Humor | Por Santiago Varela

La motosierra

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Santiago Varela

–Mirá –me dijo el Flaco Tarántula mientras tomábamos un café… con dos pajitas–, esto de que quieran acabar con el Estado me angustia un poco.
–¿Por qué?
–El otro día me paró una promotora por la calle y noté que se están preparando para liquidar todo lo público –contestó preocupado.
–¿Qué te ofreció? ¿Venderte el Obelisco?
–Peor, me ofreció una empresa de bomberos: «La Manguera Vivaracha S.A.» –y sacando un folleto se puso a leer–: «Primera empresa privada de bomberos. Apagamos incendios a domicilio. App sin cargo». Ahora escuchá la lista de precios: «Incendio en inmueble de hasta dos plantas con equipo estándar: una autobomba y dos mangueras: 500 australes».
–¿Australes?
–Sí, es raro –respondió–. Me parece que son folletos de la época de Menem que los están reciclando. Aquí hay una aclaración, mirá –me muestra–: «Donde dice australes debe leerse dólares… y debe multiplicarse por cuatro». Sigo: «Adicional por piso alto 100 australes. La escalera, si quiere, la pone el cliente, si la llevamos nosotros son 50 australes más. La tarifa incluye 60 metros de manguera, si tenemos que usar más, cobramos un adicional por metro. Para incendios nocturnos, sábados, domingos o feriados hay un pequeño plus del 120%. Forma de pago 50% con la llegada de la autobomba y el resto contra incendio apagado o derrumbe de la casa, lo que suceda primero. Aceptamos todas las tarjetas, incluso efectivo».
–Y sí, Flaco, si no tenés guita, fuiste. Chau Estado, vienen con la motosierra.
–Ya sé, Dolape. A mí lo que me preocupa es ¿hasta dónde van a llegar, qué más son capaces de hacer si llegan a ganar?
–Negocios van a hacer. ¿Qué otra cosa pensás que van a hacer? El neocapitalismo no es una ideología –afirmé–, ¡es un forma de hacer negocios! Y la gente que no necesitan, a los chanchos…
Así estábamos cuando se nos acerca un tipo y en voz baja nos dice:
–Tengo en oferta un riñón, poco uso, incluye colocación, tres cuotas sin interés.
–Gracias, riñones tengo –contesté.
–¿Un hígado tal vez? Un poco graso, pero se la banca.
Como vio que no había pique, se despidió y se fue a la mesa de al lado a ofrecer un combo de un sobre de esperma deshidratada más un voucher para quinto grado, turno tarde.
–Mirá, Flaco –dije retomando la charla–, a veces pienso que el eslogan este de achicar el Estado, que la necesidad del otro es un problema del otro, que si tenés apendicitis comprate un bisturí, un espejo y una curita, lo hacen para fundir al país, vaciarlo y venderlo desocupado.
–¿Te parece?
–Posta –concluí metafísico, mezcla de sabihondo y de suicida.

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