Opinión

Carlos Heller

Dirigente cooperativista

Hacia una mayor libertad de acción

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Cara a cara. La titular del FMI, Kristalina Georgieva, con Massa en Washington, en el cierre de duras negociaciones.

Foto: NA

Finalmente, el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó por unanimidad el esperado desembolso de 7.500 millones de dólares, lo cual permitió reducir la incertidumbre y seguir construyendo el puente financiero para enfrentar los importantes daños que la falta de lluvias provocó en la producción y las exportaciones agropecuarias.
Precisamente, en el comunicado del FMI se afirma que «los principales objetivos del programa no se alcanzaron, como consecuencia de la sequía sin precedentes y desviaciones de las políticas». Esto último bien puede interpretarse como el resultado de priorizar la atención de intereses sociales urgentes.
Lo cierto es que, tras la gestión del Gobierno, se puede atravesar el proceso electoral sin estar negociando con el FMI. Y a la vez, se podrá contar con mayor poder de fuego para llevar a cabo operaciones en el mercado de cambios.
Desde luego, las obligadas tratativas con el organismo son la consecuencia del irracional megaendeudamiento asumido por el Gobierno de Cambiemos (hoy Juntos por el Cambio –JxC–).

Ultima instancia
Durante su reciente disertación en el Consejo de las Américas, el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, indicó que en el mes de julio «el FMI dejó de ser el prestamista de última instancia». Concretamente, la Argentina «tuvo que resolver los vencimientos frente al Fondo recurriendo a operaciones bilaterales con China en la apertura del segundo swap; con Qatar, que es la primera operación de crédito bilateral que realiza el país; y con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)».
Para los países en vías de desarrollo acaba de concretarse un hito de gran proyección a mediano y largo plazo: la aprobación del ingreso al grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a partir del próximo 1° de enero, no sólo de Argentina, también de otras cinco naciones: Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán.
El ingreso a los BRICS trae consigo beneficios importantes ya que la Argentina pasa a ser miembro del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), que actualmente cuenta con una capacidad prestable de 50.000 millones de dólares, que se ampliaría a 100.000 millones en breve, y que ya posee en ejecución 96 proyectos por 32.800 millones de dólares.
A diferencia de los condicionamientos y la restricción de la soberanía que implica el vínculo con el FMI, la integración al bloque de los BRICS refuerza el trabajo conjunto con naciones con las cuales tenemos fuertes relaciones comerciales y financieras. Se abre así la posibilidad de construir un contrapeso para la hegemonía que ostentan las grandes potencias occidentales.

Diferencias
A diferencia de las propuestas que presentan las agrupaciones neoliberales o de ultraderecha, la relación con países «en desarrollo» nos puede permitir, entre otras posibilidades, apuntar a salir del verdadero «cepo», que es el FMI, permanente promotor de medidas de ajuste y de desigualdad social.
La buena noticia del ingreso al grupo BRICS solo es rechazada por quienes alientan senderos de liberalización comercial y financiera, sin medir el daño en las pymes y la industria local; políticas de reducción de salarios y jubilaciones; achicamiento del Estado aún en áreas clave como Salud y Educación; y la privatización de empresas públicas.
«Argentina en nuestro gobierno no va a entrar en los BRICS», dijo en el Consejo de las Américas Patricia Bullrich, candidata de JxC, mientras que Javier Milei (La Libertad Avanza) adelantó que «nuestro alineamiento de geopolítica es Estados Unidos e Israel. Nosotros no nos vamos a alinear con comunistas».
En rigor, como dijo el presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, «la diversidad (del bloque) fortalece la lucha por un nuevo orden, que se adapte a la pluralidad económica, geográfica y política del siglo XXI».
La pertenencia de la Argentina a ese Sur Global marca una mayor libertad de acción en un mundo «más complejo que la mentalidad de la Guerra Fría que algunos quieren restaurar», sentenció Lula.

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