27 de marzo de 2015
Dirigentes cooperativas e investigadoras abordaron el rol de las mujeres en la economía social y la dificultad de conciliar el trabajo doméstico y la vida laboral por fuera de los hogares.
Como parte de las conmemoraciones por el Día Internacional de la Mujer, se realizó, en la sala Jacobo Laks del CCC Floreal Gorini, la charla Las mujeres en el cooperativismo y en la economía social: dilemas, retos y desafíos. Organizada por el Departamento de Cooperativismo del CCC, del panel participaron Marta Gaitán (presidenta de la Secretaría de Género del Instituto Movilizador y e integrante del Comité de Equidad de Género de COOPERAR); María Inés Fernández Álvarez (antropóloga e investigadora del Conicet y de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA); Silvia Díaz (presidenta de la cooperativa de trabajo La Cacerola e integrante de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados); y Silvia Ebis (de la cooperativa de servicios públicos Comunidad Organizada). Coordinaron la mesa Valeria Mutuberría Lazarini y María Florencia Rodríguez, investigadoras del Departamento de Cooperativismo del CCC.
«Si bien han pasado muchos años, no podemos olvidar que el Día de la Mujer pone en evidencia el grado de desigualdad en que las mujeres trabajaban y desempeñaban sus tareas tanto domésticas como productivas. La raíz es la tragedia ocurrida en 1911 en un taller textil, donde murieron quemadas 123 mujeres, muchas de ellas jóvenes inmigrantes que reclamaban mejores condiciones de trabajo y trato», señaló Rodríguez al inicio de la disertación. Asimismo, la investigadora destacó: «Qué rol tenemos en el ámbito privado, qué rol tenemos en el ámbito público y qué rol desempeñan las mujeres dentro de la economía social y en las cooperativas son aspectos relevantes a pensar, porque no solo son espacios de producción sino también espacios de proyección política, que plantean otras formas de producción, pero también de relacionarse y de vivir».
Por su parte, Mutuberría afirmó: «Estamos contentas de poder llevar adelante esta actividad porque entendemos que la mujer tiene un rol fundamental en la sociedad y vemos muchas veces invisibilizado ese rol en los ámbitos privados, en el hogar, pero también en el ámbito de la producción». Se refirió además a la importancia de «apuntar a la igualdad» entre los género e instar a que «se reconozcan los derechos, que todos somos iguales, por ende, las responsabilidades y obligaciones también son iguales». Leyó, en ese marco, una adhesión del Comité de Equidad de Género de la Cooperativa de Electricidad de Zárate.
«Es un verdadero honor y sueño estar en este Centro Cultural de la Cooperación, usina de nuestro ideario y además generador de toda esa batalla cultural que nos damos en la sociedad». Con estas palabras inició Gaitán su disertación. Sobre las desigualdades de género que existen dentro del ámbito de la economía social en Argentina, aseguró: «Las cooperativistas somos más del 50% de la dirigencia y eso no se refleja ni en los mandos altos, ni en los mandos medios: de acuerdo con algunos estudios, 8 de cada 10 puestos de este tipo están ocupados por compañeros varones». Hizo, además, referencia a las mujeres de cooperativas formadas con microcréditos, y destacó que la riqueza de observar de cerca esas iniciativas es «ver cómo se presenta ese trabajo de manera autogestionada, cómo trabajan de manera colectiva, cómo, en definitiva, vamos desnaturalizando las prácticas de la economía mayoritaria, hegemónica».
Fernández, por su parte, comentó el resultado de sus investigaciones sobre cooperativas de trabajo y empresas recuperadas. Afirmó que la participación de las mujeres en esos ámbitos «suele estar tensionada por la energía y el tiempo que tienen que destinar a las tareas del cuidado de sus hijos, de sus parejas, de sus hogares». Y destacó que el concepto denominado Economía del Cuidado debe ser comprendido en un sentido amplio, no solo relacionado con la reproducción de la vida. «Estas actividades del cuidado no son solamente aquellas que tienen que ver con las tareas domésticas, sino en un sentido más amplio, toda una serie de bienes, servicios, actividades destinados al cuidado de los otros», dijo Fernández.
A su turno, Ebis, quien trabaja en el distrito de Cuartel V (ubicado en Moreno, provincia de Buenos Aires), habló sobre algunos de los proyectos que llevó adelante la cooperativa Comunidad Organizada para abordar las problemáticas de los barrios, como el acceso a los servicios públicos. «La subjetividad de pensar en cómo se reproduce uno en la vida, en el barrio, en la familia para que todos tengamos la mejor calidad de vida, la ponen las mujeres», señaló en referencia a los debates que se plantearon en el interior de Cuartel V para lograr que todas las familias puedan tener el acceso al gas natural.
Díaz cerró el panel con una reflexión sobre las problemáticas en torno a la dificultad de conciliar la vida doméstica y laboral de las trabajadoras de la economía social tomando como ejemplo la cooperativa de trabajo que preside, dedicada a la elaboración de productos de panadería y que cuenta además con su propia cafetería y centro cultural. «En la medida que el emprendimiento productivo fue creciendo y mejoró su situación –relató Díaz– hubo que mejorar el rendimiento porque de otra forma no iba a mejorar el ingreso. Y ante ese escenario, fue disminuyendo el porcentaje de mujeres en el grupo de trabajadores asociados».
—Pablo de Micheli