La poeta incursiona por primera vez en la narrativa con El libro de Tamar, un celebrado experimento literario que se puede leer como una biografía novelada que combina memorias, ensayos y versos. Los límites difusos entre la realidad y la ficción.
26 de septiembre de 2018
Nouvelle. El reciente trabajo de la escritora cosechó excelentes críticas y ventas. (Prensa)
La escritora Tamara Kamenszain generó un boom de ventas y de críticas efusivas con su última obra, El libro de Tamar. Ella, que es una prestigiosa poeta y ensayista, deslumbró con esa obra que es su primer intento con la narrativa. A la ligera se la podría calificar como una nouvelle con una fuerte carga autobiográfica. Pertenece a la generación de poetas como Arturo Carrera y Néstor Perlongher, considerados neobarrocos, pero a quienes Perlongher, con su característica ironía, prefirió declarar «neobarrosos». Tamara parece cumplir la profecía irónica de su colega y mete las manos en el barro, en el mejor sentido.
La autora de El texto silencioso, La casa grande, Vida de living, Solos y solas y La novela de la poesía, ganadora de la Beca Guggenheim y de la Medalla Presidencial Pablo Neruda, empieza su texto con la reproducción de una hoja escaneada que consta de una nota manuscrita firmada por su exmarido, el escritor Héctor Libertella, debajo de la cual se lee un poema mecanografiado. «Tamara: emerjo de un sueño con la máxima cantidad de anagramas y combinaciones de tu nombre. ¿Tanta cantidad de bolsones semánticos pueden esconder 5 letras?», se puede leer.
Kamenszain entonces empieza a contar que esa hoja A4 con el mensaje se la pasó él por debajo de la puerta a poco de haberse separado. La hoja traqueteada por el tiempo volvió a aparecer muchos años después, con las cicatrices quizá curtidas de esa relación sinuosa y pasional y con Héctor ya muerto. Esa suerte de poema, escrito en un código íntimo, fue el disparador de esta obra, dividida en capítulos.
Artefacto impreso
La pista encontrada como al azar construye un sistema que trae al presente sus memorias y anécdotas de aquella relación y su entorno. «Intuyo que develar algo de lo que esconde eso que él llamó “bolsones semánticos” es lo que me impulsa ahora a escribir en prosa», confiesa en El libro de Tamar. Ríos de tinta corrieron interpretando este libro sin ningún cuestionamiento sobre si esa página escaneada realmente fue escrita por Libertella. ¿Por qué no podría tratarse solo de un artefacto construido por la propia escritora para justificar su impulso? Se lo preguntamos a Tamara: «Sos la primera persona que me pregunta esto», se sorprende, delatando cierto tono de satisfacción. «Según los parámetros del francés Philippe Lejeune, que escribió el libro El pacto autobiográfico, este testimonio se verifica como real. Pero no se termina nunca la comprobación de eso que sería real. Hoy todo está cambiando, no solo con las tecnologías, sino en los géneros literarios: se habla de ficción autobiográfica. Yo digo que sí es verdadera la nota y el poema, pero me resulta interesante que se pueda pensar que es un artefacto. Y me da a entender que el pacto autobiográfico no existe, no tiene límites, finalmente quizá tampoco es importante».
Lo que se desmarca en la obra es el entramado de la propia escritura que como biografía novelada, libro de amor, memorias chispeantes, despliega un texto medido con sutil sincronía, donde introduce poemas y desafía a la narrativa con miniensayos, haciendo referencias a Julia Kristeva, Sharon Olds o Mark Strain. «Las partes ensayísticas son las que más me costaron. Tratar de darle una vuelta narrativa fue lo más difícil, pero si quien lee no sabe quién es Kristeva, Olds o Strand no es importante. Lo que importa es lo que yo cuento sobre ellos, las anécdotas». La autobiografía se despedaza. El libro de Tamar viene a poner en claro que los géneros puros se contaminan, enriqueciendo la escritura más atrevida del siglo XXI. El libro de Tamar no es una novela histórica pero seguramente marcará un hito en la historia de la literatura en español con su trazo temerario y fronterizo y su sólida verosimilitud: eso más poderoso que la verdad misma.