Sociedad | ENTREVISTA A ANDRÉS ARIAS

«No tenemos tiempo que perder»

Tiempo de lectura: ...
Marcelo Torres

«Los plásticos impactan en el medioambiente a lo largo de todo su ciclo de vida», asegura el biólogo argentino que participó en la última cumbre mundial. Secuelas para la salud humana y la fauna.

Andrés Arias. El profesor fue uno de los observadores científicos por Argentina en la reunión llevada a cabo en Busan, Corea del Sur.

Andrés Arias, investigador de Conicet en el Instituto Argentino de Oceanografía (IADO) y profesor en la Universidad Nacional del Sur (UNS), fue uno de los científicos que representaron a la Argentina en la quinta cumbre mundial sobre plásticos (INC-5) que se llevó a cabo desde el 25 de noviembre al 1 de diciembre en Busan, Corea del Sur, con el objetivo de llegar a un tratado global sobre la creciente contaminación que genera este material.

Lamentablemente, los participantes –Estados, científicos, empresarios y comunidades– no llegaron a un acuerdo y habrá que esperar a la reunión de este año por resultados más alentadores.

A su regreso de Corea, Arias charló con Acción, no solo sobre los resultados del encuentro internacional, sino también sobre los aspectos más controvertidos de la producción mundial de plásticos, los sistemas de reciclaje y de cómo los residuos afectan a la fauna e incluso a la salud humana.

–¿Por qué creés que algunos dicen que las negociaciones en Corea para alcanzar un acuerdo global sobre los plásticos fracasaron?
–Ya ha pasado un tiempo del cierre, y decantando cierto sentimiento de frustración del momento, creo que de ninguna manera las negociaciones hayan sido un fracaso; de hecho, creo que fueron un avance. Desde el INC-4 en Otawa al INC-5 en Busan, podemos encontrar nuevos alineamientos y voces que se suman a un gran grupo de países –más de 90– que manifiestan querer obtener objetivos altos en el acuerdo, objetivos de alta ambición. Por otro lado, medidas sobre la producción y el manejo de los químicos asociados con los plásticos aún están en el borrador y eso es alentador. Creo que, en el proceso de estas últimas cinco reuniones, la forma en que los países entienden la contaminación por plásticos ha cambiado. Hoy es claro para todos que los impactos ocurren a lo largo de todo su ciclo de vida, liberando gases de efecto invernadero, sustancias químicas, microplásticos y otros productos en cada etapa.

–¿Es la industria petroquímica la principal responsable, como sugirieron algunos sectores?
–No. Por un lado, llegar a un acuerdo implica una puja de intereses, a veces contrapuestos, y está bien que así suceda en una mesa de negociación. De hecho, partes importantes de la industria de la cadena de valor del plástico poseen objetivos públicos y claros de alineamiento hacia un tratado ambicioso. Por otro lado, es cierto que dentro de las negociaciones hay grupos de países con tácticas que no favorecen el avance del tratado y esto ha sido uno de los mayores escollos. Es importante entender que, al final de día, son los delegados de cada país quienes toman las decisiones con voz y voto sobre el texto del tratado en desarrollo. Por esto es importante que los países cuenten con toda la información necesaria, proveniente de la industria, de los trabajadores del plástico, de los recolectores, de los pueblos originarios y también del consenso científico, para que al tomar las decisiones que solo cada Estado puede y debe tomar, estas puedan ser efectivas.

 –¿En qué se debería poner el acento? ¿En reducir la producción mundial de plásticos, como insisten unos países, o en mejorar los sistemas de reciclaje, como proponen otros?
–La ciencia es clara: si buscamos un tratado que proteja la salud humana y el medioambiente, indefectiblemente debe abordar todo el ciclo de vida de los plásticos, incluyendo cuestiones sobre su producción, tanto en términos cuantitativos, cuánto producimos y a qué tasa; como cualitativos, qué tipo de plásticos y de qué forma se los produce. La fase final del ciclo de vida de los plásticos incluye los sistemas de recolección, separación y reciclado: todo esto debe estar reflejado en el tratado; sin embargo, la información científica de consenso es taxativa en este punto: no es posible cambiar el paradigma de la contaminación por plásticos abordando solo esta fase final. Creo que si se mejora el texto del tratado, aún en desarrollo, reforzando las disposiciones sobre la producción de plásticos, reciclabilidad, transparencia y seguridad química de los mismos, se puede lograr un acuerdo que logre disminuir mucho más eficazmente tanto la magnitud de las emisiones al ambiente como los efectos ecotoxicológicos asociados.

INC-5. Fue la quinta cumbre internacional –impulsada por la ONU– para acordar un tratado sobre la producción de plásticos.

–¿Cuáles son los principales daños al ambiente que causa la contaminación por plásticos?
–Los plásticos son una fuente potencial de contaminación durante todo su ciclo de vida, con emisiones al aire, la tierra y el agua en todas las etapas. Los plásticos son en sí mismos productos químicos, muchos de los cuales se sabe que son sustancias preocupantes. Su impacto comienza durante la fase de extracción de materias primas destinadas a la producción de plásticos, es decir, combustibles fósiles o fuentes de carbono de origen biológico, y eso incluye liberación de gases de efecto invernadero, consumo de agua, el llamado fracking, derrames de petróleo y otros productos químicos. En las fases de producción, se liberan productos químicos y micro y nanoplásticos, incluidos monómeros, polímeros, aditivos, pellets, escamas, polvos y fragmentos. Las emisiones también ocurren durante el transporte, operaciones comerciales, fases de uso industrial y de consumo. Se producen más emisiones también en las fases finales: la gestión de residuos, incluido el reciclaje. Además, los plásticos se desgastan constantemente, haciendo que estas partículas más pequeñas estén en movimiento permanente.

Efectos tóxicos
–Dada tu especialidad, ¿cuáles son los impactos más importantes del plástico en las especies marinas?

–La contaminación por plásticos afecta la salud ambiental y humana a través de la exposición diaria, múltiples rutas de exposición, por ejemplo, alimentos contaminados o inhalación de partículas; y la acumulación de impactos en el tiempo. Los animales marinos están particularmente muy expuestos al plástico como contaminante. Por ejemplo, los grandes mamíferos marinos son muy vulnerables a enredarse, particularmente en líneas o redes fantasma. Se estima que cada año mueren 300.000 ballenas, delfines y marsopas debido a enredos en artes de pesca perdidas o abandonadas. Las tortugas suelen confundir el plástico con comida: cuando comen bolsas de plástico, esto puede hacer que se sientan llenas, lo que eventualmente las lleva a morir de hambre. Las aves marinas también confunden pequeños fragmentos de plástico que se encuentran en la superficie del agua con alimento y hemos encontrado rastros de microplásticos en cientos de especies de peces, incluidas muchas que consumen los humanos. Cuando moluscos como los mejillones y las ostras filtran el agua de mar para alimentarse, también incluyen a los microplásticos. Los estudios nos muestran cómo la exposición de estas especies a trozos de plástico disparan marcadores de progresión de enfermedad, generando efectos tóxicos o generando condiciones de vulnerabilidad en las mismas.

–Hasta que se llegue a un acuerdo global, ¿qué medidas podrían tomarse para, al menos, moderar los efectos de los plásticos?
–Hay muchas cosas que podemos y debemos hacer. El acuerdo, bueno o malo en cuanto a sus ambiciones, en un buen escenario puede tomar años para implementarse en los países, de manera que no tenemos tiempo que perder. En primer lugar, saber que se estima que entre el 50% y el 60% de todo el plástico que se produce en un año se destina a productos de un solo uso y a packaging de alimentos. Si bien somos consumidores e intervenimos en la fase final del ciclo de vida de los plásticos, también estamos en un lugar preponderante para aplicar el circuito de las R: reducir, reutilizar, reciclar. Esto es: reducir, rechazar si es posible, plásticos de un solo uso, manejar responsablemente ese residuo, buscando la deposición adecuada y en lo posible aplicando la separación correcta de residuos a fin de favorecer los procesos de reciclaje. También podemos agruparnos y pedir a los tomadores de decisiones, ya sean comunales, provinciales o regionales, las medidas regulatorias que aún no estén implementadas, como separación de residuos, eliminación progresiva de elementos de un solo uso evitables, reemplazo por elementos reutilizables o elementos compostables certificados, etcétera. A nivel nacional, por ejemplo, necesitamos urgente una ley de envases que incluya el concepto de Responsabilidad Extendida del Productor y que facilite los mecanismos de recuperación/reciclado de los envases de un solo uso: botellas PET, elementos de limpieza, etcétera.

Estás leyendo:

Sociedad ENTREVISTA A ANDRÉS ARIAS

«No tenemos tiempo que perder»

Leave a comment

Tenés que estar identificado para dejar un comentario.