26 de febrero de 2022
Rubén Padlubne
Leviatán
131 páginas
En 28 relatos de dispar extensión es posible asistir al despliegue de situaciones y personajes más que diversos por las épocas y por los hechos que protagonizan, cuyo común denominador puede ser la famosa aseveración de que «nada de lo humano me es ajeno». Efectivamente, en cada uno de los cuentos se van recorriendo espacios y tiempos en los que se juegan las expectativas, los sueños, los desengaños, las utópicas esperanzas y los obstáculos, confrontados con la Historia que es posible referir desde otra perspectiva. Este cambio de punto de mira es lo que anima a los argumentos y lo que nos depara desenlaces distanciados de una versión «oficial» desligada de todo el espesor de la experiencia vital. Son esas escenas particulares la materia de las ficciones cuidadosamente elaboradas por el autor. La condensación propia del género narrativo breve se contrasta con la dimensión amplia que abarca el conjunto. Así podemos asistir a episodios que van desde la vida de los huarpes hasta la evocación de Moreno, Belgrano, el Chacho Peñaloza, Evita, Perón, el Che, Lenin, Marx, Robespierre y Rousseau, pasando por hitos como la Revolución de 1848 en Francia, la Perestroika y la represión dictatorial en Argentina. Y así se expande una atención persistente a lo que se acumula como sutil tentativa de abarcar el convulso mundo en que el que están «los dos extremos de una cadena donde hablaban el pasado y el presente». Entre ambos, estos cuentos, con sus logradas visiones del cielo y de las estaciones, de animales y plantas, configuran un enorme collage. El excelente prólogo de Elvira Arnoux aporta, en su minucioso análisis, la honda significación que anida en esta obra.