Voces

Cambio de época

Tiempo de lectura: ...

Caída de la demanda interna, apertura de importaciones, incremento de tarifas de servicios públicos, suspensiones y desempleo son algunos de los temas que el economista analiza en el marco de la implementación de las nuevas políticas económicas del gobierno nacional.

Para el economista Jefe del Credicoop los desafíos que enfrentan hoy las pequeñas y medianas empresas son los ejes desde los cuales partir para analizar la realidad económica y social del país.  «La caída de la demanda interna, la apertura de importaciones y el incremento de las tarifas de servicios públicos configuran un combo muy peligroso» para las mayores generadoras de empleo, sostiene el también vicepresidente del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) y profesor de la Universidad de Buenos Aires.  
«Hay dos grandes temas que van a tener que enfrentar las pymes: la caída de la demanda interna y el incremento de las importaciones –con una apertura total– que compiten deslealmente con las pequeñas y medianas empresas. Sabemos lo que sucede cuando se abren las importaciones y cómo impactan en las pymes, porque ya lo vivimos durante los 90, y con los pocos datos que existen hasta hoy, queda claro que está sucediendo lo mismo. Las importaciones de bienes de consumo, en cantidades, han aumentando significativamente, no así medidas en precios, porque los precios han ido bajando, lo cual es más grave aún, porque hay deflación a nivel internacional y un aumento de costos para las pymes, que tienen que enfrentarse a esa competencia desleal. Esta es una situación muy preocupante para el sector».
–Descenso del consumo interno y aumentos de tarifas de servicios públicos.
–Así es, reducción de la demanda doméstica. Y hay que ver qué sucede con las tarifas públicas. Pero más allá de lo que suceda con las tarifas, la meta de este gobierno es reducir la totalidad de los subsidios y, por lo tanto seguir avanzando con los aumentos muy por encima de la inflación. Y eso impacta directamente sobre la estructura de costos de las pymes y también de muchas empresas de la economía social. Pone a muchas al borde de la viabilidad, porque son aumentos espectaculares. Están agredidas por todas partes. Sumado a esto, el aumento de tarifas también ataca la capacidad de consumo de sus compradores. Obviamente se van a enfrentar con un panorama complicado, pero no solo las pequeñas empresas, sino también algunas medianas.
–Pero el oficialismo dice defender a las pymes, incluso presentó una ley de Fomento en el Congreso.
–El gobierno puede argumentar que sacó una Ley de Fomento para Pymes, pero en definitiva esta norma no impacta significativamente en el sector. Uno podría decir que esta ley iría bien para la gestión anterior, donde la economía crecía y se daba un auxilio a las pymes con problemas. Pero lo que hoy se necesita es una verdadera ley de emergencia. Y lo primero que debería haber estado en una nueva norma es el tema de las tarifas, cómo resolverlo y dar posibilidades de encararlo. Y no está. Por otro lado, la mayoría de los beneficios impositivos son para descontar del pago de ganancias. Pero precisamente, el gran problema es que ahora la gran mayoría de las pymes no está teniendo ganancias. Además, también afecta directamente a las empresas de la economía social. Las cooperativas están exentas del impuesto a las ganancias. Lo lógico es que se hubiese incorporado una norma específica para las cooperativas que permitiera descontarlo del impuesto al capital de las cooperativas. Los legisladores cooperativistas propusieron otras alternativas, como  descontar de bienes personales y, eventualmente, en situación de emergencia, de los aportes previsionales.
–Sin embargo, tras algunas modificaciones en Diputados, la nueva ley extendió la vigencia de los Repro (los subsidios a los salarios de empresas privadas en problemas), puestos en marcha durante el gobierno anterior.
–Si, así es, pero por ejemplo, las cooperativas de trabajo no están alcanzadas por los Repro y esta nueva «ley de fomento» no modifica tal  situación. Además, sacan esta norma para pymes, pero también sale la denominada Ley Ómnibus que, entre otras cosas, establece un amplísimo perdón fiscal, aduanero y previsional para todas las empresas, todas. Esta facilidad a las pymes les viene muy bien, pero también beneficia a las grandes empresas. Y como sabemos, las grandes empresas no pagan impuestos, no porque les complique la rentabilidad, sino porque lo utilizan como un instrumento de financiación. Aquí se da una idea clara de cuál es el sector que se busca beneficiar con este entramado, que está muy lejos de lo que el presidente Mauricio Macri dijo acerca de que el Estado tiene que ser el canchero, preparar el campo de juego. Bueno, se está preparando todo el evento deportivo, como sucedió en los 90, para así rearmar toda la estructura normativa y tributaria para beneficiar significativamente a las grandes corporaciones.
–Y los datos muestran que las suspensiones y el desempleo son muy importantes.
–El nivel de suspensiones creció significativamente. Según datos de la Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo de la Nación, durante el primer trimestre de 2016, la tasa de suspensiones superó el  5% del total de la masa laboral. Si buscamos los primeros trimestres de años anteriores, al que más se aproxima es de 2009, con la crisis internacional a pleno, que no llega al 4,5% del total de la masa laboral. Entre paréntesis, un 2009 en el que el Indec dijo que la producción cayó un 9%. Si ese nivel de suspensiones coincidía con una caída del 9%, hoy, un nivel de suspensiones mayor al 5% preocupa en cuanto a los verdaderos niveles de la producción. Son suspensiones, no son despidos, pero es un indicador de verdaderos problemas laborales. Es un alerta.
Si bien es difícil analizar datos de desocupación, porque el Indec aún no los publicó, hubo datos acerca de puestos de trabajo que fueron muy interesantes y a la vez muy criticados por los analistas.
–¿Por qué?
–Si tomamos la información del Indec, donde compara el primer trimestre de 2016 con el mismo trimestre de 2015, da un crecimiento del 1,2% de puestos de trabajo. Porque en 2015 creció mucho –a pesar de lo que dicen los oficialistas–, y desde ese pico, ahora está cayendo. Mientras que si se mide el primer trimestre de 2016 con el cuarto trimestre de 2015, hay una caída importante en la cantidad de puestos de trabajo.

–¿El Indec con nuevas autoridades sigue sin publicar datos confiables?
–Son datos extraños. Porque si se toma el total informado por el Indec este año del empleo de 2015 respecto a 2014, da un incremento del 2,7%. Mientras que la producción, también según el Indec, creció un 2,4%. Se mantiene una relación. Ahora, ¿qué pasa con el primer trimestre de 2016? Siempre según el Indec, la producción creció un 0,5% –cifra cuestionada también– y el empleo creció un 1,2%. ¿Qué pasó? Se triplicó el ritmo de crecimiento del empleo respecto a la producción. No sé, genera un poco de dudas. Otro ejemplo es el caso del Estimador Mensual Industrial del Indec. Cuando uno analiza los sectores que evidencian crecimiento durante este último período, en todos los que crecen no hay un comentario por parte del Indec de las razones por las cuales crecen, salvo Alimentos y Bebidas que es un rubro importantísimo que no puede obviarse. Y en el sector textil, dice que se aumentaron los stocks porque la demanda fue menor a la que efectivamente preveían. Pero eso no justifica un incremento del 12%, como marca el organismo. Es muchísimo. Hay cifras que todavía no se pueden analizar o corroborar con los propios datos del Indec. Es un tema muy llamativo. El propio subdirector periodístico de El Cronista Comercial, Hernán de Goñi, dice en una nota de opinión: «El tamaño de la economía medido en pesos por el Indec es un número elástico, por ponerle un adjetivo elegante». Incluso los que respaldan al gobierno tienen grandes dudas sobre las cifras del organismo estatal. Es cierto que históricamente el valor del PIB en pesos corrientes siempre fue muy cuestionado, porque está muy afectado por las cifras de inflación que se toman, pero dicho en una columna de opinión en un momento determinado, por un medio amigo, es llamativo. En definitiva, esto nos lleva  a otro tema, porque De Goñi lo dice con relación al déficit fiscal y sus tensiones, que llevan a los analistas del propio establishment a pronosticar que no se va a cumplir este año con el 4,8% que anunció el ministro de Hacienda.
–¿Aquel anuncio de Prat Gay en conferencia de prensa donde señaló que el déficit fiscal de 2015 fue del 7%, pero que luego el mismo ministro dijo que era del 5,4%?
–Sí, pero aún hoy varios analistas continúan tomando como referencia aquel primer dato del 7%. Evidentemente hay toda una intencionalidad en cuanto a las cifras del déficit, a lo que implica en lo político y a justificar las políticas de ajuste.
–Sin embargo, con la implementación de esas políticas de ajuste, la caída del crecimiento es un hecho.
–Hay un consenso entre los economistas de que este año va a haber caída. A pesar de que al principio muchos profesionales del establishment daban algún crecimiento, cercano al 1%, 1 y pico, hoy nadie da positivo. Incluso se manejan en la franja del -1,5% y del -2,5%. Pero dan un crecimiento muy elevado para 2017.
–¿Es posible ese crecimiento?
–En parte sí, por la fuerte caída en 2016, una recuperación pequeña ya impacta. Desde el gobierno hablan de un 4%, incluso los datos proyectados del reporte de Consensus Forecast, que utiliza el Banco Central, da un 3%, 3,5% de crecimiento.
–¿Y se explicaría también por la «lluvia de inversiones»?
–El tema de las inversiones externas tiene dos cuestiones. ¿Van a venir? Se esperaba que llegaran en el segundo semestre, por eso desde el gobierno se hablaba de que desde el segundo semestre iba  a haber una recuperación. Pensaban que vendrían las inversiones, esa llegada crearía un buen ánimo y la economía se recuperaría. Bueno, las inversiones no llegaron. El otro tema es que si vienen, van a exigir una gran cantidad de beneficios de todo tipo, entre ellos la baja de costos laborales. Es muy interesante lo que le dijo el titular de la automotriz Mercedes Benz a Mauricio Macri después de que le anunciaran una inversión de 150 millones de dólares en la filial argentina. «Advirtió –dice en La Nación– que la productividad de la empresa en el país es baja respecto del resto de la región, lo que ponía en riesgo futuros desembolsos». Es un condicionamiento muy fuerte: invierten porque el país viene de una muy buena situación, pero lo que efectivamente quieren es la reducción de costos laborales, entre otros temas. Esto indica qué privilegios van a exigir las grandes empresas para que ingrese inversión extranjera.
–En ese rumbo fue el discurso de Macri en Tucumán durante la conmemoración del Bicentenario de la Independencia, en donde habló del ausentismo y la productividad laboral.
–Efectivamente está en ese marco. Y el veto a la ley antidespidos por parte de Macri fue una indicación bien clara de esta idea. Todo se orienta a una flexibilización laboral que seguramente se profundizará luego del próximo año, que es año de elecciones.

 

Estás leyendo:

Voces

Cambio de época