Economía

Balance y desafíos

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Expansión. Representan el 99% de las firmas nacionales y generan el 70% del empleo. (Jorge Aloy)

Las políticas nacionales de estímulo a la demanda interna y de protección de la industria local, con medidas antidumping para evitar el ingreso de productos importados en sectores sensibles y relevantes, permitieron que desde 2003 las pequeñas y medianas empresas adquirieran un rol protagónico en el crecimiento de la economía. En términos cuantitativos, desde entonces, surgieron más de 140.000 emprendimientos. Este segmento de empresas, destacan desde el Ministerio de Industria, registró importantes avances en materia de informatización, modernización de tecnologías, profesionalización de procesos y acciones de Responsabilidad Social Empresaria (rse). La protección a la competencia desleal les permitió a las pymes dar el paso a la exportación, que se vio solo interrumpido en 2009 por la crisis financiera internacional. El desafío es mantener los lineamientos principales y profundizar las herramientas para el desarrollo de este segmento productivo. Entre las propuestas fundamentales que surgen desde el sector se destaca la necesidad de una Ley de Desarrollo Mipyme que contemple definir con claridad este segmento, la creación de herramientas específicas y su integración. «La mejora en la producción y actividad pyme favoreció el empleo y el desafío a futuro es incorporar la tecnología que falta para seguir transformando la producción de origen agropecuario», detalló a esta publicación Eduardo Fernández, presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (apyme). La expansión pyme en los últimos doce años fue tan amplia, que representan el 99% de las empresas en la Argentina, generan el 70% del trabajo y un 42% de las ventas totales. Esta importancia se replica en distintas partes del mundo, liderando los desempeños productivos. En la región, una de las características que define a las pymes es su heterogeneidad, desde algunas que responden a necesidades de autoempleo y supervivencia, a otras capaces de aprovechar oportunidades de mercado con una gestión eficiente e innovadora. Las empresas pequeñas tienen en América Latina entre 16% y 36% de la productividad de las empresas grandes, en contraste con las firmas pequeñas europeas, que alcanzan de 63% a 75% de la productividad de las grandes.
«2002 fue un año bisagra para el sector –luego de la devaluación de la moneda–, por lo que hay que volver a un país donde el centro del desarrollo pase por el agregado de valor. Es fundamental», sostiene Pablo Reale, presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica Argentina (camima). La Fundación Observatorio Pyme de la Unión Industrial Argentina (uia) distingue cuatro etapas del sector en la última década. En un primer período (2004-2007) formaron parte de la recuperación económica, incrementando su volumen de producción un 23%. A partir de 2008, crisis global mediante, las cantidades producidas mostraron una tendencia declinante, acumulando una caída de 17% desde 2007 a 2009. El bienio 2010-2011 fue un período de recuperación de la producción pyme, incrementándose 20% y alcanzando los niveles de producción de 2007. En los últimos tres años se experimentó una reducción en la dimensión del conjunto del aparato industrial, disminuyendo 17% la producción de firmas menores, detalla el Observatorio.  El crecimiento del sector comenzó a evidenciarse en su participación en el comercio exterior. De acuerdo con fuentes de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (cera), cerca de 9.330 firmas venden al exterior productos o servicios por el equivalente a entre 50.000 y 9,5 millones de dólares. El mercosur es el principal mercado receptor de las ventas de pymes –con excepción de manufacturas de cuero–, aunque también son relevantes las exportaciones con destino a los países que integran la Asociación Latinoamericana de Integración (aladi), principalmente en los rubros metalmecánica, madera y papel, químicos y plásticos. El 92% de las 9.330 enroladas como exportadoras (según datos de 2011) son además firmas productoras, y representan el 16% de las empresas manufactureras registradas en el país. «Pretendemos, a partir de los intereses de las pymes, luego de haber tenido un balance positivo en los últimos años y ante el nuevo gobierno, la continuidad de los procesos, como la consolidación del mercado interno y la defensa de la producción en una actitud activa del Estado para equilibrar un mercado local altamente concentrado», explica el titular de apyme. «Nuestra evaluación es que la opción que ganó reconoce el proceso que venía teniendo la Argentina en los últimos años, pero falta que aclaren lo que van a hacer», reclama Fernández, quien reconoció serias dudas ante la visión de un mercado regulador con altos costos sociales asociados. «El principal temor es que lo que más se va a afectar es el empleo», agrega.

Cristian Carrillo

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