7 de octubre de 2015
Con una demanda interna madura y un mercado brasileño congelado, la producción busca insertarse en nuevos destinos. La integración, principal desafío.
La fabricación de motovehículos logró enlazar en los últimos años un buen número de proveedores, gracias a la apuesta de pequeñas y medianas empresas por fortalecer esa cadena con oferta local. Como hermana menor de la industria automotriz, la fabricación de piezas para motos en muchos casos se transformó en un trampolín para abastecer a las terminales automotrices. Pero también hubo casos a la inversa, que en la actualidad producen unidades terminadas, tal el caso de Zanella o Corven, que pasaron de autopartistas a terminales de motos.
La industria cuenta con más de 1.200 firmas motopartistas, 70 potenciales proveedoras asociadas, que emplean a unos 3.700 operarios y producen alrededor de 650.000 unidades por año, de acuerdo con cifras de la Cámara de Fabricantes de Motovehículos (CAFAM). Las marcas de producción nacional con mayor presencia en el mercado doméstico son Beta, Honda, Yamaha, Corven, Zanella, Gilera Motors, Mar Maquinarias, Pagoda y Ghiggeri Motos, aunque en total existen 21 firmas que producen motovehículos en el país.
En los últimos 2 años el sector se resintió debido a una serie de factores tanto internos como externos. Una demanda interna ya adulta –la cantidad de motos alcanzó en 2012 una cada 10 habitantes, mismos valores que en Japón– y precios que se elevaron por encima de los movimientos del tipo de cambio implicaron una caída en las ventas. Sin embargo, durante el segundo trimestre del año comenzó a registrarse una mejora del 5% mensual en los patentamientos, según concesionarios asociados a Asociación Argentina de Motovehículos (Mottos). Por su parte, el volumen exportado se redujo ante la caída del consumo brasileño, principal socio comercial.
Desde las entidades que representan al sector –CAFAM, la Cámara de Fabricantes de Motovehículos (CFM) y de Concesionarios de Motos (CADECOM)–, exhortan a redactar un proyecto de ley de fabricación nacional que establezca bases, incentivos y condiciones para que las empresas inviertan, según señaló el presidente de la CFM, Lino Stefanuto. Como resultado del pedido, se logró la identificación de la demanda y, de acuerdo con la capacidad productiva nacional, se determinó la meta de integración de partes locales al 30% en motos de hasta 125 centímetros cúbicos (cc).
En equilibrio
Antes de que la actividad se ralentizara, en sintonía con una caída de la demanda global, la cadena había logrado estandarizar un protocolo de integración de partes locales, con mínimos establecidos para ser alcanzados en los próximos años. La integración de partes nacionales en la fabricación de motos de hasta 125 cc promedia en la actualidad el 30% como resultado del programa de localización de partes, piezas y servicios. Por su parte, las pymes proveedoras y las terminales acordaron la inclusión del segmento de motos de 125 a 160 cc en el programa, con un porcentaje inicial de participación nacional del 15%. Este segmento experimentó un notable crecimiento de participación de mercado, con índices del 21% por sobre el total, y un promedio de 12.800 patentamientos mensuales, aseguran desde Mottos.
Los programas de integración permitieron completar series industrialmente económicas y brindar un horizonte para inversiones, desarrollo de cadenas de proveedores, homologaciones y capacitación. «El enorme crecimiento del sector de motocicletas hace posible promover la integración de un número cada vez mayor de partes y componentes nacionales. La experiencia industrial de los motopartistas volcada en otros sectores (automotor, maquinaria agrícola, bicicletas, entre otros) durante la década del 90 viabiliza la posibilidad de desarrollar proveedores en el corto y mediano plazo para aumentar los niveles de integración de partes nacionales en la fabricación de motocicletas, reduciendo las importaciones y promoviendo la inversión y la mano de obra calificada», señalan desde el Ministerio de Industria.
Un caso emblemático es el de Zanella, que obtuvo el reconocimiento de Marca País Argentina, que se otorga a las empresas que mejor representan al país a través de sus productos y trayectoria. Zanella tuvo su origen en una organización de empresas industriales del sector, fabricó aberturas y piezas para Fiat y Peugeot. La compañía incursionó tanto en la industria automotriz como en la aviación, la náutica, la pesca y la fabricación de electrodomésticos.
Otro ejemplo es Speed Limit, una marca que desde el año pasado comenzó a comercializar con éxito triciclos de carga de producción propia. La planta industrial comenzó casi de cero. «Se acondicionó un galpón para convertirlo en fábrica, se hicieron reformas y mejoras en el edificio, se compró una línea de ensamble y herramientas y elementos de guardado para el almacén. Además, se hizo una compra inicial de mercadería y se contrató personal para poner en marcha la producción. Esto demandó una inversión de un millón de pesos que se recaudó con fondos propios y un préstamo del Banco Nación», recuerdan desde la firma.
—C. C.