El desafío de la Justicia

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Interrogantes acerca de la resolución de un caso que parece enfrentar la misma trama de complicidades y silencios que los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel.

Puerto Madero. Operativo policial en el domicilio del fiscal: los primeros pasos en la investigación judicial pueden ser claves para dilucidar lo ocurrido. (Télam)

La «muerte dudosa» del fiscal Alberto Nisman, según la calificación de la jueza que entiende en la causa, abre un sinfín de interrogantes. El primero, quizás el más importante: ¿el sistema judicial argentino será capaz de dilucidar el caso?
Porque Nisman, titular de la fiscalía especial de la causa Amia y acusador de la Presidenta, muere, probablemente, a raíz de esa doble condición. Entonces: ¿es posible que la investigación quede atrapada en la misma red de complicidades y silencios que rodeó desde el principio la acción judicial en torno a los atentados contra la mutual de la comunidad judía y la embajada de Israel?
La duda concierne en primer lugar al Poder Judicial, que a pesar del paso del tiempo no aportó absolutamente nada en materia de esclarecimiento de los casos referidos. Y que, más allá de ellos, acumula numerosos antecedentes de manipulación política, ineficiencia y hasta colusión con intereses criminales.
Es imposible, por ejemplo, eludir el dato de que la jueza interviniente es la misma que intervino en una causa de dudosa resolución. Fabiana Palmaghini tuvo una controvertida actuación en el caso de Lourdes Di Natale, quien murió al caer desde la ventana de su departamento, un décimo piso, el 1º de marzo de 2003. Di Natale, ex secretaria de Emir Yoma, había testimoniado en la causa del contrabando de armas a Croacia y Ecuador, y estaba por declarar en el marco de la investigación de la explosión de la fábrica de armas de Río Tercero. La jueza, al recibir la causa luego de una apelación, ordenó peritajes y nuevas actuaciones, algunas de las cuales ponían en duda la hipótesis del suicidio, pasó el tiempo y Palmaghini cerró el sumario. La Cámara confirmó el cierre, pero una nueva apelación puso el expediente en poder de la Corte Suprema, que aún no resolvió si acepta el caso.
En segundo lugar, la política no pareció haber aportado una mejora a la investigación del caso. Al contrario, la mayor parte de las declaraciones de candidatos presidenciales y otros postulantes estuvo dominada, antes que por el anhelo de justicia, por el mezquino cálculo electoral. Si bien hubo excepciones, en lugar de llevar tranquilidad a la población y apoyar a la Justicia en el complejo proceso que debe sustanciar, primó la especulación de campaña. Mauricio Macri, procesado por espionaje, no se privó de fustigar la política oficial al respecto. Pero quien se llevó las palmas fue Sergio Massa, uno de cuyos jefes de campaña es nada menos que Juan José Álvarez. El integrante del Frente Renovador ingresó a la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado, hoy SI) como agente en 1981, recomendado por el represor Albano Harguindeguy, y era secretario de Seguridad de Eduardo Duhalde cuando la Policía Bonaerense asesinó a Maximiliano Kostecki y Darío Santillán. Massa anunció que se presentaría como querellante en la causa, una decisión que difícilmente podrá efectivizar ya que tendría que demostrar que es un particular damnificado. Asimismo, ambos precandidatos presidenciales, Macri y Massa, junto con sus pares Hermes Binner (socialista), José Manuel de la Sota (justicialista) y Ernesto Sanz (radical), dirigentes políticos de esas y otras fuerzas opositoras, asociaciones civiles y cámaras empresarias, suscribieron un documento titulado «Derecho a la verdad», emitido por el Club Político Argentino, en el que se reclama, además del esclarecimiento de la muerte de Nisman, que se nombre en su reemplazo un fiscal que «sea garantía de independencia y de imparcialidad».
En tercer lugar, los medios de comunicación aportaron mayormente, con las notorias excepciones del caso, más confusión que claridad. Cada versión, por más disparatada que fuera, merecía titulares  y extensos análisis en radio y televisión (ver Medios y…). Trascendidos o meras especulaciones que aparecían, por ejemplo, en portada del diario Clarín y eran sostenidos en las señales televisivas y radiales del Grupo, debían ser desmentidos por la fiscal a cargo de la instrucción, como el dato falso de la distancia a la que se produjo el disparo.

Nisman. Regresó de un viaje
por Europa para presentar
su denuncia. (Dyn)

En ese marco, la opinión pública, sumida en la confusión y hasta en la sensación de miedo por la muerte inexplicada de Nisman, no encontró la contención adecuada. Todo lo contrario. Porque las dudas que genera la Justicia se explican, además de lo enunciado, por las características de la propia denuncia de Nisman. Las casi 300 páginas en las que se fundamenta la presentación del extinto fiscal –difundidas en forma completa por el sitio informativo del Poder Judicial– se basan casi exclusivamente en grabaciones editadas de personajes secundarios, trascendidos hechos circular por supuestos agentes de inteligencia y datos sin corroboración alguna. Casi todo aportado, según parece, por el ex factótum de la Secretaría de Informaciones, Antonio Stiuso, quien fue escalando posiciones en la SIDE desde su ingreso en 1972.

 

Argumentos
El jurista Eugenio Zaffaroni, hasta hace pocas semanas miembro de la Corte Suprema de Justicia, no vaciló en señalar en una entrevista publicada por el matutino Página/12: «La denuncia no tiene fundamento. Incluso si se aceptara que existió un plan, no encuentro el delito, porque este plan denunciado no pasó al terreno de los hechos, no se logró encubrir a nadie» y se mostró convencido de que Nisman fue víctima de una operación. La opinión de Zaffaroni es compartida por Julio Maier, profesor consulto de Derecho Penal y Procesal Penal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y profesor honorario en universidades internacionales. «La denuncia como tal, si me tocara actuar como juez, la desestimaría. Desde todo punto de vista no tiene ningún sentido», sostuvo.
Una exploración en sus principales argumentos permite detectar las inconsistencias de la denuncia. Nunca sucedió lo que el fiscal afirmaba que había sucedido. Ni se levantaron las alertas rojas para impedir que fueran apresados los iraníes sospechosos, luego de un acuerdo de intercambio de petróleo iraní por granos argentinos, que no se produjo, ni existió jamás una pista falsa que involucrara a «fachos locales». Tampoco el documento votado por el Congreso, más allá de la opinión que a cada uno le merezca, es «un plan criminal de encubrimiento».

85 muertos. La voladura de la sede comunitaria ocurrida en 1994 sigue impune. (Télam)

En cuanto a la cuestión de las alertas, el periodista Horacio Verbitsky describió exhaustivamente los sucesos: «En conferencia de prensa, el canciller Héctor Timerman mostró la nota que envió el 15 de febrero de 2013 a Interpol: le informaba a su secretario general (el abogado, economista y ex jefe del Servicio Secreto de Estados Unidos, Ronald Kenneth Noble), que los pedidos de captura internacional sólo podrían ser modificados a solicitud del juez Rodolfo Canicoba Corral. Canicoba dijo que al firmar las órdenes de captura que le solicitó Nisman ordenó al fiscal que profundizara esa investigación y no se basara apenas en informes de inteligencia, y que también siguiera la pista siria y la conexión local. “Nada de eso hizo”, sentenció. Tampoco su colega María Servini de Cubría encontró en la presentación de Nisman “las pruebas que le otorgan sustento a sus solicitudes”, por lo que se negó a habilitar la feria judicial. (…) El Memorando de Entendimiento con Irán fue firmado el 27 de enero de 2013, en Etiopía (…) Noble le respondió en inglés que se quedara tranquilo, que las alertas rojas no se modificarían. Timerman le expuso su situación personal, como firmante del memorando, ministro del gobierno argentino y judío. Noble le dijo, ahora en francés, que entendía la situación y que no tenía motivo para preocuparse. “Se lo dije en inglés, en francés y ahora en su idioma: el memorando es muy conveniente y no hay riesgo de que sobre esa base se modifiquen las alertas rojas”. Timerman le pidió que Interpol lo dijera en una nota formal. Ese mismo día la firmó el Consejero Jurídico de Interpol, Joel Sellier, y el entonces subsecretario de Justicia y actual subsecretario de Inteligencia, Juan Martín Mena, trajo el original desde Lyon a Buenos Aires».
Por otra parte, el titular de la SI, Oscar Parrilli, desmintió que los agentes citados en la presentación, Ramón Héctor Bogado y Héctor Yrimia, hayan revistado alguna vez en sus filas. Sobre Bogado puntualizó que se trata de un impostor que tiene dos causas por tráfico de influencias.

 

Vínculos
En cambio, es pública la vinculación que tenía Nisman con la SI, particularmente con Stiuso, y con la embajada estadounidense. El periodista Santiago O’Donnell reveló el vínculo del fiscal con la representación diplomática en su libro Argenleaks. Allí se cuenta que el fiscal informaba a la embajada antes que al propio juez de la causa. Sólo un ejemplo: un cable del 27 de mayo de 2008, de la representación estadounidense, advertía que el FBI había instruido a Nisman para que enfocara la investigación en el atentado y no en su encubrimiento.
Acerca de la SI, en su segunda carta pública sobre este caso, difundida por redes sociales, la Presidenta Cristina Fernández se extendió en la descripción de sus particulares relaciones con el exjefe de los espías. «Es bueno recordar declaraciones del fiscal Nisman realizadas el 14 de enero de 2015 en el programa A dos voces del canal de cable TN (ya saben de quiénes se trata). Allí, ante una pregunta sobre Stiuso
–“¿Y que hizo Stiuso?”, Nisman contesta: –“Absolutamente todo lo que yo le pedía. Stiuso es un excelente profesional, no tengo dudas, pero a veces Stiuso como todo hombre de Inteligencia venía y me decía ‘tengo esta prueba, en tal hecho participó fulano’ y la explicación que me daba cuando me hablaba era coherente, la prueba la daba un informante de la triple frontera, ‘pero escúcheme, para Inteligencia es bárbara esta prueba, yo tengo que ir ante un tribunal, me sacan corriendo, qué digo, ¿me lo dijo el señor Stiuso?’ y se generaban discusiones. Yo solamente validaba jurídicamente a lo que le podía dar validez judicial”. Textual».
En este contexto, la Presidenta anunció la disolución de la exSIDE y el envío de un proyecto de ley al Congreso mediante el cual crea la Agencia Federal de Inteligencia, para el cual convocó a sesiones extraordinarias. La mandataria afirmó que la reforma del sistema de inteligencia «es una deuda de la democracia, de todos los que hemos sido gobierno desde 1983». El proyecto establece, según explicó Fernández, que «la inteligencia nacional consiste en la obtención, reunión, sistematización y análisis de información específica, referida a hechos, riesgos y conflictos que afecten la seguridad de la Nación y sus habitantes». La reforma incluye también el traspaso del sistema de escuchas judiciales al ámbito del Ministerio Público Fiscal. El debate no será sencillo ya que, al día siguiente del anuncio, dirigentes de fuerzas opositoras adelantaron su rechazo a la iniciativa.
Con todo, no se puede apostar a otra cosa que la justicia. Es decir, de allí tiene que salir la verdad que todos (o casi todos) los argentinos reclaman. No solo en el caso Nisman, sino también en los de la Amia, la Embajada de Israel y la denuncia de conspiración para la impunidad contra Carlos Menem y otros miembros de su gobierno. Para ello es indispensable otra actitud de la dirigencia política, que ponga la seriedad y la calma por delante del afán electoralista. Que el juez a cargo de la investigación muestre absoluta transparencia, presente pruebas contundentes y fundamentos de cara a la sociedad y, fundamentalmente, que la opinión pública siga de cerca el devenir de los acontecimientos. Finalmente, no sería menor, a efectos de llegar a la verdad, que los medios de comunicación informen, analicen y opinen con apego a los hechos más que a los intereses que los sustentan.

—Informe: Daniel Vilá

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