3 de diciembre de 2021
En Santa Fe, 130 apicultores se asociaron en cooperativa para elaborar miel de alta calidad, bajo las normas del comercio justo. Hoy exportan a varios países del mundo.
Cuidados. La entidad cuenta con un plan sanitario para trabajar con sustentabilidad.
GENTILEZA COSAR
Podría decirse que las abejas practican el cooperativismo: desde la reina que pone los huevos, los zánganos que la fecundan y las obreras que realizan innumerables tareas, todas suman para la subsistencia de la colmena. Con más de 130 apicultores asociados –del norte y centro de la provincia de Santa Fe– dedicados a la producción, proceso y envasado de miel de la más alta calidad, la Cooperativa de Provisión Apícola COSAR Limitada es, también, como una gran colmena.
Ubicada en Parque Industrial Sauce Viejo, reúne 32.000 colmenas (pertenecientes en su mayoría a pequeños apicultores) que producen para la entidad. «Todas las colmenas trabajan bajo las mismas especificaciones de calidad de producción, asegurando que el producto final permanecerá tal como sus abejas lo han elaborado», explica Gustavo Bertoldi, su presidente.
En noviembre la cooperativa está cumpliendo 21 años de existencia. «En todo este tiempo nos hemos enfocado en desarrollar una filosofía de trabajo en forma asociativa, con cooperación real y basando nuestro accionar en la mejora continua de la calidad, ya sea de nuestros productos como de nuestras acciones», dice el presidente.
Proyección internacional
La producción anual de COSAR es de 700 toneladas de miel convencional y 20 toneladas de miel orgánica certificada. La cooperativa trabaja bajo un estricto protocolo de producción requerido por los principales destinos de exportación: Japón, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia e Inglaterra. «La miel se envasa en tambores de 340 kilos, se tipifica según su colorimetría y se analiza para garantizar la pureza e inocuidad. Luego, los tambores se consolidan en contenedores de acuerdo con los pedidos de cada cliente, son enviados a puerto y, de allí, al destino final», explica Bertoldi.
En la cooperativa santafesina hacen especial hincapié en la trazabilidad: el sistema por el cual un producto alimenticio, en este caso miel, es acompañado por todos los datos que permiten identificar el origen y el proceso de manipulación al que estuvo sometido, en todo el camino hasta llegar al consumidor. «No utilizamos antibióticos: revisamos dos veces al año todas las colmenas y eliminamos las abejas que están enfermas de Loque Americana (una de las afecciones más importantes de la apicultura) y contamos con un plan sanitario que nos permite producir con sustentabilidad, cuidando nuestros productos», afirma el presidente de la entidad.
En 2008, la certificadora alemana FLOCERT GmbH le otorgó a COSAR la certificación como organización productora y exportadora de miel de comercio justo al cumplir con los estándares internacionales de responsabilidad social, cuidado del medioambiente, calidad de producto y condiciones de intercambios justas. «Eso nos permitió hacernos fuertes en mercados exigentes como son el alemán y el japonés», dice Norberto Gugliotta, gerente de comercialización de la cooperativa.
COSAR cuenta con el apoyo del Banco Credicoop, que le brinda asistencia crediticia previa al embarque de las mercaderías, lo que en el mercado se denomina formalmente Prefinanciación de Exportaciones. «Credicoop nos ha apoyado siempre con créditos y el 80% de nuestros asociados tienen su cuenta en el Banco», dice Bertoldi. En tanto, el gerente comercial sostiene que «es una relación de apoyo mutuo. No habríamos alcanzado un montón de cosas de no ser por Credicoop».
COSAR buscó mantenerse al margen de lo que se entiende como agricultura tradicional, aquella que está en manos de los grandes jugadores del mercado y exprime la tierra sin cuidar el ambiente. «Nuestra premisa es simple: cuidar el producto desde la colmena hasta el consumidor», dicen desde la cooperativa.