Algoritmos equivocados

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Un algoritmo confundió una torta con un pecho femenino. La británica Sue Moseley publicó en Instagram una foto de una torta; cuando intentó entrar nuevamente a su cuenta, estaba bloqueada por contener «desnudos». ¿Cómo alguien puede confundir un pecho con una torta? No fue alguien, sino un algoritmo. Cada vez más tareas dependen de estas fórmulas matemáticas complejas que cruzan datos para dar un resultado. En este caso, analizó la forma de la imagen y, al menos matemáticamente, le pareció representar un pecho. Los algoritmos manejan muchas cosas: desde la decisión de qué mostrar en nuestra cuenta de Facebook en base a lo que nos gustó otras veces, hasta manejar un auto sin conductor. Uno de los algoritmos más usados y más largos es el de búsqueda de Google, el cuál tiene 2.000 millones de líneas de código que prometen encontrar lo que buscamos. Estas complejas fórmulas matemáticas no tienen conciencia, pero sí una complejidad que les permite «equivocarse».

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