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La complementación público-privado posibilitó el desarrollo de un sector clave para la actividad fabril. Participación de las universidades en la mejora de nuevos procesos y productos.

 

Núcleo. En la actualidad la microelectrónica es el segmento más importante. (Carlos Carrión )

A través de la actividad del sector de electrónica suele medirse el nivel de avance industrial de un país, pese a ser un segmento de difícil integración para aquellas economías en desarrollo. En la Argentina esta actividad alcanzó un creciente eslabonamiento de piezas y procesos locales, lo que permitió multiplicar casi por 10 la cantidad de pequeñas proveedoras en la última década, al pasar de 129 empresas en 2001-2002 a más de 1.200, con un plantel de 20.000 trabajadores, en la actualidad. El crecimiento del sector fue posible a partir de la administración del comercio exterior, que impidió el dumping de precios en productos importados. Desde las cámaras que representan la actividad defienden las políticas de protección industrial ante el avance de los países que pretenden desmantelar el esquema de autorizaciones locales para las importaciones.
Los principales productos fabricados en el país son televisores, equipos de aire acondicionado, computadoras personales y línea blanca para marcas de primera línea con piezas abastecidas por pequeñas y medianas empresas locales. «Nuestros socios exportan productos de altísimo valor agregado a más de 60 países en los 5 continentes», señala Jorge Luis Cavanna, presidente de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL). De acuerdo con datos del Ministerio de Industria, en la actualidad, 6 de cada 10 empresas del sector tienen previsto desarrollar planes de inversión.
Las exenciones impositivas que ofrece Tierra del Fuego continúan siendo la principal herramienta de estímulo para atraer empresas. Sin embargo, a pesar de los controles al ingreso de productos desde el exterior y al trabajo conjunto de las distintas cámaras del sector y el Gobierno para incrementar la integración y producción local, su comercio exterior sigue siendo deficitario.
En un mundo globalizado, las pymes de este sector clave enfrentan además el desafío de alcanzar un mayor grado de apertura comercial, mediante la captación de nuevos mercados para sus productos. La pequeña y mediana empresa es la indicada para dar ese salto cualitativo debido a la flexibilidad de su estructura productiva, lo que «permitirá  mitigar el riesgo de los negocios locales que debe afrontar el empresario pyme», señala un documento realizado por la consultora PwC y la Universidad de San Andrés. En el último lustro el sector se vio apuntalado con la aparición del sistema argentino de televisión digital terrestre,  a partir de la producción de equipos conversores para TV digital por aire. La oferta local de esos dispositivos fue capaz de proveer más de 1.200.000 unidades, según cifras de la asociación de empresas metalúrgicas (ADIMRA). Sin embargo, las limitaciones al acceso de dólares para la importación que implementó el Gobierno en 2012 desaceleró el desarrollo de la actividad. En el último semestre el Banco Central dispuso un cronograma para abastecer de divisas a este sector y en particular a las pymes, el cual pasó de 120 millones de dólares mensuales en octubre último a 180 millones en noviembre, mientras que en febrero alcanzó los 230 millones.

 

El circuito
Los principales rubros exportables son los equipos de telecomunicaciones, audio y video, celulares, máquinas de oficina, sistemas de medición, electromedicina, alarmas domiciliarias y porteros eléctricos, juegos de azar y desarrollos en ingeniería. La mayoría de ellos requirió de un trabajo conjunto con el sector académico. Por ejemplo, el diseño de integrados es una actividad que ya se desarrolla en la Argentina, aunque todavía a pequeña escala. Junto con profesionales independientes, existen grupos de investigación especializados en diseño microelectrónico en varias universidades nacionales, entre las que se destacan la Universidad Nacional del Sur y la Universidad Católica de Córdoba, donde se desarrollaron integrados de aplicación específica.
El sector invierte pero aún el acceso al crédito es dificultoso. Según una encuesta de CADIEEL, la principal área de inversiones es la de capacidad instalada, seguida por el desarrollo de nuevos productos. Por su parte, el origen de los fondos es la reinversión de utilidades junto con los programas gestionados por el Estado. Para todos los agentes involucrados en la actividad, el desafío pendiente es que las pymes del sector tengan perfil exportador. «Cuando una pyme exporta, por cada nuevo millón vendido al mundo crea al menos 6 empleos, mientras que una empresa grande solo crea la mitad. Esto hace evidente la necesidad de articular la vocación exportadora del industrial con los diferentes estratos de la administración para evitar que se pierdan los esfuerzos y recursos del Estado», explicó Cavanna.
La complementariedad entre el sector privado y las universidades permitió darle un fuerte impulso al desarrollo –no solo al crecimiento– del sector electrónico, el cual, si se le agrega la actividad de luminotécnicas, suma unas 3.000 empresas. El resultado de este trabajo conjunto derivó, entre otros, en el programa «Computadora Industrial Abierta Argentina (CIAA)» una plataforma electrónica de hardware libre, gratuita y escalable para uso fabril –pero que también puede ser utilizada en la enseñanza superior–, sin ningún tipo de restricciones para el desarrollo de productos y servicios. Estas iniciativas permiten también una mayor integración del sector y un mejor acoplamiento de las pymes.

Cristian Carrillo

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