En plena recesión económica global, las más poderosas multinacionales tecnológicas incrementaron sus ganancias a ritmo acelerado. En este contexto, la Unión Europea, entre otros, propone gravar a los gigantes del sector. Desempleo juvenil y COVID-19.
10 de junio de 2020
Comercio electrónico. Las ventas del principal portal superaron sus proyecciones. (Eric Piermont/AFP/Dachary)La pandemia del coronavirus provocó un colapso económico mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta una caída del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) global en 2020, un retroceso mucho mayor que el registrado durante la crisis financiera de 2008-09. Según esta proyección, la contracción económica más importante se concentraría en las naciones desarrolladas (-6,1%), mientras que la locomotora del mundo (China) cerraría el año con un magro crecimiento del 1,2%. Por su parte, la Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL) estimó que la economía latinoamericana caerá un 5,3%. Un retroceso de ese tipo empeoraría los registros previos más desfavorables: 1930 y 1914, con -5% y -4,9% respectivamente. El organismo estima que este año, la pobreza afectará al 34,7% de la región, es decir, a 214,7 millones de personas. Las postales de esta crisis son impactantes. Por caso, 41 millones de estadounidenses solicitaron el subsidio por desempleo en los últimos dos meses y los economistas de Goldman Sachs calculan que la tasa de desempleo ronda en la actualidad el 22% en Estados Unidos. Es necesario remontarse a la crisis de 1930 para encontrar valores similares.
La intuitiva idea de que todos pierden en época de crisis resulta equivocada, ya que la debacle general coexiste con algunos pocos jugadores que aprovechan el «río revuelto». Por ejemplo, los gigantes tecnológicos (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) se perfilan como los grandes triunfadores en tiempos de coronavirus. Pero en realidad, la pandemia no hizo otra cosa que reforzar tendencias previas. El caso de Amazon es paradigmático. Las ventas del gigante del comercio electrónico superaron las proyecciones más optimistas que habían sido trazadas para los primeros meses de 2020. «Un aumento en la demanda ha llevado el negocio a niveles cercanos a la temporada alta de vacaciones, debido a que muchos millones de personas permanecen en el interior de sus hogares», señaló el diario británico The Guardian. El aumento de su facturación se tradujo en un fuerte incremento en el valor de las acciones de la empresa y el ceo de la compañía (Jeff Bezos) aumentó su fortuna en 24.000 millones de dólares como consecuencia de ese rebote bursátil. Algo similar está ocurriendo con otros multimillonarios, según datos aportados por el portal alemán de internet Telepolis. El contraste no puede ser mayor: mientras millones de norteamericanos se quedan sin empleo, la fortuna de los magnates estadounidenses aumentó un 10% (282.000 millones de dólares) desde mediados de marzo.
Tributos
La mayoría de los países del mundo implementaron inéditos paquetes de estímulos fiscales y monetarios para moderar el derrumbe económico provocado por el COVID-19. En ese marco, también se multiplicaron distintos tipos de iniciativas para reforzar los ingresos tributarios estatales. Por ejemplo, el Partido Demócrata italiano propuso incrementar la alícuota del impuesto a la renta de las personas físicas en un 4% para los que ganan más de 80.000 euros anuales y un 8% para las rentas superiores al millón de euros. Asimismo, el partido del español Iñigo Errejón propone incrementar el impuesto a la renta (sube al 60% la alícuota para ingresos superiores a los 600.000 euros anuales) y al patrimonio. Por su parte, los economistas Gabriel Zucman, Emmanuel Sáez y Camille Landais promueven un «impuesto COVID» que recaería sobre el 1% más rico de los residentes europeos, que tendría una alícuota creciente: 1% para las personas con más de 2.000 millones de euros de patrimonio, 2% para más de 8.000 millones y 3% para los que superen esa cifra. Según los especialistas, el tributo podría recaudar el 1,05% del PIB de la Unión Europea (UE) cada año.
La UE también puso bajo la lupa a los gigantes tecnológicos. Según la Comisión Europea (CE), las empresas digitales pagan en promedio impuestos efectivos del 9,5% en la Unión, mientras que las tradicionales tributan el 23,2%. Los funcionarios europeos sostienen que las grandes empresas de Silicon Valley desvían ganancias a jurisdicciones con bajos niveles de tributación utilizando complejos entramados fiscales, y en ese marco, la CE analiza la posible instrumentación de un impuesto tecnológico. El antecedente más cercano fue la denominada «tasa Google» aprobada por el Gobierno francés en julio de 2019. Esa ley establecía una tasa del 3% sobre la facturación de las multinacionales tecnológicas y desató una fuerte disputa con el presidente estadounidense Donald Trump, quien amenazó con subir un 100% los aranceles de las importaciones provenientes de Francia. A principios de este año, Trump y el mandatario francés Emmanuel Macron acordaron un impasse hasta que la OCDE se expida sobre la viabilidad de una tasa global GAFA (acrónimo de Google, Apple, Facebook y Amazon). La precaria tregua vence a fines de este año.
Más allá del tema tributario, la CE trabaja en el diseño de un fuerte marco regulatorio para limitar el poderío de las multinacionales tecnológicas. En tal sentido, la Comisión ya tiene preparado un borrador de Ley de Servicios Digitales que será sometido a debate en el ámbito comunitario. «Cuando alguien juega un papel tan grande en nuestra sociedad, nuestra democracia o nuestra economía, no podemos simplemente quedarnos de brazos cruzados viendo cómo estos gigantes tecnológicos moldean nuestras vidas y valores», señaló el comisario de Mercado Interior europeo, el francés Thierry Breton.