Sociedad | CASO STRYZOWSKI

¿Qué pasó con Cecilia?

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María Carolina Stegman

Sin rastros de la joven desaparecida en Chaco, los investigadores no dudan del femicidio. Prejuicios y dinero, motores de una historia con el peor final.

Resistencia. Miles de chaqueños acompañaron a Gloria Romero, la madre de Cecilia.

Foto: Télam

Un cuerpo que no aparece, una recompensa millonaria para quien aporte datos ofrecida por el Gobierno nacional, rastrillajes en el fondo de un río y sobre todo el dolor jugando una pulseada con el espanto frente a la muerte.
Pero lo que distingue a este caso policial de otros es el contexto político que lo envuelve, ya que la desaparición de la técnica en informática Cecilia Stryzowski tuvo un alto impacto a nivel político cuando faltaban pocos días para las PASO chaqueñas y permitió que en una primera lectura, Juntos por el Cambio pudiera lucir un triunfo importante en un distrito en manos del peronismo desde hace 16 años (ver El impacto político). Los sospechosos y detenidos, Marcela Acuña y Emerenciano Sena, aliados del Frente Chaqueño en listas colectoras, fueron excluidos de las boletas de las PASO en las que Capitanich ganó la interna y detenidos al comenzar la investigación judicial por su presunta responsabilidad en el hecho. Socialistas Únicos (PSU), el espacio que llevaba a Sena en su boleta para diputados, consiguió 624 votos, un mísero 0,32% de los sufragios del Frente Chaqueño, mientras que en la ciudad de Resistencia, en la cual Acuña se presentaba como candidata a intendenta solo obtuvo 235 votos, el 0,75% de todos los sufragios del Frente. En la elección de concejales en tanto, la boleta de los Sena consiguió en la capital 238 votos.

Oposición familiar
Para entender esta sombría historia hay que remontarse a junio de 2021, pandemia de por medio, cuando Cecilia Stryzowski y César Sena, una técnica informática y un maestro mayor de obras, se conocieron mediante una app de citas. César es el hijo único de Sena y Acuña, dirigentes del Movimiento de Trabajadores Desocupados, luego devenido en Movimiento Sena. Los casi diez años de edad que Cecilia le llevaba a César no tardaron en hacer ruido dentro de la familia Sena, fundamentalmente en Acuña. Aun así, el romance siguió en pie y en septiembre de 2022 se casaron, él con un traje gris, ella con un vestido rosa tejido a crochet por su propia madre, Gloria Romero. 
La madre de Cecilia tampoco avalaba una unión que, legalmente, no prosperaría más allá de la luna de miel, ya que –de acuerdo a declaraciones de testigos–, Acuña los obligó a divorciarse tres meses después. El acta del divorcio figura en el expediente de la causa, con fecha 21 de diciembre.
No obstante, pese al divorcio y la oposición familiar, César y Cecilia seguían juntos, administraban de hecho una cafetería llamada Gato Negro, un emprendimiento al que Cecilia calificaba como «el sueño de toda su vida». Tiempo más tarde, una testigo de identidad reservada le diría al fiscal que a principios de mayo la joven le había confesado un hecho de violencia de parte de César, con insultos y zamarreo de por medio.
Con la intención de iniciar una nueva vida en Ushuaia, Tierra del Fuego, en donde les esperaba un promisorio futuro laboral gracias a las conexiones de Marcela Acuña –o al menos eso creía Cecilia–, el 1º de junio ella empieza a armar su valija, una prestada por su tía Mercedes. A su familia le dijo que al día siguiente llegarían a Corrientes para desde allí tomar un vuelo con escala en Buenos Aires. «Me contó que estaba armando el bolso y me dijo que César iba a venir hasta casa para traerme a su perrita, porque la habían operado y quería que yo se la cuidara. Hasta me dio indicaciones de qué darle de comer…», detallaría Gloria días más tarde a la prensa. También se comunicó con su hermana, Ángela, en la madrugada ya del viernes 2 de junio, a la 1:33 primero y a las 8:20 después, cuando Cecilia le dijo a Ángela que estaban por emprender el viaje hacia Corrientes, para hacer luego escala en Buenos Aires y de allí el domingo a Ushuaia. Fue la última vez que hablaron.

Puesta en escena
A las 9:15 Cecilia es captada por las cámaras de seguridad en el momento en el que ingresa a la casa de Sena y Acuña, ubicada en Santa María de Oro 1460. Solo se ve su ingreso, nunca salió de allí.
Cuatro días después, el 6 de junio, Gloria hizo una denuncia por «averiguación de paradero» ya que, si bien se comunicaba con su hija por WhatsApp, no podía verla, porque supuestamente el celular de Cecilia estaba roto y no podía usar la cámara. Pero no solo eso, dos personas fueron a su casa a decirle que no aparecía. Hoy esa comunicación tal vez pueda leerse como parte de una puesta en escena, así como los «mensajes» que le envió César al celular de Cecilia en esos días pidiéndole que «volviera» porque su familia estaba preocupada y dando a entender que ella se había ido por propia voluntad y que incluso estaba con otra persona.
Los fiscales Jorge Cáceres Olivera, Juan Gómez y Nelia Velázquez decidieron entonces comenzar a investigar. El primer paso fue analizar las cámaras de seguridad que se hallan frente a la vivienda de Sena, donde se ve que Cecilia ingresa a la vivienda, pero que nunca sale. Es por este dato que la pesquisa se centra fundamentalmente en esta familia.
Dos días después, el 8 de junio, el casi adolescente César Sena es llamado como testigo para declarar. En ese momento sostuvo ante la Justicia que había discutido con Cecilia por una suma de dinero que debía pedirle a su madre Marcela para el viaje, y que su pareja se retiró de la casa, lo cual fue desmentido por las imágenes.
Por esto, la Justicia libró una orden de allanamiento para la casa de los Sena al día siguiente, el 9 de junio. Como resultado se encontraron supuestas manchas de sangre en una pared y en el piso, que están siendo peritadas para saber si es humana y de ser así, si pertenecen a Cecilia. Con este hallazgo, se determinó la detención como sospechosos de Sena padre, Acuña, quienes declararon en las últimas horas sin que trascendiera si aportaron algún dato esclarecedor para la causa, y también Fabiana González, una colaboradora del matrimonio. César, sobre quien se libró una orden de captura, se entregó al día siguiente, el 10 de junio, y si bien permanece detenido desde entonces, hasta el momento se negó a declarar.
Para el fiscal Cáceres Olivera, el móvil fue económico, una discusión entre Marcela Acuña y Cecilia Strzyzowski, que terminó con la muerte de Cecilia, algo que hoy ya es una certeza, tanto para la Justicia como, lo que es peor aún, para la familia de la joven. En los días siguientes se produjeron más detenciones, todas personas del círculo cercano a la familia Sena, que en opinión de los fiscales, colaboraron con ellos en la creación de una coartada –el viaje a Ushuaia– y en el encubrimiento posterior del crimen: Gustavo Melgarejo, casero del campo de la familia; su esposa Griselda Reinoso; y Gustavo Obregón, pareja de González. En las últimas horas, los fiscales adelantaron que pedirán la prisión preventiva para los siete detenidos.
En todo momento, los Sena insisten en su inocencia y la de su hijo. No obstante, el abogado del joven, Juan Díaz, presentó su renuncia a la defensa por «diferencias irreconciliables y una cuestión ética».
Lo que siguió fueron más y más allanamientos y rastrillajes –con detalles escabrosos, vinculados con las actividades rurales de los Sena, como la cría de chanchos en el campo de Puerto Tirol–, la aparición de una valija quemada (¿la prestada por la tía Mercedes?) e intentos varios por encontrar lo último que le falta a esta historia de desamores, violencia y espanto, una más acaso y posiblemente no la última: el cuerpo de Cecilia, el sello final que marque un nuevo camino, no menos sombrío, el de hallar justicia por ella, por su familia, por todas.

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