Retorno difícil

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El 30 de octubre de 1983 los argentinos volvían a votar, pero las políticas económicas continuaron ahogando a la banca cooperativa.

 

Acto. Unas 20.000 personas colmaron el Luna Park el 30 de julio de 1983. Ya se vivían el clima prelectoral y el fin de la dictadura.

El retorno de la democracia a la Argentina en 1983 planteó al movimiento cooperativo nucleado en el Instituto Movilizador una instancia de debate profundo acerca del rumbo a seguir tras casi una década de gobierno de la dictadura cívico-militar más atroz de la historia nacional. Si bien el proceso político abierto con el gobierno del presidente Raúl Alfonsín reinstalaba las esperanzas de transformación y reconstrucción de la economía nacional, el legado de la dictadura, que sobre todo se reflejaba en la orientación de la vida económica, era una pesada carga para el nuevo gobierno. El IMFC tuvo durante el período una posición que llamaba a defender los valores democráticos. De hecho, el 30 de julio de 1983, meses antes de las elecciones, el Instituto organizó en el Luna Park un acto que se consideró el «segundo retorno» a ese estadio luego de varios años de dictadura. En el acto, al que asistieron 20.000 personas, ya se vivía el clima preelectoral de los comicios que tendrían lugar en octubre. Las expectativas de un cambio luego de la noche negra de la dictadura eran muchas.
Luego de la asunción de Alfonsín, desde el IMFC se advertía la necesidad de recomponer el tejido económico destruido por el gobierno de facto, que mostraba signos de alarma como debilitamiento del aparato productivo, aumento del endeudamiento externo, caída de salarios y crecimiento de la desocupación. Para el movimiento cooperativo en particular, el panorama tampoco fue fácil. «El Banco Central de la época de Alfonsín se dejó presionar por los organismos internacionales (…) Ahí empezamos un proceso de exigencias normativas. Mayor capital, mayores reservas, rentabilidad y, cuando no, te amenazaban con la liquidación», recordaba –en una entrevista de 1999– el dirigente Floreal Gorini. La banca cooperativa tuvo el gran desafío de sostenerse ante un panorama adverso, que tendía a la consolidación de un sistema financiero altamente concentrado y extranjerizado. El cierre del Banco Udecoop y del Banco Berisso fueron algunos de los casos testigo derivados de una situación que exigía revisión. Consciente de los riesgos, el IMFC encabezó la defensa del sector.
Delegaciones del Instituto llevaron adelante durante los años del gobierno radical distintas iniciativas para atenuar las consecuencias de las medidas que aplicaba el Banco Central. Intervenía en la Secretaría de Acción Cooperativa ante los directivos del BCRA, articulaba acciones con entidades como la Federación de Bancos Cooperativos, la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito o la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios, entre otras, además de emitir periódicamente las denominadas propuestas cooperativas. En esos años, se dio a conocer también el documento Por una política financiera para la reactivación económica y la consolidación de la democracia y se impulsaron reuniones y encuentros como la Tercera Convención de Bancos Cooperativos adheridos al IMFC. Precisamente, en diciembre de 1985 esta convención trazó un plan de acción tendiente a revertir la situación de la banca cooperativa. Un plan que demandaba, entre otros puntos, «que el Banco Central estableciera un nuevo régimen operativo adecuado a las características de estas entidades» y que se sancionara «una nueva ley financiera que reemplazara la legislación del régimen militar».
Sin embargo, los vaivenes de la economía producidos por la puja distributiva entre los actores económicos de la etapa alfonsinista, en consonancia con la ley de redimensionamiento financiero del Banco Central, hicieron que, en el período de diciembre de 1983 a junio de 1986, se cerraran 15 bancos de los cuales 11 eran cooperativos. También se produjeron fusiones, ya que, por sugerencia del IMFC, numerosos bancos cooperativos debieron ser absorbidos por otros para preservar la presencia de esas entidades en el territorio nacional.

 

Fortalecidos
Ante un escenario complejo, la dirección del IMFC se abocó en este período a la defensa del sector, aunque sin descuidar el desarrollo de nuevos servicios. En 1984 implementó el departamento de comercio exterior, en 1985 se creó Segurcoop con el fin de contar con una aseguradora que atendiera las necesidades de los bancos cooperativos, mientras que la tarjeta Cabal incorporaba más comercios y entidades a su red y extendía sus prestaciones a Uruguay y Paraguay. En 1986 el Instituto implementó los primeros pasos de Plancoop, un servicio que permitiría a los asociados de los bancos cooperativos acceder a planes de ahorro previo.
En cuanto a la formación y educación, transitado el primer año del retorno de la democracia, el Instituto de la Cooperación Idelcoop amplió sus actividades con nuevos programas de capacitación, la consolidación de espacios como el área de Educación a Distancia y los seminarios que se expandieron por las provincias. Por su parte, en 1984 la revista Acción aumentó su cantidad de páginas, incorporó nuevos colaboradores y secciones y presentó una diagramación más ágil y moderna.
El IMFC mantuvo además su presencia internacional con la participación en congresos como el de la Alianza Cooperativa Internacional o la Asamblea Continental de la Organización de Cooperativas de América. Junto con esas actividades, en el ámbito nacional el Instituto organizó la Sexta Conferencia Internacional de la Cooperación de Ahorro y Crédito y comenzó a formar parte, en 1986, del Comité de Enlace de Entidades Cooperativas de Ahorro y Crédito (Clicec) y del Comité Bancario de la ACI. A mediados de 1987, como parte de la celebración del Día Internacional de la Cooperación, Floreal Gorini expresaba: «No somos nosotros los que generamos oposición por ser negativos o subversivos sino que encontramos a nuestros deseos de progreso, de justicia, de solidaridad, la oposición de políticas concebidas en un modelo económico que no responde al interés nacional ni al de las mayorías populares».
Finalmente, durante el proceso de transición presidencial, el 15 de junio de 1989, el IMFC emitió un documento que ratificaba su postura, tomada desde los inicios del gobierno alfonsinista, donde sostenía que las medidas económicas adoptadas y la grave situación fueron «consecuencia de una política económica deliberada y consciente que privilegió los compromisos con la banca acreedora y los grupos económicos locales». Y concluía: «Por nuestra parte seguimos insistiendo en que la democracia se defiende con participación popular, solidaridad y justicia social».

Maximiliano Senkiw

 

 

Abril de 2008

Acción llega a su número 1000 luego de 42 años de publicación continua y el humorista Fernando Sendra realiza una ilustración alusiva que ocupa la tapa del suplemento especial lanzado para la ocasión. Ese año, además, el IMFC cumplió 50 años, en un paralelo que reafirmaba la permanencia de dos entidades.

 

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