6 de octubre de 2015
«El amor es un intérprete obsesivo», leemos promediando la Conferencia sobre la lluvia de un bibliotecario que pierde los papeles de su rutina y comienza a improvisar para el público. La escritura, que es un modo del amor, también: por eso Villoro ha recolectado citas de Cummings, Cortázar, Neruda y Mallarmé, entre otros, y las ha enhebrado en la cinta de digresiones del hombre que toma la palabra aquí, haciendo pausas sentidas entre borla y borla de su biografía emocional. En esas pausas bebe agua, procura volver a su carril: la lluvia. Pero al igual que las gotas, que no saben quedarse en el suelo para siempre, sus pensamientos se evaporan a la velocidad de sus añoranzas. «¿Qué es una conferencia si no una divagación organizada?», se justifica. Ese «género menor» servirá para perfilar cierto repertorio de personajes alrededor del neurótico monologuista. «El corazón tiene derecho a una sorpresa», sabremos en esta entrega breve, fresca y empapada. El escritor y periodista mexicano, Premio Herralde, tiene otros títulos en esta editora, como Llamadas de Ámsterdam y Materias dispuestas.
—Valeria Tentoni