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¿El ocaso de las redes sociales?

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Esteban Magnani

Twitter y Facebook están en crisis, mientras hábitos como el cuidado de la intimidad muestran señales de recuperación. ¿Un cambio de época?

Foto: Shutterstock

En los últimos años, sobre todo luego de la pandemia, algunas redes sociales comenzaron a dar señales de agotamiento. Facebook está sumida en una profunda crisis económica, ya no conquista nuevos usuarios e Instagram no le alcanza para salir del pozo. Elon Musk está haciendo implosionar Twitter, una red que ya tenía dificultades para generar ganancias. TikTok todavía crece, pero con un modelo ligeramente distinto. La tecnología y ciertos hábitos sociales se entretejen sin que quede claro dónde termina uno y comienza el otro.
¿Señales de cambio de época? Los números que manejan las grandes redes son demasiado portentosos como para hablar de un final. Sin embargo, en algunos indicios, por momentos contradictorios, se puede visualizar un cambio más profundo.

Exposición
A principios del siglo XXI se habló con insistencia de la Web 2.0 para describir un giro hacia una red más desconcentrada y capaz de favorecer un diálogo global sin intermediarios, opuesto al «broadcasting» de los medios tradicionales en el que un emisor llega a muchos receptores. En ese nuevo modelo, las redes sociales tendrían un rol fundamental al permitir un diálogo de todos con todos: la palabra de moda en ese entonces era «prosumidor», una mezcla de productor y consumidor que, se creía, nos describiría a todos y todas.
En 2004 Facebook se montó sobre este nuevo fenómeno con fuerza para transformarse en la primera gran red social. Para sorpresa de su creador, Mark Zuckerberg, los usuarios amaban la posibilidad de exponerse frente a los demás. La antropóloga Paula Sibilia publicaba ya en 2008 su libro La intimidad como espectáculo, en el que desarrollaba el concepto de «extimidad» para explicar una nueva intimidad que se exponía para ser también su contrario. Lo que antes se le habría contado a un amigo, al médico o a la pareja, aparecía en el muro virtual de Facebook a la vista de todos generando un morbo casi incontenible que explica en buena medida la velocidad con que creció la red.
Pronto surgieron otras plataformas que se alimentaron del mismo interés y Facebook sufrió un cambio demográfico: hace años que los más jóvenes no eligen las redes sociales en las que están sus padres o, ni siquiera, sus hermanos mayores. La empresa lo comprendió de manera temprana y ya en 2012 compró Instagram por 1.000 millones de dólares para ofrecer una alternativa y recuperar el interés juvenil. Aun así Facebook siguió creciendo un tiempo más gracias a su expansión global mientras crecía el desinterés en los países que primero la habían adoptado.
Pero como incluso el planeta tiene un límite, hace un año aproximadamente Facebook se estancó apenas por debajo de los 3.000 millones de usuarios mensuales, un 37% de la población planetaria. Por eso no sería justo hablar de una crisis total aunque es una de las causas en la caída de casi el 70% del valor de las acciones de Meta, dueña de Facebook e Instagram. Esta última, con cerca de 2.000 millones de usuarios mensuales no logra, sin embargo, generar las ganancias de su antecesora.

Políticos y famosos
Para Twitter las cosas son bastante peores: pese a ser una red de «solo» unos 400 millones usuarios (según argumentaba la empresa, antes de la compra de Musk), tiene un lugar en la discusión cotidiana gracias al uso de políticos y famosos. Sin embargo, la red siempre tuvo serios problemas para generar ganancias, algo que logró en solo un par de balances desde sus inicios en 2006. La compra de Twitter por parte de Elon Musk, lejos de resolver los problemas, los profundizó a base de caprichos y comportamientos erráticos que ya han espantado a buena parte de los anunciantes. El futuro de la red del pajarito es sombrío.
Mientras tanto, el gran cuco de las redes sociales hasta ahora dominadas por las corporaciones estadounidenses proviene de China y se llama TikTok. Esta red, surgida en 2016, llegó a Occidente en 2018 luego de fusionarse con Musical.ly. Su poderoso algoritmo encontró la forma de seducir a los más jóvenes a los que hipnotiza con andanadas de videos breves que nunca se detienen. En 2020 la aplicación tuvo 2.000 millones de descargas y el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con bloquearla por la cantidad de datos que estaban acumulando sobre la población juvenil estadounidense.
Uno de los rasgos de esta red es que, justamente, no es «tan» red. En buena medida es un canal para que los famosos e influencers generen contenidos, algo que la acerca al modelo de «broadcasting» de los medios masivos. Por otro lado la producción de un video es bastante más exigente que la de una foto, por lo que no cualquiera puede sentirse a la altura de subir algo.
Facebook e Instagram, acosados por una red que se queda con el tiempo de los más jóvenes, apostaron al uso de los videos, pero esto generó cierto descontento entre los usuarios. Para peor, la crisis económica de la empresa la llevó a ubicar más publicidades haciendo más tedioso su uso.
Algunos famosos como Kim Kardashian o Kylie Jenner criticaron los cambios en Instagram y hasta hicieron un pedido con miles de firmas en Change.org para que la red vuelva a ser como antes. Otros famosos iniciaron procesos de desconexión de las redes para, justamente, reconectar con su entorno de una manera más saludable.
Hay quienes leen estas señales como un cambio más profundo en el que mostrarse todo el día en el gimnasio, comiendo, estudiando, etcétera, ya no parece tan atractivo como antes. La exhibición y el reconocimiento de los likes pueden producir una adrenalina irresistible, pero en los últimos años se hicieron más visibles las consecuencias de tanta exposición para la psicología individual y para la manipulación del humor social. Psicólogos, sobre todo de adolescentes, señalan que mirar los mejores momentos de las vidas ajenas no suele tener efectos positivos sobre la propia.
Lo cierto es que existieron muchas plataformas que podríamos designar como «proto» redes sociales y que han quedado algo olvidadas como MySpace o Tumblr. También quedan algunas dando pelea como Snapchat u otras que ni siquiera está claro si son redes sociales, como YouTube, Twitch o incluso WhatsApp o Telegram que permiten, también, generar comunidades. Por otro lado hay una fragmentación: Linkedin para conexiones profesionales, Reddit para intercambiar sobre intereses específicos, Pinterest para… bueno, para lo que sea que se use.
Cambios de hábitos, necesidades económicas, millones de usuarios un poco más dispersos, retorno a la lógica del broadcasting y más dan señales de un cambio en las redes sociales, aunque no esté demasiado claro hacia dónde va.

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