27 de noviembre de 2014
La cooperativa eléctrica de la localidad bonaerense de Parada Robles es un importante motor para el desarrollo local. Diversidad de servicios.
Aunque cueste creerlo, hace poco más de 40 años, y a solo 77 kilómetros de la Capital Federal, familias enteras se alumbraban todavía con velas, faroles a querosene y, en algunos pocos casos, con grupos electrógenos. Hasta que, en 1969, un grupo de 28 personas decidió asociarse para llevar energía a Parada Robles, un pueblo rural que hoy tiene unos 10.000 habitantes. «Hasta ese momento, el servicio de electricidad llegaba hasta Capilla del Señor, una localidad del mismo partido, Exaltación de la Cruz, que se encuentra a 10 kilómetros de distancia», explica el presidente de la Cooperativa Eléctrica y de Tecnificación Agropecuaria Parada Robles, Arroyo de la Cruz (CEPRAL), José Luis Hermida. Desde ese momento, la entidad inició un camino de continuo progreso incorporando nuevos servicios y prestaciones para mejorar la calidad de vida de su comunidad y de otros poblados aledaños. Gracias a los beneficios que forjó la cooperativa en esa extensa área agrícolo-ganadera, a mediados de los años 70 se multiplicaron en la zona numerosos emprendimientos habitacionales, barrios cerrados y grandes quintas, lo que generó un acelerado incremento de la población. A la par, comenzaron a instalarse industrias y otras entidades productivas. Con casi 45 años de vida, 580 kilómetros de líneas rurales y semirurales y más de 6.500 asociados, hoy la entidad es el reflejo del impuso vital que constituyen las cooperativas para el desarrollo de las localidades pequeñas.
Luego de la electricidad, la CEPRAL sumó otro servicio esencial: la telefonía. En 1983 inauguró la primera central automática del partido de Exaltación de la Cruz. «Antes de la instalación de los teléfonos automáticos, las comunicaciones se hacían con el sistema de magneto y a través de una operadora que enlazaba las conexiones enchufando las clavijas para establecer las llamadas», evoca Hermida. Aquella infraestructura originaria, renovada constantemente a través de inversiones en equipamiento, redes y soporte técnico, en la actualidad permite brindar servicios de última generación. «Hoy, los 2.000 usuarios conectados al servicio de Internet de la cooperativa pueden navegar por ADSL con una velocidad de hasta 3 megas», detalla el dirigente. Además, la entidad cuenta con un sistema inalámbrico para llegar con ese servicio a los establecimientos agropecuarios alejados de la zona urbana. Como parte de sus avances, la cooperativa de Parada Robles construyó además una planta industrial para fabricar postes y otros elementos de hormigón armado, productos que cuentan con la certificación de las normas IRAM. «La producción de 600 postes mensuales permite cubrir nuestra propia demanda y también proveer a las principales distribuidoras privadas de electricidad y a otras cooperativas hermanas en distintos puntos del país, además de generar una interesante fuente de trabajo para la zona», destaca Hermida.
Desde hace dos años la CEPRAL trabaja en otro proyecto innovador: la generación de energía a partir del compost de guano o «cama de pollo», como se lo conoce comúnmente. Los excrementos de las aves son utilizados además como un potente fertilizante para los cultivos. En la planta que está construyendo la cooperativa se procesarán, por otra parte, las ramas y troncos que quedan como residuos después de las podas, convirtiéndolos también en abono y energía. «La idea es generar la misma cantidad de potencia que distribuye la cooperativa (8 megavatios) y subirla a la red nacional. Por otro lado, las cenizas que derivan de ese proceso se pueden utilizar como fertilizante orgánico, dados los altos niveles de nitrógeno y fósforo que contienen», comenta el presidente de la entidad.
El último beneficio que incorporó la cooperativa para su comunidad, mediante un acuerdo firmado con Banco Credicoop, es un centro de atención bancaria en Parada Robles, el primero en su tipo inaugurado en el partido de Exaltación de la Cruz. Dicha oficina, instalada en la sede de la entidad, ofrece una serie de servicios y prestaciones a los asociados, tales como préstamos personales, seguros, tarjetas de crédito y cajero automático, entre otros. «Es un servicio muy necesario: antes teníamos que viajar hasta 20 kilómetros para retirar dinero u obtener asesoramiento bancario. Por eso valoramos el compromiso de la banca cooperativa con las entidades de carácter social como la CEPRAL», dice Hermida. De esta manera, la cooperativa bonaerense continúa impulsando el crecimiento local, apuntalándolo con proyectos productivos de gran impacto económico y social.
—Silvia Porritelli