22 de julio de 2015
Tras 17 meses de caída, la venta de automóviles nuevos y usados registra un repunte que hace crecer las expectativas del sector. Pronósticos del FMI y nuevas embestidas de los fondos buitre.
Pese a los pronósticos que auguraban que el mercado interno de automóviles 0 km seguiría en baja durante todo 2015, y que tenía un claro fundamento en la caída acumulada del 17% durante los primeros cinco meses del año, los últimos datos difundidos por la Asociación de Concesionarios Automotores (Acara) revelan un cambio de tendencia. Los 56.315 vehículos patentados en junio representan una suba interanual del 5,6%.
La caída interanual en las ventas durante los primeros meses del año fue de 39% en enero, 26% en febrero, 4% en marzo, 2% en abril y 15% en mayo. El incremento interanual de junio es el primero registrado desde el lejano diciembre de 2013. Las ventas –señala el informe de Acara– se incrementaron en la totalidad de las categorías ofrecidas por las concesionarias (automóviles comerciales, livianos y pesados). Mientras que el 45% de las unidades vendidas son de origen nacional, el resto son importados mayoritariamente desde Brasil. Se entiende por producción nacional al ensamblaje y la utilización de insumos nacionales, con una integración local cercana al 17%.
Por otro lado, las ventas de autos usados crecieron también un 28,43% respecto a igual mes de 2014, al sumar 151.379 unidades contra 117.868 vehículos del período anterior, informó la Cámara del Comercio Automotor (CCA). En consecuencia, la comercialización de este tipo de unidades se incrementó cerca de un 5% durante el primer semestre. Las terminales automotrices también cerraron un buen mes. Los 54.119 vehículos fabricados representaron un incremento interanual del 6,3%. La recuperación productiva estuvo asentada en el mayor dinamismo del mercado interno. Por el contrario, las exportaciones retrocedieron un 18%, en términos interanuales, como consecuencia de la retracción de la demanda brasileña. La perfomance en el primer semestre del año acumula una caída del 12,4%.
Sin embargo, las terminales y concesionarias son moderadamente optimistas acerca del futuro inmediato. Proyectan un crecimiento de las ventas en el mercado interno para los meses venideros. En ese sentido, el sector automotor celebró la decisión oficial de elevar el precio mínimo sobre el que se aplica el impuesto interno a los autos de alta gama. El decreto 2.578 había establecido una alícuota del 30% para aquellos vehículos que superaran el precio (de salida de fábrica) de 195.000 pesos, y del 50% para los que tuvieran un valor superior a los 241.000 pesos. Los nuevos valores para la aplicación del impuesto alcanzan los 225.000 y 278.000 pesos, respectivamente. Además, el Gobierno redujo la alícuota del impuesto para los autos de origen nacional, que será del 10% (entre un precio de 225.000 y 278.000 pesos) y del 30% (mayor a 278.000 pesos), suplantando la alícuota general (30% y 50%, respectivamente).
Por el lado de las exportaciones, los pronósticos son más pesimistas, ya que la recesión económica brasileña conspira contra las posibilidades de la industria automotriz nacional. La presidenta Dilma Rousseff admitió que su país «atraviesa un contexto extremadamente duro». Y los datos así lo demuestran: el desempleo creció un 18% entre marzo-mayo, en términos interanuales, quedando la tasa de desocupación en el 8,1%. La retracción económica del país vecino representa una muy mala noticia para el sector automotor argentino ya que el 80% de las exportaciones tiene como destino ese mercado. Las exportaciones acumuladas durante el primer semestre de 2015 muestran una caída del 22,8%, en términos interanuales. Por lo pronto, las autoridades argentinas renovaron el Acuerdo de Complementación Económica con Brasil que regula el comercio automotor bilateral. Este contempla un coeficiente «flex» de 1,5 sin pago de impuestos, es decir que por cada dólar que Argentina exporta a Brasil en autopartes y vehículos, la industria automotriz local puede importar hasta 1,5 dólar de producción brasileña.
Viento de frente
La recesión brasileña no es el único dato negativo para la economía argentina. El último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica una desaceleración económica para los países emergentes y en desarrollo. «La desaceleración ininterrumpida del crecimiento refleja varios factores, entre ellos, la caída de los precios de las materias primas y el empeoramiento de las condiciones financieras externas, los cuellos de botella estructurales, el reequilibramiento de China y las tensiones económicas relacionadas con factores geopolíticos», sostiene el trabajo del FMI. La principal retracción sería de Rusia, con una caída del 3,4%, escoltada por Brasil con una merma del 1,5%.
De acuerdo con el organismo financiero multilateral, las economías emergentes tendrán un crecimiento económico cercano al 4,2% este año, luego del 5% de 2013 y del 4,6% del año pasado. Ese incremento, por encima del promedio mundial, se debe fundamentalmente al desempeño de China e India, ya que la proyección del Fondo es que crecerán un 6,8% y 7,3% anual, respectivamente. Mientras que las estimaciones para América Latina y el Caribe muestran un resultado positivo de apenas el 0,5%.
La estrategia argentina ante ese fuerte «viento de frente» se enfoca en sostener la fortaleza del mercado interno. El impulso al consumo está siendo apuntalado con las recomposiciones salariales, los incrementos en las asignaciones familiares y Asignación Universal por Hijo, el programa Ahora 12 y la incorporación de más de 500.000 nuevos beneficiarios previsionales.
El propio Banco Mundial (BM) revisó a la suba las proyecciones de crecimiento de la economía argentina. El organismo financiero, que había estimado inicialmente una caída del 0,3%, proyecta un crecimiento del 1,1% para 2015. El BM calcula, además, que la economía nacional crecerá a un ritmo del 1,8 y 3% durante los próximos dos años. El informe fundamenta el cambio de perspectiva debido a que se verifica un «crecimiento impulsado por el consumo público» y un salto en la confianza de los inversores para con la Argentina.
El coordinador de la carrera de Economía de la Universidad Nacional de Moreno, Alejandro Robba, sostuvo que esa corrección «lo que pone a las claras es que tanto los organismos internacionales como las consultoras argentinas desconocen la realidad económica, y solo se posicionan en pronósticos de catástrofe que nunca se condicen con la realidad». El economista agregó también que «el consumo se va a seguir recuperando por los incrementos salariales
–que van a estar por encima del incremento de precios–, y las mejoras distributivas que van a seguir impulsando el consumo interno como motor del crecimiento económico».
—Diego Rubinzal