25 de septiembre de 2023
Artistas populares. Las actrices Luisa Kuliok y Cristina Banegas participaron de la lectura coral del documento.
Foto: Horacio Paone
Una de las novedades políticas importantes de estos días fue la manifestación de la cultura en las calles de nuestra ciudad, específicamente en la emblemática avenida Corrientes, en la zona de fuerte presencia de teatros, librerías y centros culturales de Buenos Aires, es decir, en un lugar donde la cultura vibra cotidianamente.
En esta oportunidad fue un colectivo que decidió autoconvocarse con la consigna de «Más cultura siempre», y en defensa de la cultura nacional frente a las ideas antidemocráticas que ponen en cuestión el valor de la cultura.
En nuestra concepción la cultura requiere de un sentido ideológico e institucional de verdadera libertad, lo cual posibilita la creación en términos estéticos y culturales y la valorización institucional de los Gobiernos. La explícita amenaza del candidato a presidente de La Libertad Avanza, Javier Milei, de degradar al Ministerio de Cultura junto a otras ocho carteras, retomando lo ya hecho por el macrismo cuando fue Gobierno entre 2015 y 2019, constituye la materialización de un desprecio a la cultura como tal, y a sus trabajadores y trabajadoras.
Concebimos la cultura como parte de un proyecto colectivo como nación y como pueblo, que se afirma en los valores democráticos que devienen de nuestra cultura nacional y de la herencia cultural de la humanidad. Los planteos polarizantes son la antítesis de esa visión.
La idea sectaria de todo o nada y la exaltación del individualismo en niveles extremos también constituyen un modo de negación y una visión de sociedad que imposibilita el despliegue y la creatividad de la cultura. Nos proponen volver a modos primitivos y oscurantistas, en los que desprecian la riqueza de los simbolismos culturales como expresión de la vida y las contradicciones propias de una sociedad que siempre está en movimiento.
Una sola energía
Vale la pena recuperar lo dicho en la calle Corrientes por el dramaturgo Mauricio Kartun: «La cultura ha sido tradicionalmente un acto político. En general lo es de manera implícita, pero en momentos como estos hace falta que además se vuelva explícita. Más allá de nuestras obras, de nuestros libros o de nuestras películas, es necesario que los artistas podamos decir sin la máscara de nuestras piezas qué es lo que pensamos. Es la única alternativa que tenemos de juntarnos en una sola energía».
En suma, la cultura se pronunció con todas sus facetas y colorido, pero esta vez en la calle. La declaración del conjunto de artistas y trabajadores y trabajadoras de la cultura reclama más democracia, no menos democracia; más participación, no menos participación; más libertad creativa y no restringirla a falsas consignas vacías y electoralistas.
Otro rasgo característico de esta iniciativa, que tuvo una notable repercusión en los medios de comunicación, fue reivindicar la rebeldía unida a la alegría. Sobre la base de esta maravillosa idea hubo actuaciones y performances de titiriteros, artistas plásticos, expresiones de danza, poetas, teatristas y actividades circenses.
La lectura de la declaración por parte de artistas notables y tan queridos por el pueblo concitó una explícita adhesión del público como así también la declamación por parte de Víctor Laplace de una hermosa poesía de Hamlet Lima Quintana.
En suma, los propios protagonistas de la vida cultural de nuestro país en esta oportunidad fueron también protagonistas de una manifestación de carácter político, asumiendo un claro compromiso frente al crucial dilema que tiene la ciudadanía argentina en la próxima contienda electoral, que definirá por mucho tiempo si sostenemos una sociedad democrática, solidaria, que vaya buscando mejorar la vida del pueblo asumiendo sus deudas sociales, o bien se deslice hacia variantes autoritarias que pondrían en peligro los logros de estos 40 años de democracia.