13 de marzo de 2023

Como siempre, las intervenciones públicas de la vicepresidenta de la Nación generan debates trascendentes, que van más allá de la coyuntura circunstancial y de las especulaciones alrededor de las candidaturas, un tema que continuará durante los próximos meses. Sin embargo, resulta muy interesante ponderar algunos ejes que planteó Cristina Fernández de Kirchner en su mensaje en la Universidad Nacional de Río Negro del 10 de marzo y que inevitablemente están en el centro del debate de propios y extraños, en el interior del propio Gobierno y en la disputa de ideas con la oposición.
Uno de ellos es el tema del Fondo Monetario Internacional. Lo que ahora incorpora CFK, más allá de sus críticas al acuerdo, que en su momento llevaron incluso a que parte de la bancada no lo votara en el Congreso, es que afirma no tener una posición dogmática contra el FMI, pero señaló que el acuerdo debe ser revisado. Taxativamente dice: «Nos tenemos que unir para entre todos revisar ese acuerdo».
Argumenta la vicepresidenta que tuvimos la catástrofe de la pandemia, pero «la catástrofe más grande es la deuda con el FMI». Y propone reabrir esta fase con una premisa: «Revisar, no para no pagar, sino para poder crecer».
En ese contexto, introduce algunos otros temas que son cruciales para la vida de la sociedad, como es el del salario. Polemizó entonces con los economistas neoliberales acerca de que el salario no es el causante de la inflación, apoyándose en cuadros y datos que así lo demostraban. Pero también señaló que los salarios actuales no alcanzan para cubrir el incremento inflacionario; y agregó que es la primera vez que los trabajadores registrados apenas llegan a fin de mes.
Fundamentalmente lo que plantea es la discusión sobre la distribución de la riqueza, y volvió a mencionar a los que se apoderan de ella y a poner el eje en la distribución y no solo en el crecimiento. Hay que distribuir y crecer, esa es una idea que nosotros en el movimiento cooperativo hemos reivindicado. Claro que hay que crecer, que si no hay crecimiento no hay qué distribuir. Pero la ecuación política y económica es a la inversa. Hay que distribuir y sobre la base de esa distribución se crece, pero con la impronta de mejorar la vida de los trabajadores y de las clases medias. Una impronta de distribución de los ingresos de carácter social.
También mencionó Cristina Fernández de Kirchner que vivimos en un modelo de especulación financiera y ese es un problema grave. Por otro lado, abordó el tema del déficit fiscal, y si bien concuerda con que debe ser controlado, mostró un cuadro donde se ve que la gran mayoría de los países del mundo, incluyendo a las grandes potencias capitalistas, tienen un déficit más alto que el nuestro. Por lo tanto, ese no debería ser un condicionante de las políticas públicas.
Ni qué hablar de que la expresidenta hizo una crítica al funcionamiento del Poder Judicial, al que caracterizó como no democrático, y mencionó el escándalo de Lago Escondido. Por último, reiteró la imprescindible necesidad de recuperar fuertemente la militancia política, además de afirmar que los políticos tienen que tener como norte mejorar la vida de la sociedad, y que por esa razón no tienen que tener una visión de corto plazo.
Una señal de esa posibilidad de unir a la dirigencia política detrás de un objetivo común podría estar marcado por una carta que firman 300 personalidades de todos los sectores a Francisco, en ocasión de cumplirse este lunes el décimo aniversario de haber sido ungido sumo pontífice.
Jorge Mario Bergoglio, y este no es un dato menor, es el primer papa jesuita, latinoamericano y argentino en la historia del catolicismo. Pero desde aquella fumata blanca del 13 de marzo de 2013 no pudo volver a la patria que lo vio nacer porque cada uno de sus gestos es reinterpretado en clave de la brecha que divide a la sociedad.
Este lunes, precisamente, se conoció una misiva que firman desde Alberto Fernández y la vicepresidenta hasta el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y la diputada María Eugenia Vidal junto con gobernadores, dirigentes sindicales y legisladores de casi todo el arco político.
«Aunque deseamos y ansiamos tu visita, confiamos en tu sabiduría para decir el sí y eventualmente el cuándo», le dicen, en un texto que fue consensuado para la ocasión. Para distribuir y crecer también se deberían juntar voluntades. Solo es cuestión de asumir la responsabilidad que le cabe a cada uno en ese norte de mejorar la vida de los ciudadanos.

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