Política | VÍNCULO CON CHINA

Un socio clave

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Néstor Restivo

El reciente anuncio de ampliación del swap ratifica al gigante asiático como un aliado estratégico. Intensa agenda de Alberto Fernández en su último viaje presidencial.

Consolidación bilateral. El mandatario argentino y su par chino, Xi Jinping: cooperación, inversiones y desarrollo.

Foto: Télam

En su último viaje como presidente argentino, Alberto Fernández completó esta semana su segundo periplo por la República Popular China, un país cuyo rol durante el mandato del profesor de la Facultad de Derecho de la UBA seguramente se expresará como crucial cuando se hagan balances de su Gobierno.
Si la primera etapa del ciclo de Fernández estuvo marcada a fuego por la pandemia, cuatro años después su final está atravesado por la corrida cambiaria promovida por grandes especuladores financieros, que entre otros coletazos deteriora más el peso y espiraliza la inflación. En ambas puntas, China jugó un papel relevante, primero con las vacunas (junto con las rusas, las suyas fueron durante largos meses el único antídoto para el covid-19 y evitaron miles de muertes) y este año con el swap entre pesos y yuanes, que alivia el ahogo de las reservas monetarias.
En febrero de 2022, Fernández pudo hacer un demorado viaje a Beijing para consolidar inversiones estratégicas del país asiático y para firmar el ingreso argentino a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, largamente anhelada por China. En aquella ocasión, como ahora, y también como cuando se vieron en la cumbre del G20 en Indonesia hace casi un año, el jefe de Estado agradeció a su par Xi Jinping la cooperación de Beijing en la emergencia sanitaria de 2020; pero en aquel verano de 2022, el viaje estuvo muy condicionado por las restricciones que aplicaba China con su política de covid cero. Esta semana, en cambio, su segunda gira por las antípodas fue completada con un paso por Shanghái volcado a los negocios y por el cierre de un acuerdo por 6.500 millones de dólares que, en el marco del swap entre bancos centrales de ambos países, serán de libre disponibilidad tanto para enfrentar la escalada del dólar como para aceitar importaciones, en el contexto estrujado de divisas que sufre el Tesoro nacional.
La derecha argentina podrá proferir lo que quiera –como lo hace a diario contra China–, pero ningún otro país como ese ha tenido, para la administración Fernández, una gravitación tan fuerte en su dinámica económica y social interna.
El presidente viajó a Shanghái y a Beijing con una comitiva muy reducida, casi protocolar. Sin embargo, su agenda fue intensa e incluyó, en la primera ciudad, un encuentro con la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, en la actualidad al frente del Nuevo Banco de Desarrollo, o banco de los BRICS.

Créditos blandos
Hace dos meses, Argentina fue invitada, junto con otras seis naciones, a sumarse al bloque que forman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Y si se mantiene esa membresía a partir del 1º de enero de 2024, lo cual dependería del resultado electoral, nuestro país podrá tener acceso a fondos de esa nueva institución. Otro banco de similar origen, el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII), del que ya es socio Argentina, acaba de otorgar en este octubre su primer crédito blando para obras en el país: un parque eólico en Tierra del Fuego.
Fernández también mantuvo en Shanghái encuentros con grandes inversores chinos en Argentina, como el grupo de telecomunicaciones Huawei, líder en desarrollo del 5G; el de baterías de litio Gotion, que tiene acuerdos de cooperación con la empresa provincial jujeña Jemse en el proyecto litífero Cauchari-Olaroz; con Power China, que opera los mayores proyectos de energías renovables de nuestro país como el parque solar Cauchari, en Jujuy; con CST Mining, que tiene en estudio un convenio con YPF sobre litio; con otra minera como Tsingshan Holding Group, desarrolladora del proyecto de litio del Salar Centenario-Ratones, en Salta; con CMEC, a cargo del proyecto del Ferrocarril Belgrano Cargas; con Gezhouba, que construye las represas hidroeléctricas en Santa Cruz, y con el alcalde de la ciudad, Gong Zheng. El embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, y el cónsul en Shanghái, Luciano Tanto, trabajaron a día completo durante varias jornadas previas para preparar los encuentros.

La Franja y la Ruta
Luego, en Beijing, Fernández fue uno de los cerca de 130 gobernantes y altos dirigentes que participaron del III Foro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFyR), entre ellos el otro latinoamericano presente, el chileno Gabriel Boric, y el ruso Vladimir Putin, a quien Xi le dio un lugar de preminencia, para irritación de quienes se abrazan a un mundo que se deteriora rápidamente dejando un caos detrás.
La IFyR cumplió diez años en este 2023 y es nada menos que el principal programa de política exterior china: incluye obras de infraestructura y conectividad terrestre y marítima, desarrollo social y variables geopolíticas de primera importancia para el gigante asiático. Fernández tuvo una cita con Xi, donde se pasó revista a la relación bilateral y a la Asociación Estratégica Integral que data de los años de gobiernos kirchneristas. Uno de los puntos más altos de la visita a la capital china fue el anuncio del permiso para ejecutar otro tramo del swap, no de 5.000 millones, como se esperaba, sino de 6.500 millones de dólares de libre disponibilidad para atender las acuciantes necesidades de la economía argentina. Fue otro gesto oriental para nuestro país, en días críticos y frente a una contienda electoral.
«China ha sido para Argentina un socio clave» con el que «acumulamos más de 50 años de fructíferas relaciones diplomáticas», dijo Fernández cuando habló en el Foro, en el Gran Palacio del Pueblo de la ciudad de Beijing, sede de su Asamblea Nacional (Poder Legislativo).
También habló de China como un «hermano que nos acompañó en la pandemia, que nos socorrió financieramente cuando la presión del FMI nos puso en jaque y que invierte en nuestro país generando trabajo para argentinos y argentinas».
Es así que en una etapa en la cual «las hegemonías se diluyen, las regiones crujen y el multilateralismo busca afianzarse», el mandatario argentino destacó que «el planteo de la Franja y la Ruta constituye una prometedora iniciativa de cooperación global nacida de la idea de la “contribución conjunta”».
Respecto del swap, el anuncio no solo sirvió para bajar casi 10% en 24 horas la explosiva cotización del dólar ilegal, sino que según la Dirección General de Aduanas, apenas se supo la noticia hubo «de manera masiva» un aumento de importadores que quisieron acceder al cambio de SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) en yuanes para activar sus importaciones desde Asia.
Fernández ya está de regreso, se apresta en breve a entregar la banda presidencial, y en sus alforjas y memorabilia sin dudas la milenaria tierra de Confucio, Laozí y Mao Zedong tendrá un lugar de privilegio.

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