18 de marzo de 2025
Qué mide y evalúa el indicador económico que todos nombran, pero del que poco se sabe. Componentes, crecimientos y caídas.

Consumo. Acumuló una retracción de 13,9% en 2024, uno de los peores años de las últimas dos décadas.
Foto: Jorge Aloy
En los últimos 45 años, para no remontarnos aún más atrás, políticos y funcionarios dejaron durante su gestión, cientos de frases que pronto pasaron a integrar el vocabulario popular argentino. Desde «El que apuesta al dólar, pierde» en 1981, pasando por «Felices Pascuas: la casa está en orden» (1987) y «Síganme, que no los voy a defraudar» (1989); hasta «En este país tenemos que dejar de robar por lo menos dos años» (1996), «Dicen que soy aburrido» (1999) y «El que depositó dólares, recibirá dólares» de 2002. Ya en el nuevo siglo, «¿Por qué estás tan nervioso, Clarín?» (2009) y el «Veníamos bien, pero de golpe pasaron cosas», de 2018, quizás la frase que más se instaló en el léxico nacional fue «se robaron un PBI». Su creador fue el valijero Leonardo Fariña, que no ocupó ningún cargo público, quien acuñó la frase de tal forma que cualquier ciudadano argentino −cualquiera sea su filiación política− la reconoce con total facilidad. De acuerdo al cálculo del triple arrepentido, especialista en sacar dinero del país, los Gobiernos kirchneristas durante sus 12 años de gestión habían desviado fondos públicos a sus cuentas personales por US$ 1.200 millones. De ahí el origen de la frase, amplificada por los medios de comunicación hegemónicos para estigmatizar a un sector político, que es una forma sofisticada de poner en números la supuesta corrupción de un Gobierno. Un cálculo que como mínimo impresiona como «flojo de papeles».
Toda esta introducción para hablar de cálculos y de PIB. Entonces, bien. ¿Qué es el Producto Interno Bruto o su acrónimo PIB?, ¿cómo se calcula?, ¿para qué sirve? y ¿qué muestra o refleja?
El PIB es un indicador económico que refleja el valor del conjunto de todos los bienes y servicios finales producidos en un país durante un período de tiempo, en general un año. Es importante porque mide el tamaño de la economía y nos dice qué aportan los habitantes de un país al modelo. Además, sirve también para comparar economías, entender las dinámicas de crecimiento y/o desarrollo económico y para planificar políticas económicas. Junto con el desempleo y la inflación, son los agregados económicos principales. Existen distintas metodologías o enfoques para medirlo, pero todas ellas tienen en cuenta los productos (bienes y servicios) y sus respectivos precios.
Su cálculo (por la vía del gasto), supone la suma de cinco componentes: consumo, inversión, gastos del Estado y exportaciones netas (exportaciones menos importaciones).
Qué es qué
A partir de los diferentes tipos de gastos realizados en una economía, la fórmula es la siguiente: PIB = C + I + G + X – M.
Donde el Consumo (C) es el gasto en bienes −durables y no durables− y servicios. Respecto a los primeros, van desde un vehículo o una heladera, hasta comida, combustible y medicamentos, que hacen las familias. Mientras que los servicios incluyen desde, por ejemplo, atención sanitaria, los trabajos de un plomero o un contador, hasta servicios públicos que consumen quienes habitan el país. La inversión (I) es el gasto que realizan las empresas para producir bienes y servicios, que se expresa en equipos de capital, maquinaria e inventarios, entre otros.
En tercer lugar, el gasto público (G), entendido como el total de gastos que realiza el Gobierno para comprar bienes y servicios con el objetivo de cumplir su función social. Este componente es muy relevante, ya que, en términos simples, es el total de gastos que el Estado realiza para garantizar los derechos de los ciudadanos, como educación, salud, seguridad, y proveer bienes y servicios, servicios públicos y obras públicas, de la que se beneficia el total de la población.

Importaciones de bienes intermedios. Las compras al exterior de los productos que se utilizan para fabricar otros bienes cayó un 19,1%.
Foto: NA
Involucra desde el funcionamiento del Estado (administración general, defensa y seguridad, y justicia) hasta los servicios sociales, compuesto por cultura, ciencia y técnica, salud, agua potable y alcantarillado, vivienda y urbanismo, promoción y asistencia social, previsión social –la de mayor relevancia e incidencia en los gastos del Estado, ya que incluye jubilaciones, pensiones y programas sociales− trabajo y otros servicios urbanos. Además, los servicios económicos, que incluyen producción primaria (ecología y medio ambiente y agricultura), energía y combustible (de mayor relevancia), industria, servicios (comunicación y transporte), y otros (Comercio, Turismo, Seguros y finanzas, y otros servicios); en cuarto lugar, los servicios de la deuda pública, que son los pagos que se realizan para cubrir las obligaciones financieras contraídas por el Estado.
El último componente del PIB es el gasto que realiza el sector externo, denominado exportaciones netas: el valor de las compras de bienes nacionales realizadas por residentes extranjeros (X exportaciones) menos el valor de las compras de bienes extranjeros por parte de los residentes (M importaciones).
El Producto Interno Bruto (PIB) de un país crece cuando aumenta la producción de bienes y servicios. Como consecuencia, se incrementan el consumo, el gasto y la inversión. Por el contrario, el PIB cae cuando el consumo y la inversión disminuyen, cae la demanda e impacta en la generación de empleo y acelera la destrucción de puestos de trabajo. Los economistas refieren que un país entra en recesión cuando la tasa de variación del PIB es negativa durante al menos dos trimestres consecutivos.
De acuerdo con el Banco Mundial, el valor del Producto argentino representa el 0,61% de la economía mundial, y es la tercera economía del continente, detrás de Brasil y México. En 2023 el PIB nacional fue de US$ 646.000 millones, y mostró una caída del 1,6% respecto al año anterior. 2024 mostrará por segundo año consecutivo una caída del PIB, del orden del 1,8%, que sin el aporte extraordinario del agro −pos sequía histórica de 2023− llegaría a −4%.
En enero pasado, las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) estimaron que la economía argentina será una de las cinco de mayor crecimiento del mundo en 2025, con un aumento del 5% de su PIB. Aun de cumplirse el vaticinio del Fondo, la economía nacional estará a fin de este año apenas 0,2% por sobre los niveles del Producto de 2022. Con viento a favor, en este contexto internacional de incertidumbre total, recién en 2026, si se mantiene el ritmo del 5%, la economía superaría el nivel de 2022. Pero sin alcanzar todavía el de 2021, cuando el PBI recuperó casi todo lo que había perdido en el año de la pandemia, 2020. En las últimas cinco décadas, Argentina parece estar inmersa en una partida eterna del juego de la oca, donde los dados la llevan una y otra vez a la casilla 58, aquella que lleva al jugador a volver a comenzar desde la casilla 1.