Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Memoria, verdad y justicia

Tiempo de lectura: ...

Todos los años. Multitudinaria marcha a Plaza de Mayo en 2022. Una manifestación que forma parte de la tradición popular argentina.

Foto: NA

Para las argentinas y los argentinos marzo es un mes con una carga de sentido político y cultural notable, fundamentalmente porque se conmemora, el 24 de marzo, el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. La dictadura cívico-militar iniciada ese día de 1976 fue el acontecimiento más dramático desde que somos un país independiente. Tenemos una historia lacerante, con elementos de violencia importantes, fundamentalmente desde el golpe de 1930, pero también en épocas anteriores, cuando ocurrieron genocidios como el de los pueblos originarios o represiones como la Semana Trágica y los peones patagónicos. Sin embargo, la dictadura de 1976 a 1983 es la etapa más trágica en todo sentido. Generó la pérdida de 30.000 desaparecidos, robo de bebes y niños, tortura. Mediante el terror y el miedo instrumentaron un modelo económico que mutiló nuestro sistema productivo e instaló un sistema basado en la financiación. La «Ley de Entidades Financieras» pergeñada por José Alfredo Martínez de Hoz, todavía vigente, representa una rémora de esa política.
En ese marco, el 24 actual es un acontecimiento democrático, político y cultural que alcanza a la gran mayoría de la sociedad argentina, en forma transversal en términos culturales, ideológicos y sociales, superando incluso la llamada grieta y distintas identidades políticas.
Lo cierto es que el 24 de marzo, con la lucha de madres, abuelas, hijos, se ha logrado ideológica y culturalmente que una gran mayoría de la sociedad asuma la convicción del «Nunca más». La consigna «Memoria, verdad y justicia» se ha transformado en un signo de nuestro pueblo, adquiriendo carácter universal.
Por eso esperamos que este 24 sea una vez más un gran pronunciamiento en las calles y plazas a lo largo de toda la geografía del país, cargada de sentido y contenido, en la que no solo se rinda homenaje a los desaparecidos y las desaparecidas, sino que se consolide la idea de una democracia humanista y solidaria con memoria, verdad y justicia, ya que no puede haber democracia escondiendo crímenes y genocidios.
En nuestro Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini realizaremos esta semana una actividad muy trascendente, junto con el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), bajo el título «40-50-50 Memorias, Derechos Humanos y Democracia: diálogos sociales a 40 años de la recuperación democrática en la Argentina». El objetivo de estas jornadas no es solamente historizar la memoria viva, sino desde allí y recordando los 50 años de los golpes de Estado de Uruguay y de Chile, aunque lo primero es el 40, en representación del aniversario de nuestra recuperación del sistema constitucional. Se trata de repensar el presente y el futuro desde la perspectiva de la Argentina y el continente.
Esteban Echeverría decía que nada es más inútil que la historia si no se busca en ella enseñanza. Es decir, estamos historizando, recuperando la memoria, pero como sustento del debate de los tiempos por venir. Participarán personalidades políticas y del mundo de la cultura de Uruguay, Chile, Perú y Colombia, habrá talleres y debate y en la inauguración, el martes 21 a las 18 horas, además de los mensajes institucionales de Karina Batthyány, directora ejecutiva de CLACSO Uruguay y del que daré como director del CCC Floreal Gorini, brindará una conferencia Manuela D’Avila, periodista, escritora, dirigente política y feminista y gran personalidad política de Brasil. También presentaremos los libros Malvinas en la geopolítica de América Latina, coordinado por Luis Wainer y editado por el CCC, y una obra de Dávila, Siempre fue sobre nosotras, presentada por la directora de CLACSO.
En un momento tan difícil de la vida política en Argentina, en un año electoral decisivo, en el que se dirimen dos proyectos políticos y económicos entre la derecha y los sectores populares y progresistas, la idea de los derechos humanos como algo compartido por las grandes mayorías progresistas es una de las nutrientes decisivas y determinantes del proyecto popular. No hay que olvidar, por citar solo una de las expresiones de esta naturaleza, que el expresidente Mauricio Macri planteó en su momento, y reiteró esta semana, que los derechos humanos son «un curro». Por lo tanto, no es una cuestión circunstancial, sino de carácter ideológico y estratégico, que define con claridad miradas y enfoques de proyectos de país contrapuestos.

Estás leyendo:

Memoria, verdad y justicia

Dejar un comentario

Tenés que estar identificado para dejar un comentario.