25 de febrero de 2015
Ante una manifiesta hostilidad hacia el sector, el cooperativismo
de crédito tuvo que luchar para subsistir en los inicios de los años 60.
Desde 1958 y hasta el golpe de Estado de Onganía en 1966, el crecimiento del movimiento cooperativo de crédito fomentado por el Instituto Movilizador no solo consolidó a las cajas de crédito sino que además representó un período de luchas y defensas ante la oposición de actores financieros que buscaron detener y hasta eliminar el papel del cooperativismo en la economía argentina. Los años 1962 y 1963 fueron, en tal sentido, momentos en los que el IMFC tuvo que fortalecer su rol como entidad aglutinadora en un contexto marcado por el derrocamiento de Arturo Frondizi producto del golpe de Estado del 29 de marzo de 1962, el ascenso al poder de José María Guido y la posterior elección del radical Arturo Illia como presidente.
A lo largo de 1962 el Instituto tuvo que asumir la tarea de responder a las distintas directivas de un Banco Central que desconocía la institucionalidad del cooperativismo de crédito y enfrentar resoluciones que obligaban a las cajas de crédito cooperativas a adaptarse a las normas dictadas para los bancos, lo que generaba graves problemas presupuestarios al disminuir el porcentaje de interés que las entidades podían cobrar a sus asociados. Ante ese escenario, el Instituto inició una etapa de reclamos y solicitudes y adoptó un destacado papel en el resguardo de los valores y acciones de las cooperativas. Así fue como se realizaron distintas presentaciones en espacios como la Junta Provincial Pro Defensa del Cooperativismo de Santa Fe o la Convención Constituyente realizada ese año en la misma provincia. Acciones que tendían a destrabar una situación que amenazaba la continuidad del modelo de ahorro y préstamo solidario. Reconocimiento del sector, redireccionamiento de las políticas del Banco Central, incorporación de un artículo vinculado con el fomento de la cooperación en la Carta Magna de Santa Fe y desarrollo educativo de la economía solidaria fueron algunas de las iniciativas que planteó el IMFC en 1962 y que continuó en 1963 tras la asunción del gobierno radical.
«Nosotros fuimos a plantear nuestros derechos y conseguimos el apoyo del gobierno radical, tanto de Illia como de Carlos Perette –el vicepresidente–. Pero las normas las escribían los funcionarios del Banco Central que eran permanentes y respondían a los intereses de los grandes organismos internacionales», señalaba Floreal Gorini durante una entrevista ofrecida en 1997 al Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito. Las resoluciones del Central continuaban amenazando a las cooperativas. La decisión fue intensificar el plan de lucha a nivel local, provincial y nacional, acompañado por la sugerencia del Instituto a las cooperativas preexistentes de no aplicar aquella normativa restrictiva.
El 1º de junio de 1963, la inauguración de un edificio propio para la casa central del Instituto sirvió también como una buena ocasión para señalar las trabas que buscaban imponerse al sector. Nuevamente, las disposiciones legales del BCRA fueron el foco de las críticas de los cooperativistas. A eso se sumó, el día posterior a la inauguración de la sede central, la Primera Asamblea Nacional de Cooperativas de Crédito con el fin de tratar la mencionada normativa. Allí se decidió gestionar la derogación de la resolución 57/62, dictada a fines del año anterior por la Dirección Nacional de Cooperativas, que recortaba el accionar de las cajas; y constituir una Comisión Permanente Nacional Pro Defensa del Cooperativismo conformada por representantes de las cooperativas de todo el país y de todas las actividades.
El 21 de julio de 1963, también por iniciativa del IMFC, se resolvió llamar al Congreso Argentino en Defensa de la Cooperación. Desde ese espacio se buscó establecer un programa de acción que contuviera al movimiento cooperativo nacional. Se proponía entonces un debate en el sector que pudiera reunir fuerzas para, por un lado, readecuar la Ley 11.388 sobre el Régimen Legal de las Sociedades Cooperativas –aprobada y sancionada en 1926– y, por otro, dejar sin efecto las disposiciones que intentaban frenar el rol de la economía social.
Toda esa movilización implicaba también algunas dificultades. Las relaciones intercooperativas presentaban algunos claroscuros; escenarios que tuvieron que encontrar acuerdos básicos para no debilitar la defensa conjunta. Tal fue el caso del vínculo entre el IMFC y entidades como la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito y la Confederación Cooperativa de la República Argentina (COOPERA). Dos instituciones que habían demostrado una actitud vacilante ante los ataques al cooperativismo y que, en algunas ocasiones, como fue el caso de COOPERA, habían hecho públicos conceptos negativos sobre el Instituto. Pese a ello y luego de un debate de los dirigentes, la dirección del IMFC decidió participar de actividades conjuntas pero manteniendo su plan de lucha y sin comprometerse totalmente con las acciones de las entidades cuestionadas. De todas formas, prevaleció una conciencia colectiva y los ataques al sector permitieron congregar a las entidades y hasta reconocer, en lo que refiere a la Confederación Cooperativa de la República Argentina, los pasos dados por el Instituto en el sostenimiento del cooperativismo. Entendidas las diferencias, las amplias movilizaciones de 1963 demostraban la presencia de un movimiento que durante la década del 60 incidía de manera rotunda en la economía de los argentinos. Ese mismo año, el IMFC participó además de la Asamblea Constituyente de la Organización de Cooperativas de América (OCA), del Congreso Nacional Empresario y de la Comisión Promotora Pro Congreso Argentino en Defensa de la Cooperación.
Durante el tramo final de 1963 el Instituto celebró su quinto aniversario con actos conmemorativos en localidades como Totoras (Santa Fe), San Miguel de Tucumán, Córdoba y Paraná (Entre Ríos). En Capital Federal se llevó adelante el acto central que tuvo como oradores, entre otros, a dirigentes como Jacobo Amar, Amero Rusconi, Reynard O’Connor del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) y Antonio Garibaldi, Director Nacional de Cooperativas. Fue precisamente en la provincia de Santa Fe donde en el mes de noviembre se elaboró el Pronunciamiento de Totoras, documento que reafirmaba la posición del cooperativismo de crédito acerca de la necesidad de que el sistema financiero tuviera un espíritu federal y que estuviera orientado a la promoción de las actividades productivas nacionales.
—Maximiliano Senkiw
Mar del Plata, 1997
La filial del IMFC celebra el 75º Día Internacional de la Cooperación con numerosas actividades, entre ellas una maratón que cuenta con el auspicio de Cabal. La competencia fue ganada por Leonardo Malgor, reconocido atleta marplatense que representó al país en diversas competencias internacionales.