30 de noviembre de 2015
Aprestos de María Eugenia Vidal antes de asumir al frente de la provincia con mayor peso político y económico del país luego de 28 años de gestiones peronistas. Límites, riesgos y desafíos.
Fue inesperado para propios y extraños. El triunfo de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires sorprendió a analistas, encuestadores, periodistas y políticos, tanto como a la propia protagonista y su grupo político. Y puede afirmarse que quizás esta victoria fue uno de los factores fundamentales para el cambio de tendencia y el que abrió el camino para el triunfo de Mauricio Macri el 22 de noviembre.
De ahí que, tras los festejos de rigor, comenzaran a sucederse a ritmo frenético reuniones, llamados, consultas y negociaciones para determinar cuál será el equipo de trabajo y los principales ejes de gestión para la gobernación que inicia el 10 de diciembre. Poco se pudo avanzar antes del balotaje porque la prioridad para el armado de equipos de gobierno la tiene Macri. Y son muchos los puestos a cubrir.
El desafío bonaerense no es menor: viven en la provincia más grande de la Argentina cerca de 16 millones de personas, en una superficie que empata en extensión con países como Italia o Polonia, cobija a 135 municipios y comprende zonas tan diferentes entre sí como la costa atlántica, el Conurbano y una vasta región rural que comprende buena parte de la zona núcleo donde se ubican las tierras más fértiles del país. Son diferentes por geografía, pero también en virtud del desarrollo económico, las problemáticas sociales, ambientales y laborales, y la distribución de la población: en el Conurbano, menos del 1% de la superficie del país, se concentran 10 millones de almas, un cuarto de sus habitantes. Una realidad compleja para un partido como el Pro, que tendrá por delante una gestión clave en el distrito con mayor peso político y económico del país y en el que el Partido Justicialista gobierna sin interrupciones desde 1987, cuando Antonio Cafiero recuperó la provincia tras la gobernación del radical Alejandro Armendáriz.
Factor clave
Cualquier plan que se trace para afrontar los múltiples frentes que presenta la provincia de Buenos Aires requiere un fuerte respaldo económico. La distribución de recursos a través de la coparticipación no la favorece proporcionalmente. Con el 40% de la población nacional y un aporte al PIB argentino de alrededor de un tercio del total, Buenos Aires recibe el 21,3% de la masa de recursos coparticipable según los parámetros establecidos por la Ley 23.548. La gobernadora electa planteó antes de asumir que intentaría impulsar una modificación de la Ley de Coparticipación. «Vamos a reclamar lo que le corresponde a la provincia», aseguró Vidal. En principio, el presidente electo sería receptivo a la idea de discutir el reparto de recursos.
«Cuando se discutió por última vez la coparticipación –recuerda Alejandro Rofman, economista, presidente honorario del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico–, Buenos Aires cedió algunos puntos en favor de las provincias más pobres. La futura gobernadora quiere recuperar eso. El problema es que alguien tiene que poner lo que Buenos Aires reclama y las demás provincias no van a aceptar reducir su ingreso. Creo que la única que estaría en condiciones de aportar algo es la Nación. Pero también en ese caso, si la Nación cede recursos, Buenos Aires no va a ser la única provincia en reclamar mayor porcentaje. Es muy complejo esto, requiere un acuerdo de todos los actores», explica Rofman.
«El compromiso de Macri es aportar unos 13.000 millones de pesos en un fondo específico para la provincia, algo que es fundamental para obras de infraestructura y servicios. Y no tenemos dudas de que eso va a suceder», señaló a Acción el coordinador de los equipos de Vidal, Federico Salvai, quien sería su jefe de Gabinete.
Para el economista y doctor en geografía del Desarrollo Patricio Narodowsky, no todo el problema pasa por los recursos. El especialista, que ocupó diversos cargos en el sector público y es asesor del gabinete de la ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires, sostiene que la cuestión de la coparticipación es muy controvertida. «Creo en un modelo solidario, que los que generan más recursos tienen que distribuir hacia el resto. Pero también sostengo que el resto tiene que hacer un esfuerzo mayor para contribuir al aumento de la renta nacional. Para eso hay que generar otra base productiva y remover algunas cuestiones estructurales provinciales, que además tienen que ver, en algunos casos, con viejas configuraciones oligárquicas que nadie quiere atacar o que parece muy difícil hacerlo».
Antecedentes
Vidal manifestó que la prioridad de su gestión sería la seguridad. «Para ello –explicó– es necesario que el policía se sienta respaldado con su trabajo. Tenemos que cuidar a los efectivos desde lo salarial, con equipamiento y entrenamiento». Para conducir el área de Seguridad eligió al vicepresidente 1° de la Legislatura, Cristian Ritondo, de buena relación con el funcionario que le cederá el cargo, Alejandro Granados. «La Policía Bonaerense debe ser conducida por el poder político», afirmó Ritondo a Acción. Sostuvo además que la suya será «una política de seguridad integral» y añadió que «frente a los piquetes no puede haber un derecho arriba del otro: deben convivir el derecho a reclamar y el derecho a circular». Un aviso para los cortes de calles y las tomas. Sobre esto último, la gobernadora electa tuvo una definición que llamó la atención: refiriéndose a la ocupación de tierras en el Partido de Merlo, que se mantiene desde hace varias semanas, se quejó porque «está tomando mucho tiempo». En una entrevista televisiva, Vidal remató: «La toma del Indoamericano se resolvió en una semana y bien». Curiosa calificación a la «resolución» de la toma del parque situado en el sur de la Ciudad de Buenos Aires en diciembre de 2010, cuando era ministra de Desarrollo Social, en la que la represión a cargo de las policías Federal y Metropolitana dejó un saldo de 3 muertos y decenas de heridos. ¿Un anticipo de políticas represivas?
«El enemigo es el narcotráfico. Tenemos que blindar las fronteras. No podemos convivir con 3.000 prófugos judiciales de alta peligrosidad», indicó Ritondo. El dirigente peronista, oriundo del barrio porteño de Mataderos, aclara que «lograr una política de Estado es trabajar con todos los intendentes. Las transformaciones en materia de seguridad no se dan en el corto plazo».
Para el especialista en Criminología Mariano Ciafardini, en cambio, «si la policía no tiene un verdadero control político, y un control comunitario, democrático, donde los usuarios del sistema, es decir, los ciudadanos, puedan tener opinión sobre lo que hace y no hace la policía en cada lugar, no hay solución». Acerca de la centralidad de la cuestión del narcotráfico en la agenda de seguridad, difiere también Ciafardini. «En realidad el problema para la Argentina es el consumo de estupefacientes por los sectores juveniles. El daño que causa el consumo en niños y adolescentes. Levantar la estrategia militar de seguridad nacional contra la nueva amenaza es jugar con la ingenuidad de la gente y no busca solucionar el problema sino tener legitimidad para reprimir. La gran urgencia es trabajar en la prevención».
Obras y financiamiento
Desde los equipos técnicos de Vidal señalan que uno de los objetivos para los próximos 4 años será avanzar con la red de agua potable y de cloacas, hacer obras hídricas y mejorar la red vial con la rehabilitación de 1.000 kilómetros en rutas, entre otras. Para cumplir estas obras prometidas, la provincia requerirá un importante financiamiento, por eso, dirigentes del PRO viajaron a Washington a buscar crédito internacional. La experiencia porteña muestra que endeudarse no es problema para el PRO, ya que la deuda en dólares de la ciudad, entre 2008 y 2014, pasó de 501 a 2.138 millones de dólares. Ante una pregunta por las fuentes de financiamiento, Hernán Lacunza, el principal asesor económico de Vidal y futuro ministro del área, señala a Acción que buscarán «una mayor participación en la distribución de fondos federales y también las líneas de créditos blandos, a baja tasa y plazos largos, de organismos internacionales (Banco Mundial, BID, CAF) destinados a financiar obras de infraestructura».
Rofman, por su parte, aclara que el Pro no solo endeudó al Estado en la ciudad sino que al mismo tiempo «incrementó los impuestos generales mucho más que lo que hicieron otras provincias y la Nación. Esto tiene que ver con el proyecto político que está detrás de un gobierno, pedir créditos es una herramienta, lo importante es cómo y para qué se lo hace».
Vidal asumirá en una provincia que declaró la emergencia hídrica hasta el 29 de febrero de 2016 en 29 partidos. La gestión de Scioli sufrió duras críticas por los problemas hidrológicos sufridos en los últimos años, y Vidal explotó la crisis hídrica de agosto para obtener réditos políticos. Por eso sabe que ante una repetición de dicho fenómeno durante su gestión será ella quien deba dar respuesta. De hecho, antes de asumir volvió a decir que «la provincia va a dejar de inundarse», no está claro si como una afirmación basada en un plan que aún no se explicitó o como una expresión de deseos.
«En verdad no se puede resolver en el corto plazo, porque el problema de las inundaciones en la provincia tiene un conjunto de causas estructurales donde el componente obras es una, pero no la única. En lo urbano, los desastres causados por inundaciones se derivan de una inapropiada ocupación del territorio», explica Eduardo Reese, docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento y director del área de Derechos Económicos y Sociales del CELS. El especialista ejemplifica su argumentación: «Una medida concreta es prohibir los countries en las zonas de desagües naturales, porque si se sigue impermeabilizando esas zonas con grandes conglomerados urbanos, se agrava la situación de las cuencas y su escurrimiento natural», sostiene. «Esto implica entrar en contradicción con desarrolladores inmobiliarios, con los dueños de esas tierras y no parece un gobierno del Pro, al menos por sus antecedentes, el que vaya a limitar el desarrollo de countries y emprendimientos de esa naturaleza».
En otra materia, derecho a la vivienda, la situación de la provincia no es la ideal. Según el Informe de déficit habitacional elaborado por el Instituto Provincial de Vivienda en base a datos del Censo 2010, el déficit habitacional en el Conurbano es de más de un millón de viviendas y equivale al 35% del déficit total nacional. La forma de encarar estas problemáticas por parte del Pro ya fue explicitada en la ciudad y abre interrogantes en el caso de que con esa lógica se encaren los problemas existentes en Buenos Aires. Según el propio Instituto de Vivienda de la Ciudad, el gobierno de Macri desde 2007 otorgó 6.121 soluciones habitacionales, es decir, menos del 5% de lo necesario y subejecutó el presupuesto del área.
El Pro, al frente de la alianza Cambiemos, intentó disimular, con poco éxito, su impronta neoliberal en la campaña. El problema fue que sus propios asesores económicos soltaban la lengua en forma inoportuna y daban señales de devaluación, reducción de gasto público y medidas restrictivas para el consumo popular. En el caso de la provincia de Buenos Aires, en medio de menciones a la intención de reformar el organigrama gubernamental, el vicegobernador electo, Daniel Salvador, fue el vocero de lo que no debía decirse. Anticipó el dirigente radical que la gobernadora Vidal reduciría la planta de la administración pública provincial y alborotó el clima con los sindicatos que representan a los trabajadores públicos bonaerenses.
Otra señal del perfil de gobierno que se avecina es la casi segura designación de Nicolás Sarquis como ministro de Asuntos Agrarios. En caso de concretarse será un nombramiento modelo de lo que es un funcionario Pro, plasmado en lo nacional, entre otros, con la designación en Energía de José Aranguren, ex ceo de Shell. Sarquis fue gerente de la multinacional Monsanto, compañía protagonista del modelo sojero e introductora de las semillas transgénicas en la Argentina. Pura lógica empresarial.
—Jorge Vilas
Informes: Sergio Amor y Werner Pertot