17 de septiembre de 2022
Industria. La producción de bienes crecería un 2,8% el año próximo según el proyecto oficial.
Foto: NA
El proyecto de Presupuesto 2023, según el mensaje elevado por el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional, propende a la estabilidad macroeconómica, la recomposición del poder adquisitivo de los ingresos y el fortalecimiento del mercado interno. Se afirma, además, que el avance en el ordenamiento fiscal permitirá reducir el financiamiento monetario del déficit y conducirá hacia una situación de solvencia en las cuentas públicas.
El mensaje enumera los objetivos de: profundizar la política industrial y científico-tecnológica para estimular la inversión privada; generar más y mejor empleo y reforzar el sector externo mediante el aumento de la exportación de bienes y servicios.
Según las metas planteadas en el proyecto enviado al Congreso, el PBI (Producto Bruto Interno) de 2023 crecería 2%, es decir, menos que este año, que cerraría con un alza del 4%. Pero habría que ir bastante atrás en la historia argentina, primero, para observar el registro de dos años consecutivos de crecimiento. Más aún si, de acuerdo a lo esperado, la expansión se estira a tres años continuados. En ese contexto los sectores productores de bienes crecerían 2,8% el año próximo, por encima de la rama de servicios. Mientras, por el lado de la demanda se proyecta que el consumo siga creciendo a la par del aumento del PBI.
Escenario global
Si bien algunos hablan de un Presupuesto de ajuste, la verdad es que la desaceleración del crecimiento se daría en un escenario global caracterizado por tendencias recesivas. En ese sentido, tenemos que superar la tendencia al análisis de la situación interna descontextualizada del panorama externo.
Por ejemplo, un efecto esperable es que, si hay recesión mundial, nos compren menos. Sin embargo, el Presupuesto prevé que las cantidades exportadas por el país aumenten 7%, mientras las importaciones solo crecerían un 2%, con el consiguiente aumento del saldo favorable de la balanza comercial.
Asimismo, en los rubros más sensibles, que son Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, Salud, etcétera, las partidas proyectadas se ubican por encima del incremento promedio del gasto.
La iniciativa oficial merece ser examinada en detalle, ya que recién ingresó al Parlamento el jueves a la noche. Pero un primer análisis muestra un conjunto de políticas públicas que procuran mejorar la calidad de vida de la población. No plantea un ajuste, como sí propone la oposición cuando habla del «gasto de la política».
Hay que recordar que más de dos tercios de las partidas presupuestarias corresponden a Servicios Sociales, es decir, Salud, Vivienda y Urbanismo, Agua Potable, Seguridad Social, Educación y Cultura, Ciencia y Tecnología, entre otros. Le siguen en importancia los servicios económicos: Energía, Comunicaciones, Transporte, Ecología y Medio Ambiente, Agricultura. Y se agregan luego los servicios de la deuda.
El resto, la administración gubernamental, que es lo que llaman el «gasto de la política», es un porcentaje mínimo, en buena medida relacionado con el funcionamiento del Poder Judicial.
En realidad, una vez más, cuando los opositores piden recortes del gasto lo que están proponiendo son las reformas laboral y previsional. Que serían la vía para sacarle ingresos y derechos a la gente.