28 de agosto de 2014
En 1985, como parte de la ampliación de sus servicios, el IMFC creaba su propia aseguradora cooperativa.
En 1985, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, junto con el Banco Credicoop y otros bancos cooperativos, crearon una entidad aseguradora que permitió, por un lado, atender las propias necesidades de cobertura y, por otro, ofrecer nuevos servicios a los asociados. Con la mirada puesta en la expansión de las prestaciones del IMFC, en octubre de ese mismo año la aseguradora ya era una realidad concreta: bajo el nombre de Segurcoop, y con el respaldo del Banco Credicoop, el proyecto comenzaba a dar sus primeros pasos. «La pretensión inicial era ayudar a los bancos a negociar su póliza integral bancaria», relataba en 2009 Jorge Lorenzo, actual presidente de Segurcoop, en una entrevista brindada para el Archivo Oral del Cooperativismo.
Según documentos institucionales de la cooperativa, a mediados de la década de 1980, el IMFC y el Banco Credicoop establecieron un vínculo con la aseguradora Panaderos del Oeste, cooperativa de Morón fundada en 1943, que operaba en el rubro de accidentes de trabajo. En una asamblea realizada el 31 de octubre de 1985 se acordó que el IMFC se hiciera cargo de la dirección de la cooperativa. Tal fue el germen de Segurcoop, nombre que la cooperativa tomó tiempo después. Como presidente fue electo Jorge Lorenzo, dirigente cooperativo que había iniciado su trayectoria en el movimiento años atrás en la caja de crédito de Villa Ortúzar, para luego trabajar en el Banco Credicoop y el Instituto Movilizador. «Nuestra entidad surgió de la inspiración de Gorini, quien fue un gran dirigente solidario, que tenía una visión de avanzada y que permanentemente trataba de imaginar desarrollos que tuvieran que ver con la cooperación», destacaba Lorenzo en una entrevista publicada en Acción.
Con tan solo cinco personas en su equipo de trabajo, se inició el desafío de la nueva aseguradora que, desde su actividad original con Panaderos del Oeste, pasó a conformar con el tiempo una importante cartera de prestaciones. «Segurcoop cuenta con la totalidad de los productos que pueda demandar un individuo o una empresa», afirmaba el presidente de la cooperativa al mencionado archivo histórico.
Del desafío a la consolidación
En 1987, dos años después de su creación, Segurcoop comenzó a operar efectivamente con los bancos adheridos al IMFC y, a fines de 1988, emprendió la tarea de los servicios individuales destinados a los asociados de esas cooperativas. La ampliación supuso también un cambio para la aseguradora: el crecimiento de la actividad impuso un traslado de sede y del pequeño salón en la calle Reconquista de la ciudad de Buenos Aires, Segurcoop pasó a ocupar, en 1989, lo que era la sucursal del Banco Local, en Maipú 73, también en el microcentro porteño. Desde ese espacio comenzó a incorporarse más personal y se instaló el primer sistema informático de la aseguradora. Luego vendrían nuevas mudanzas en respuesta a la complejidad y magnitud que el funcionamiento la entidad iba adquiriendo, hasta llegar a la sede de la calle Alsina 633, donde se encuentran actualmente sus oficinas.
El trabajo conjunto con el Banco Credicoop posibilitó a la entidad la ampliación geográfica de sus servicios. Con la plataforma del banco solidario, Segurcoop se expandió con filiales distribuidas en todo el país. «Pasar de un pequeño grupo compartiendo el mismo espacio de trabajo y los mismos horarios a ser un grupo de numerosas personas con distintas funciones nos enfrentó con la necesidad de reorganizarnos y con la posibilidad de seguir creciendo», relata un documento institucional de la cooperativa. Ese crecimiento no sólo se verificó en la amplitud territorial y en la infraestructura sino también en los resultados que, luego de más de tres décadas de labor, fueron posicionando a Segurcoop entre las organizaciones del rubro con mayor seguridad y solvencia económica. Según evaluaciones de la entidad, durante los últimos 8 años la aseguradora «tuvo un crecimiento constante, incrementando en forma significativa su participación en el mercado», lo que le valió un importante avance en el ranking de producción elaborado por la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN). Paralelamente, Segurcoop se convirtió en la primera reaseguradora cooperativa –servicio de segundo grado que contratan las compañías de seguros para asumir mayores niveles de riesgo– de carácter íntegramente nacional luego de que en 2011 la SSN modificara la normativa relacionada con la operatoria del reaseguro.
Bases sólidas
«Segurcoop es una de las 15 aseguradoras mejor posicionadas con buen resultado técnico. Es muy común en el mercado de seguros y en los emprendimientos líderes que este resultado sea negativo», evaluaba Gabriel Ferrer, de la Gerencia Administrativa, durante la Asamblea Ordinaria de 2013, al tiempo que daba cuenta de un crecimiento en el activo de esta entidad que, según la calificadora de riesgo Fitch Argentina, posee calificación A+, que implica solidez financiera de largo plazo, derivaba del «favorable desempeño técnico histórico, sus adecuados indicadores de capitalización y su rol de complemento de los servicios financieros que el Banco Credicoop brinda a sus asociados».
Pero el rasgo que ha distinguido a Segurcoop a lo largo de su trayectoria no ha sido sólo su crecimiento sino su finalidad. Su adhesión a los valores y principios cooperativos le ha permitido tener por objeto la satisfacción de las necesidades de sus asociados –frente a la maximización de la ganancia que caracteriza a las empresas lucrativas– y la consolidación de su forma de encarar la actividad comercial y el vínculo con sus asociados. Atendiendo al principio de la rentabilidad necesaria que promueven las entidades cooperativas, sus objetivos son dar el mejor servicio con un precio justo y seguir creciendo y funcionando cada vez mejor, haciendo que, a la vez, se conozca la existencia de un modelo alternativo de trabajo basado en la solidaridad, la democracia y la cooperación.
—Maximiliano Senkiw
Corrientes 1543
Un terreno con historia: allí, en pleno centro porteño, se comenzaría a edificar, a fines de 2001, el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Inaugurado el 22 de noviembre de 2002, el CCC es hoy un espacio de referencia en el ámbito de las artes y la cultura del país y la región.