La normativa establece un porcentaje mínimo de artistas mujeres en los festivales para garantizar un piso de equidad. Protagonistas y especialistas en temas de género debaten sobre el fin del patriarcado en el tango, el folclore, el rock y el trap.
8 de septiembre de 2020
Juntas a la par. Las integrantes de Fémina, el trío de San Martín de los Andes que fusiona rap y folk, en el último festival Buena Vibra. (Malena Caro)
En épocas de reclamos feministas que ponen en jaque los sistemas de creencias y reformulan el orden establecido, las músicas argentinas, a fuerza de organización y perseverancia, lograron un importante primer paso a favor de la igualdad de género: en noviembre pasado se sancionó la ley de cupo femenino en festivales musicales, que determina que todo evento público o privado del que participen tres o más artistas o bandas debe contar con al menos un 30% de mujeres y disidencias en su grilla.
Crisis sanitaria mediante, por ahora no caben festivales presenciales pero sí virtuales. Como sea, el debate permanece activo. ¿Cómo hacer para que la nueva norma se respete en la práctica? ¿Cuál es el margen para seguir generando inclusión en la industria de la música, tanto arriba como debajo de los escenarios?
«Convoqué a Alcira Garido, gestora cultural y bajista, y juntas estudiamos los 46 principales festivales del país, abarcando las seis regiones culturales. El resultado fue que los escenarios argentinos tenían menos del 10% de presencia de mujeres», relata Celsa Mel Gowland, cantante, fundadora del colectivo Por Más Músicas Mujeres en Vivo y exvicepresidenta del Instituto de la Música (INAMU).
Lejos de paralizarlas, el panorama desfavorable que enfrentaban a comienzos de 2018 las impulsó a luchar por sus derechos. «Con ese estudio en mano convocamos a una mesa de trabajo a músicas de todas las vertientes y edades. Le presentamos el proyecto a la senadora Anabel Fernández Sagasti, quien lo llevó a la Banca de la Mujer, no como proyecto propio sino de las músicas. En las distintas etapas del trabajo se logró el apoyo de las principales entidades de la actividad musical, además de las firmas de 800 músicxs», rememora.
«Lo que hace falta ahora es reclamarle al INAMU, órgano de aplicación de la ley, que entre en acción, que sancione a aquellos festivales que no cumplan con el cupo», opina Alexis Turnes Amadeo, uno de los responsables del Festival Reversible, cuya primera edición se realizó en La Plata del 13 al 16 de febrero y contó con un 66,6% de representantes femeninas y de diversidades, incluyendo artistas como La Charo, Marina Fages y Carolina Peleritti. Para asegurar el cumplimiento, pese a no contar con una estructura que le permita fiscalizar todos los eventos, el INAMU incorporó una sección a su web mediante la cual cualquiera puede denunciar si una producción no acata la normativa.
Punto de partida
La intérprete folclórica Julieta Marucco, que en enero pasó por el escenario de Cosquín, alude a la necesidad de un cambio de mentalidad para lograr una verdadera paridad. «Me ha pasado que me pidan presupuesto porque necesitan “una piba que cante” y no porque consideren que es un proyecto serio. Lo que debería cambiar es que nos dejen de tomar de ese modo y que lo hagan por lo que somos: artistas, laburantes. Tiene que cambiar el enfoque. Porque por el simple hecho de ser mujer desvalorizan nuestro trabajo», advierte la vocalista santafesina, que aclara que no fue el caso del tradicional evento cordobés.
Por este «ninguneo» que habitualmente sufren es que la ley es un punto de partida clave. «Es una primera aproximación a un ejercicio de escucha y de programación de mujeres que no se venía dando con naturalidad. Entonces tuvo que ser obligatorio para que se abra esta brecha. Hay una variedad infinita de mujeres haciendo música, dentro de las cuales cada programador podrá elegir, pero antes se va a tener que tomar el trabajo de escucharlas», observa Marisa Vázquez, cantora de tangos y abogada, quien en 2018 creó el Festival Internacional Feminista de Tango como una manera de poner en valor la producción de las mujeres dentro del género.
Colectivo. Por Más Músicas Mujeres En Vivo. (Prensa)
Si bien a la sanción de la ley le siguieron numerosos festejos, también hubo lugar para algunos cuestionamientos. Como el que postulaba que al no incluir especificaciones en cuanto a horarios y escenarios, se corría el riesgo de que las mujeres quedaran relegadas, como relleno y en posiciones marginales. En este sentido, el evento impulsado por Vázquez redobló la apuesta al proponer una programación compuesta íntegramente por mujeres. «Hubo una convocatoria abierta, que llevó a que hubiera figuras muy prestigiosas y también chicas que recién empiezan», dice sobre la última edición, que se desarrolló el 6 y 7 de marzo en Galpón B.
Por su parte, Turnes Amadeo cuenta que Reversible nació a raíz de los cuestionamientos que recibían otros festivales. «Siempre es fácil criticar pero después, a la hora de proponer, nadie propone nada. Eso es el Festival Reversible, es la forma en la que haríamos un festival como nos gusta, cuidando a les artistas. Y de ahí podés desgranar un montón de cosas, como que en el flyer no hay nadie más grande que otre. Todes tocan la misma cantidad de tiempo, sean más o menos consagrades. No anunciamos la grilla de horarios, porque vemos que en otros festivales a las personas que abren no las va a ver nadie».
En lo que respecta a la versión online del Cosquín Rock, llevado a cabo en tiempos de pandemia el 8 y 9 de agosto, hubo presencia de músicas mujeres y agrupaciones mixtas (Eruca Sativa, Miss Bolivia, Julieta Venegas y Sara Hebe, entre otras). Sin embargo, hay un detalle que llama la atención y que de alguna manera contrasta con lo señalado por Turnes: en los flyers del evento publicados en las redes sociales, si bien la tipografía era la misma para todos los artistas, los primeros lugares estaban ocupados por hombres como Ciro y Los Persas, Rata Blanca, Molotov, Damas Gratis y Louta.
Conquista sin techo
«Es una gran iniciativa, ahora habrá que seguir avanzando en otros terrenos. Creo que toda la industria del rock tendrá que empezar a mirarse a sí misma con una perspectiva de género o quedará anclada en el pasado», advierte Carolina Santos, profesora de Letras e investigadora en temas de género y movimientos feministas. Su reflexión bien puede extrapolarse a otras músicas que, a diferencia del freestyle y el trap, donde la equidad entre artistas parecería darse de manera más natural, comparten una base patriarcal, como el folclore y el tango.
«Los sellos discográficos podrían revisar qué lugar les han dado en sus catálogos a las artistas mujeres y revertir tamaña desproporción. Las radios que difunden rock deberían tener en sus programaciones un criterio de equidad, para que puedan escucharse una mayor cantidad de canciones compuestas e interpretadas por mujeres. También las crónicas, las biografías, los documentales: que se abra espacio para abordar la obra de artistas femeninas», propone Santos, que por estos días trabaja en un libro sobre las mujeres en el rock argentino.
«Estar en un escenario no es la única forma de ser músicx. Lxs compositorxs, lxs arregladorxs, lxs docentxs también lo son. En el terreno de la formación queda una enorme tarea por hacer. Necesitamos una ley de jurados que asegure una escucha con equidad a la hora de otorgar premios, subsidios, becas», advierte Gowland. Turnes Amadeo señala que «todo el ámbito de la música es en su génesis machista, desde el área de management a los sonidistas. Desde ese lugar hay que ganar espacios, ya que la ley de cupo solo contempla músiques».
Para Gowland la clave radica en la cooperación mutua, de lo que la ley de cupo es ejemplo. «Las músicas fuimos apoyadas por la Red de Mujeres en el Sonido, por técnicas y managers mujeres. Todas ellas, que son conocedoras de las particularidades de sus actividades, podrán replicar nuestra ley adaptándola a sus ámbitos. Y nosotras las apoyaremos de la misma manera», anticipa con optimismo, dejando entrever que cuando de lucha por igualdad y derechos se trata, no hay límites ni pausas.