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Deshacer el arte

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Con las redes sociales como aliadas, el ilustrador apela a la crítica social y política para llegar a un número creciente de seguidores. Las ideas como sostén de la creación. Viñetas humorísticas para enfrentar la crisis. Murales en el conurbano bonaerense.

Contenidos. Para el artista, lo importante es que su obra «resuene» en los otros. (Juan Quiles/3estudio)

Ilustrador, muralista, historietista, diseñador gráfico, Matías De Brasi es un todoterreno del arte pictórico. Sus trazos siempre dan testimonio de lo que lo rodea: ya sea en paredes por las distintas localidades del oeste del Conurbano bonaerense, o en las redes sociales con dibujos que critican ácidamente a la hipocresía de la sociedad o al Gobierno de Cambiemos. Estos se han multiplicado a tal punto que la cantante inglesa Joss Stone ha compartido en Facebook algunos de sus trabajos, mientras que su sátira a una ilustración del Ministerio de Producción se viralizó a las pocas horas.
El artista asegura que vive de lo suyo, pero aclara que además de sus producciones también trabaja dando clases en el Taller de Arte Municipal en Morón y como arte-terapeuta con pacientes psiquiátricos, actividades tan valoradas por él como sus propias obras. «Cuando hice el curso de arte-terapia estaba dejando el diseño gráfico y el arte tradicional: las galerías, los museos, vender obras y toda la parafernalia estereotipada del artista occidental. Ahí comencé a plantearme otra manera de habitar el arte. Y empecé a poner más el valor en el acto creativo que en la obra», explica.
Cada proyecto se convierte, entonces, en un puente para encontrarse con sus alumnos o con sus vecinos. «Hay muchos muralistas que terminan haciendo cosas que responden solo a un deseo particular. Nosotros en Ituzaingó le preguntamos a la gente qué les conmueve o qué les gustaría que estuviera en la fachada de sus casas», dice. Derribando la típica imagen del artista encerrado en su estudio, asegura disfrutar del «encuentro» y plantea la participación popular casi como una misión. «Yo trato de deshacer el arte haciendo arte», afirma.
Las ilustraciones de De Brasi, replicadas por cientos en las redes, resultan también un modo de encontrarse con los demás, pero a través de las ideas. Con sus homenajes a las Abuelas de Plaza de Mayo, críticas políticas o sociales, asegura, lo que más le impacta es saber que esos pensamientos están «resonando» en otras personas.

Belleza y denuncia
El arte visual como herramienta crítica tuvo un particular crecimiento en los últimos tiempos, desde la cultura del «meme» hasta publicaciones como Alegría, que nucleó a diversos dibujantes con una visión que cuestionaba la actualidad del país. De Brasi, que participó de su primera edición, cree que la explosión del dibujo contestatario no es casual. «Cuando se está peor es un momento de producción impresionante. Sobre todo porque el humor gráfico cumple una función: pone en evidencia algo que es siniestro de una manera ridícula. Y, más allá de lo que cada uno pueda opinar del Gobierno anterior, Macri vino a poner nuevamente en la escena lo siniestro, lo violento, lo terrible». Al igual que en distintas etapas de nuestra historia, el humor «es una manera de sublimar lo que pasa. Sirve para sacar belleza donde no la hay. Y es una herramienta de denuncia con mucho impacto».
Sus obras también son expuestas regularmente en pequeñas galerías del Conurbano, pero también terminan estampadas en remeras o impresas en carteles rockeros, a partir de su colaboración con bandas como La Bersuit o Agarrate Catalina. Un estadio de Vélez repleto pudo disfrutar de sus animaciones en el recital de No te va a gustar, en 2015.
Sin embargo, aclara que si alguien le escribe «para comentarme sobre la repercusión de mis obras o que vieron un trabajo mío en México, por ejemplo, no me mueve tanto como cuando me hablan de los contenidos. Siempre mis imágenes cuentan algo: para eso trabajo». Y sobre el tema del ego y los artistas, completa: «Cuando el nombre y el personaje están por delante de la obra, estamos al horno».

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