival es un sueño», afirma la autora y directora Sol Bonelli. «Mamífera pone sobre la mesa, con humor y creatividad, la soledad, el aislamiento y, en cierto punto, el poco valor que le damos a la crianza de nuestros hijos como sociedad», dice Bonelli. La pieza es un unipersonal interpretado por Alejandra D’Agostino, que se centra en un día en la vida de una madre puérpera: una especie de «montaña rusa de emociones» sobre la «versión rosa de la maternidad, que tanto mal hace a todos», recalca Bonelli. «Siendo mujer, madre y feminista, creo que hablar de cómo articulamos la maternidad y la crianza en estas sociedades cada vez más sofocantes en su individualismo es un gran debate que debemos dar».
Faro estival
El Festival del Amor, que comienza el 16 de febrero, es otro faro del período estival en el CCC. Entre las obras que lo integran están El mundo en mis zapatos, de Eloísa Tarruella, y Dormir en el agua, dirigida por Virginia Lombardo. «El tópico “amor” me atraviesa, me moviliza y siempre está presente en mis trabajos», observa Tarruella, que ya había participado en las ediciones de 2011 y 2015 con Amorar. «El festival es un espacio interesante de reflexión, de intercambio de miradas sobre este tema universal», agrega Tarruela, que en esta oportunidad presentará una pieza coescrita junto con Brenda Fabregat, quien también es la protagonista.
«A fines del año pasado se hizo un relevamiento en los distintos rubros teatrales del Complejo Teatral General San Martín, cuya conclusión es que la gran mayoría de los directores y autores de la programación 2017 fueron hombres. Eso también es ideológico. Falta mucho trabajo para alcanzar la igualdad real en los ámbitos artísticos. No es el caso del CCC», destaca. «El CCC es un lugar que convoca a pensar y pensarse en el contexto social-político en el que vivimos», destaca.
Dormir en el agua subirá a escena el 24 de febrero y su directora hace saber que «si bien la obra se exhibió en el teatro La Comedia, la posibilidad de desembarcar en el CCC nos prestigia y permite que nos conozca un público exigente, que disfruta del buen teatro». Lombardo considera que «la historia de amor entre Mariano Moreno, Guadalupe Cuenca y el tema de la Revolución le aportan un color diferente al festival. Representarla en un espacio intelectual como el CCC es ideal para el contexto histórico y político».
El legado de Tato
Una vez terminado el verano, en el CCC asoma una cartelera atractiva que, entre otros, lo tiene a Mariano Dossena, un conocido de la casa, como director de Carmencita, que se estrena en marzo y, en mayo, de Variaciones sobre la muerte. «Vengo desarrollando mi trabajo en el CCC desde 2007, seguramente porque encuentro un lugar donde dialogan la poesía, el teatro y la literatura», explica Dossena. La familia es el punto neurálgico de los dos espectáculos que dirigirá, «un tema que siempre rodea las obras que abordo. Carmencita, de Patricia Suárez, me atrapó por su humor ácido, el lenguaje y la particular relación entre dos hermanas. En Variaciones…, de Jon Fosse, se aborda de manera poética una problemática inherente a todos los humanos: la muerte».
En agosto llegará una versión de Paso de dos, que el recordado Tato Pavlovsky creó en 1990, dirigida por Santiago Berenguer y protagonizada por Marcelo Melingo. La obra encara el problema de la represión y la tortura desde la óptica del victimario, en la piel de Melingo. «Llevamos tres meses de ensayos y hay otros seis por delante. Protagonizar ese acto es, de alguna manera, tener la responsabilidad de traer un Pavlovsky nuevo a este mundo», cuenta el actor. Melingo está cautivado «por el enfoque del CCC, que nada tiene que envidiarle al teatro oficial; más bien debería ser al revés. Y será mi debut allí y le estoy agradecido a Juano Villafañe y a Manuel Santos Iñurrieta, que son quienes fomentan obras de contenido y, lejos de resignarse, ejercen una resistencia desde el teatro».