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Crímenes de odio

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Florencia Vidal

Durante el año pasado, 120 personas fueron agredidas por su orientación o identidad sexual. El Archivo de la Memoria, una herramienta para generar conciencia.

Esa costumbre de matar. Día del Orgullo en Rosario: marcha y acto frente al Monumento a la Bandera.

Foto: TÉLAM

Las primeras organizaciones surgieron a finales de la década del 60, pero fue con la vuelta de la democracia que el movimiento empezó a tomar más fuerza. Luego, a principios de los 90, referentes ya históricos se animaron a marchar por el orgullo de ser y plantaron las banderas de lucha, las hicieron visibles. Desde entonces, son notables algunas de las conquistas del colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y trans –travestis, transexuales y transgéneros– de Argentina. 
A la vanguardia, en muchos casos a nivel mundial, las leyes de Identidad de Género, Matrimonio Igualitario, Interrupción Voluntaria del Embarazo, Cupo Laboral Trans, Educación Sexual Integral y la nueva sobre VIH así lo demuestran. Sin embargo, también es innegable la brecha que hoy existe entre la igualdad jurídica y la real. Los 17 asesinatos perpetrados en 2021 hacia la diversidad sexual son una triste evidencia. 
Como una síntesis de este cuadro de situación, y con el objetivo de generar memoria y conciencia colectiva, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y la Federación LGBT+ presentaron conjuntamente el Archivo Nacional de la Memoria LGBT+ y el Informe Anual sobre Crímenes de Odio.
Tanto los homicidios como cualquier tipo de agresión a la integridad física y las lesiones de derechos por omisiones debidas a la ausencia o abandono estatal y estructural son comprendidas como crímenes y relevadas, desde hace seis años, por el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+, integrado por la Defensoría del Pueblo de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires y la Federación Argentina LGBT+. 
A partir de denuncias hechas en medios de comunicación o en organizaciones de este colectivo, surgen algunos números que permiten vislumbrar una realidad que, sin dudas, no representa al total de los casos de discriminación. En este sentido, durante el año pasado se registraron 120 crímenes de odio en los cuales la orientación sexual, expresión e identidad de género de todas las víctimas fueron utilizadas para la vulneración de sus derechos y la violencia contra ellas. Lo que enmarca conceptualmente a ese tipo de crímenes es el rechazo por ser lo que se es y por manifestar de alguna manera una sexualidad no hegemónica otradicional.

Políticas públicas
En el evento, la Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, María Rosa Muiños, habló de la importancia de producir un discurso en base a información real. «La construcción del dato, es decir, ponerle un número a lo que nosotros sabemos que no es un número, sino que son personas que padecen, es fundamental para contrarrestar otros discursos, por ejemplo los de odio, que están tan extendidos y que en épocas electorales toman vuelo propio porque siempre hay alguno que hace un negocio con la confrontación, con la derechización», afirmó. Por su parte, Flavia Massenzio, presidenta de la Federación Argentina LGBT+, dijo: «es triste hablar de esto pero es una herramienta para las políticas públicas que necesitamos para revertir esta situación de desigualdad que tenemos».
El Informe remarca que «dentro de la comunidad LGBT+, es particularmente la población de personas trans en quienes se manifiestan con especial odio, saña y de manera más brutal los crímenes, tanto por la cantidad de ataques –en muchos casos legitimados por el mismo Estado a través de la violencia institucional de sus organismos, sus fuerzas represivas y del Poder Judicial–, así como también por los modos tortuosos de hostigar, perseguir, violentar y hasta dar fin a sus existencias». Del total de casos, el 80% corresponde a ataques hacia mujeres trans, población cuya expectativa de vida no supera los 35 o 40 años. 
Hay muy pocas legislaciones en el mundo que consideren los crímenes de odio como agravante. En el caso de Argentina se contempla la orientación sexual como agravante en los homicidios, las lesiones y los delitos con arma de fuego, pero no en todos los demás delitos establecidos en el Código Penal, lo que motiva un reclamo histórico por parte del colectivo. «Tenemos matrimonio igualitario, una Ley de Identidad de Género que es la mejor del mundo porque no patologiza a las identidades trans y un Código Civil y Comercial que contemplan todas nuestras diversidades. Sin embargo, desde 2005 venimos impulsando la reforma de la Ley Antidiscriminatoria porque la actual ley nacional no repara entre todos los agravantes a la orientación sexual», explica Massenzio.
Entre otras recomendaciones al Estado argentino expresadas en el Informe, se destacan la sanción definitiva de una ley integral para personas trans que contemple el acceso a todos los derechos, la toma de medidas necesarias para garantizar la efectiva implementación de la ESI en todo el territorio nacional y la no binarización y actualización urgente de los contenidos y el reconocimiento de derechos laborales para las trabajadoras y los trabajadores sexuales.
En cuanto al Archivo Nacional de la Memoria LGBT+, compuesto por material gráfico y audiovisual, se encuentran ejemplares de las revistas NX y La Fulana; el recordado almuerzo con Mirtha Legrand, en 1991, donde Ilse Fuskova se declaró públicamente lesbiana; imágenes de los primeros encuentros nacionales de la diversidad de Rosario, Salta y Córdoba; y de las largas jornadas en el departamento de Paraná 157 donde se gestó y partió la primera marcha del orgullo; además de una infinidad de fotografías de militantes como Carlos Jáuregui, Rafael Freda, Teresa De Rito, Karina Urbina, César Cigliutti, María Rachid, Marlene Wayar, Claudia Pía Baudracco, Nadia Echazú y Lohana Berkins, entre tantos otros y otras.
María Rachid, titular del Instituto Contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y una de las personas a cargo del Archivo, expresó: «No pensemos que esto es algo que recién empieza porque antes hubo otra gente haciendo muchas cosas sin las cuales hoy no podríamos hacer lo que hacemos». En el mismo sentido, Esteban Paulón, director del Instituto de Políticas Públicas LGBT+, remarcó la importancia del ejercicio de la memoria. «La memoria es todo, porque si no la guardamos podemos correr el riesgo de cometer errores del pasado y si no pensamos también todo lo que costó, cuántos compañeros y compañeras dejaron la vida, cuántas parejas, cuántos quedaron en el camino, quedamos en la comodidad de pensar que todo lo que se ha conquistado vino de arriba y no fue así –señaló el funcionario–. No fue magia, fue trabajo, esfuerzo, creatividad y fue poner el cuerpo de un montón de personas. Porque como dice León Gieco: “Todo está guardado en la memoria, reflejo de la vida y de la historia”».

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