28 de enero de 2015
La lapidación se realiza de manera artesanal, aunque en los últimos años se sumaron técnicas fabriles de precisión para acelerar procesos. En el país se ensayan con éxito estructuras cooperativas.
La manufactura en piedras preciosas o semipreciosas está relacionada con la minería, pero bajo estándares artesanales. En los últimos años se convirtió en uno de los sectores más dinámicos de algunas provincias, entre las que se destaca Catamarca por su mayor aporte en términos absolutos al Producto geográfico. Su lapidación y utilización en joyas mantiene una alta atomización entre pequeñas firmas e incluso cooperativas, como Coparte, en la provincia de Tucumán. Las rocas pueden clasificarse en ígneas, sedimentarias o metamórficas, que determinan la forma de extracción y confección de piezas. La producción en los últimos años se focalizó en la piedra ágata (una tonelada anual promedio hasta la crisis de 2008), gemas (40 toneladas) y rodocrosita (56 toneladas), según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. La actividad emplea a unas 20.000 personas, de las cuales el 65% es personal dedicado a los procesos productivos y el resto a rubros administrativos y de comercialización, según la encuesta minera que elabora el INDEC. Mientras que la extracción mantiene cierta concentración, aunque sin llegar a estar completamente en manos de grandes compañías, el tallado y acabado mantiene una estructura familiar.
Las piedras preciosas están divididas en dos grandes grupos: preciosas y semipreciosas. Entre las primeras se encuentra el diamante, rubí, zafiro, esmeralda y amatista (grandes cantidades fueron descubiertas en Brasil y otras partes de Sudamérica, en especial Argentina y Uruguay). En el segundo grupo se destacan: ágata, ámbar, aguamarina, feldespato, lapislázuli, malaquita, ópalo, pirita, cuarzo, topacio y turquesa. La Argentina cuenta con importantes yacimientos gemológicos con recursos de calidad internacional. Además de la piedra nacional argentina, la aragonita, nuestro país detenta yacimientos de más de 20 variedades de piedras preciosas y semipreciosas.
Las gemas pueden romperse de dos maneras distintas: por exfoliación o fractura. Con el paso del tiempo, la evolución de la física, el cálculo matemático y las mejoras tecnológicas las tallas fueron evolucionando, volviéndose más complejas en cuanto a formas y número de facetas. Hoy se diseñan y calculan mediante computadoras y programas CAD, los cuales pueden simular diferentes materiales como así también su comportamiento al iluminarlos. Estos trabajos son realizados por pequeñas firmas, como la cooperativa Piedras del Río –que realiza trabajos con piedras preciosas de la región del río Uruguay– o Coparte.
La tucumana Coparte es una cooperativa que trabaja hace dos años en la investigación y viabilidad de un proyecto de elaboración de piedras semipreciosas y preciosas, entre las que se destacan la odocrosita, amatista, topacio, ónix, jadeíta, obsidiana, turmalinas y berilo en sus distintas formas, a las que se le suma la presentación en dijes, anillos, colgantes de oro y plata. «Hicimos un análisis de la viabilidad de nuestro trabajo, conseguimos la ayuda del gobierno provincial y hoy estamos generando stock acorde para la comercialización en los distintos puntos turísticos tanto de Argentina como en el exterior», explicó José Agüero, coordinador de la cooperativa. La Secretaría Mipyme facilitó el financiamiento de una serie de máquinas únicas en el norte que permitieron transformar el trabajo artesanal en una labor semiindustrializada.
Por su parte, el municipio de Malargüe – Mendoza– inauguró en 2006 un taller de lapidación de piedras semipreciosas, donde se realizarán artesanías en joyas y aplicaciones a utilizar en construcciones de interior y exterior, como parte del programa denominado Incubadora de Empresas. El emprendimiento da valor agregado a todos los productos que en la actualidad se hacen en forma manual, dando así un nuevo impulso a la economía local del departamento.
Misiones, una provincia sin historia en actividad minera, posee en su territorio emprendimientos relacionados con un segmento específico: el de extracción y tratamiento de piedras semipreciosas y preciosas. Esta actividad se desarrolla en las zonas aledañas a las localidades de Colonia Wanda y Puerto Libertad. Según los responsables de Minas Santa Catalina –una de las más importantes–, la explotación se realiza de manera totalmente ecológica ya que no se emplea dinamita en las tareas de excavación, siendo reemplazada por pólvora negra, de preparación manual. Este producto está compuesto únicamente por salitre y carbón vegetal y no genera contaminación ambiental alguna.
—Cristian Carrillo