27 de marzo de 2022
Valores de referencia para el pan y la harina y la obligación de retrotraer precios de algunos productos apuntan a disipar las alarmas por remarcaciones.
El crecimiento de la economía en 2021 y en lo que va de 2022 tiene varios correlatos. Entre los principales, admiten en el Gobierno, figura la inflación, pero también se destaca una clara tendencia ascendente de la masa salarial y de la ocupación (formal e informal). Esta situación, en alguna medida morigera el impacto de la carestía, fenómeno agravado en las últimas semanas y que curiosamente es agitado por analistas neoliberales como muestra del fracaso de la política oficial.
En rigor, lejos de minimizar el fuerte impacto coyuntural de la suba de precios en los sectores populares, la reacción oficialista ante el flagelo incluyó un conjunto de dispositivos para poner paños fríos, aun cuando hay factores foráneos incontrolables, que vienen provocando una escalada en todo el planeta, sin excepciones.
El descenso en el ritmo de suba del costo de vida será visible, en el mejor de los casos, recién a mediados de año. Y eso ilustra el grado de daño que provocan (en asalariados, jubilados, trabajadores informales y pymes) los ataques especulativos y los elevados márgenes de ganancias de los productores, industriales e intermediarios de mayor injerencia en mercados altamente concentrados.
Esa voracidad oligopólica es a su vez convalidada por segmentos sociales con mayores ingresos y capacidad de consumo. La situación, en todo caso, es crítica para la mayoría de la población, que si no se ubica en la indigencia o la pobreza ve a diario cómo disminuye su poder adquisitivo. Frente a esa realidad tangible, los funcionarios añaden elementos para completar el análisis, como es la referencia al ascenso en la masa global de salarios.
La clara recuperación del empleo formal en el último año, más allá de los niveles prepandemia, explica la baja de la desocupación al 7% en el cuarto trimestre de 2021, como no se veía desde 2015. Ese fortalecimiento de la masa laboral (récord de empleo registrado), junto con las negociaciones paritarias, deberían ser la base para no seguir perdiendo terreno frente a la carestía impuesta por la estructura económica, que mantiene la regresividad en la distribución de ingresos, consideran en el Ministerio de Economía. Admiten además que la larga crisis heredada de la gestión macrista y la posterior pandemia impidieron avanzar en estas materias de fondo.
En cuanto al delicado momento actual, cuyo efecto inmediato es el aumento de las desigualdades y con «aumentos inexplicables, de hasta 30% en tres días», como definió el secretario de Comercio, Roberto Feletti, el Gobierno ideó un mix de respuestas urgentes.
Maniobras especulativas
El Banco Central, por lo pronto, destacó que el acuerdo con el Fondo Monetario ancló las expectativas de macrodevaluación, ya que el refuerzo en las reservas aleja el riesgo de crisis de balanza de pagos y de saltos abruptos del tipo de cambio.
También se fijaron precios de referencia para el pan, los fideos y la harina a valores de febrero. A tal fin se otorgarán subsidios que serán fondeados con lo obtenido por la suba de retenciones a la exportación de harina y aceite de soja.
«Los 350, 360 millones de dólares aportados por las mayores retenciones permitirán mantener estabilizado el precio del trigo en 25.000 pesos la tonelada, con lo cual la molinería puede poner la bolsa a 1.150, cuando había llegado a tocar los 2.000 pesos», remarcó Feletti.
El esquema incluye créditos por 8.000 millones de pesos a tasa subsidiada para que los molinos puedan acelerar la compra de trigo para producir harina.
Se anunciaron asimismo valores tope para una canasta de alrededor de 60 productos en comercios de cercanía, desde el próximo 7 de abril, si bien algunos observadores, en este caso, relativizaron la eficacia de la medida, debido a la elevada informalidad del sector.
Por otra parte, se sigue trabajando en la creación de una empresa estatal de alimentos, con participación del Mercado Central. Feletti advirtió además que se prevé aplicar la Ley de Abastecimiento, luego de denunciar la violación de los compromisos asumidos por 12 grandes grupos, industrias y supermercados con respecto al programa de Precios Cuidados.
«El ataque en las góndolas, frigoríficos exportadores que no quieren abastecer, maniobras especulativas con la harina, creo que todo el mundo está jugando y eso requiere un ordenamiento», remarcó el secretario. Admitió, sin embargo, que el índice de precios de marzo «va a ser malo», aunque «el de abril va a empezar a pegar un descenso».