17 de mayo de 2016
El jueves pasado, y tras una maratónica sesión, el Senado votó a favor de que se abra el juicio político en contra de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que permanecerá 180 días alejada del poder. Esos seis meses serán utilizados por Dilma y sus aliados para trabajar en la defensa y así conseguir que la vuelta al poder no sea un imposible. Si en el juicio político, definido como «un golpe» por Dilma, la jefa de Estado es hallada culpable, será destituida. Todos los esfuerzos serán puestos en conseguir que eso no suceda. Por eso, mientras los medios del país se encargan del nuevo gobierno del exvicepresidente Michel Temer, ahora presidente interino de Brasil, de los nombramientos de su gabinete y de sus políticas, la mandataria suspendida habla en las redes sociales. Ayer, en su primera aparición luego del día en que fue suspendida, Rousseff publicó en Twitter y en Facebook tres mensajes de diferentes temas y dirigidos al pueblo de Brasil, con el mismo tono en que lo hubiese hecho desde la oficina que ocupaba en el Palacio del Planalto.