Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Hacia una moneda regional

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Algo en común. La iniciativa apunta a fortalecer la lucha contra la inflación en los cinco países.

Foto: Télam

En estos días se hizo un anuncio que puede ser muy trascendente, tanto desde el punto de vista económico como político. Mediante una entrevista con el diario Ámbito Financiero, el presidente Alberto Fernández dio a conocer que hay en ciernes un proyecto con cuatro países del continente –México, Brasil, Colombia y Cuba– a los efectos de crear un sistema de importación común mediante un mecanismo de compensación de productos sin el dólar como respaldo.
Esta iniciativa, promovida por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, apunta a funcionar como un elemento importante en la lucha contra las escaladas de precios. A partir de los problemas inflacionarios que se están viviendo en todos los países por la guerra en Ucrania –más allá de que el nuestro está atravesando una situación más aguda que el resto, y que es previa al conflicto bélico–, la propuesta consiste en generar un intercambio cuando ciertos productos tengan un incremento excesivo en una nación.
Mediante este mecanismo, según se anuncia, se podría importar de alguno de los países que formarán parte del convenio y compensar la importación de determinado producto con algún bien que el país receptor tenga estoqueado o en el que sea más competitivo. El ejemplo al que se recurre es que si se registran subas desmedidas en la industria textil de Argentina, se puedan traer productos a menor valor desde Brasil y compensar esa mercadería con trigo local hacia el país vecino.
Todo indica que estas búsquedas apuntan a que nuestros países puedan manejar el intercambio regional de una manera autónoma y sin la intervención del dólar, además de ayudar a la baja de precios ante situaciones de especulación puntual.
Latinoamérica tienen problemas diversos de reservas, aunque Argentina enfrenta complicaciones de las que Brasil está exento. Esta es una idea que intenta resolver cuestiones concretas y específicas de la economía, que además tiene ínsita una mirada política muy trascendente, como es la posibilidad de autonomizarse del patrón dólar y comenzar a darles fuerza a nuestras monedas locales.
Uno está acostumbrado, o lo han acostumbrado históricamente, a que debe moverse con el dólar. Sin embargo, eso no debería ser lo normal en la vida económica de nuestros países. Cada uno debe tener y defender su moneda soberana y en consecuencia debiera poder realizar intercambios comerciales con su propia divisa.
Da toda la impresión de que, si se concreta –se anuncia que el tema será discutido entre los mandatarios en una cumbre a llevarse a cabo el 17 de marzo–, esta idea en conjunto con Lula da Silva, Miguel Díaz-Canel, Gustavo Petro y López Obrador representaría un paso muy importante para la política y la economía del continente. Y sería, desde luego, una fuerte señal de independencia y autonomía para nuestros pueblos. En resumidas cuentas, estamos ante un paso significativo, que se puede convertir en un tema de época a partir de esta segunda ola de gobiernos progresistas en la región. Algo en ese sentido había adelantado Lula en su visita a Buenos Aires ni bien asumió su tercer mandato, cuando habló de crear una moneda regional, a la que en los primeros esbozos se bautizó SUR.
Eso y la creación de un Banco Central Sudamericano fueron asuntos clave relacionados con la integración regional que quedaron, en aquella primera ola de principios de siglo, pendientes por razones diversas.
Otra de las iniciativas había sido elaborada por el equipo del entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa: el llamado proyecto SUCRE, acrónimo de Sistema Unitario de Compensación Regional. No se trata de una moneda sino de una unidad de cuenta a aplicar para intercambios entre países adherentes que solo habrían de recurrir al uso del dólar para compensar las posibles diferencias entre los valores comerciados.
Uno de los mayores problemas de Ecuador –reconoció en una charla en el CCC Floreal Gorini el propio Correa– es que desde la crisis del año 2000, y ante una recomendación del exministro argentino Domingo Cavallo, su economía fue totalmente dolarizada y sin posibilidades de establecer una política económica autónoma.
Quizás esta propuesta de los países con las economías más grandes de América Latina sea un paso decisivo en el camino de una mayor autonomía monetaria.

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