26 de mayo de 2017
Nueva canasta. Menos marcas y variedad de productos en el programa oficial. (Télam)Mientras el gobierno nacional avanza con la implementación de políticas antiinflacionarias, los precios no paran de aumentar y el crecimiento no aparece. Pero es un error pensar que al macrismo las cosas no le salen como espera, ya que su objetivo principal lo cumple con creces: bajan los salarios y se transfieren esos ingresos hacia los sectores concentrados de la economía. Cuando eran oposición fustigaban al kirchnerismo por la elevada emisión de dinero y hablaban de niveles de consumo público y privado exacerbados. Está claro, y muchos lo descubren ahora, que la suba del salario real y los estímulos al consumo eran los motores de crecimiento del anterior modelo.
Apenas asumidos, los CEO de Cambiemos comenzaron a aplicar la política monetaria de los manuales de economía ortodoxa. Su puntal es la suba de tasas de interés que derivó en el encarecimiento del crédito, especialmente para empresas y hogares. Liberaron el mercado de cambios propiciando una megadevaluación, que impulsó la suba de los precios, afectando con fuerza el consumo popular. La devaluación y las medidas de ajuste fiscal, como la disminución de subsidios a los servicios públicos, fueron un puñal devastador para hogares y sectores productivos. Así fue que en el primer año de gestión la inflación alcanzó el 44%.
En 2017, el Banco Central de la República Argentina comenzó a aplicar formalmente un esquema de metas de inflación. La meta actual es ubicar la inflación por debajo del 17% a fin de año. Pasado el primer cuatrimestre la inflación acumulada llegó al 9,1% y todas las consultoras privadas estiman que para diciembre rondará el 21%, superando con amplitud la meta fijada. Por esto, en abril y mayo el Central subió la tasa de interés, obstruyendo aún más las posibilidades de crecimiento de la economía. Pero la suba de tasas trajo además otra consecuencia adversa: el ingreso al país de capitales especulativos de corto plazo, aprovechando el rendimiento de los títulos locales. Un resultado buscado por el gobierno, que en su momento eliminó los controles al ingreso de capitales golondrina. Este mecanismo contribuye al descenso de la inflación al planchar el tipo de cambio, pero lo hace a costa de la pérdida de puestos de trabajo por la invasión de productos importados al amparo de ese dólar barato.
Pero esto no es todo, también barrieron en los hechos con las herramientas diseñadas por el anterior gobierno para enfrentar el tema precios. Un ejemplo es la nueva canasta del programa Precios Cuidados, que según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) «contiene cerca de 100 productos menos, tiene menos alimentos, menos variedad y definitivamente menor calidad. Además, se comercializa en grandes supermercados, dificultando el acceso a los consumidores del Interior y de menores recursos, que suelen comprar en comercios de proximidad». A esto se le suma que «se reemplazaron productos líderes por productos con menor peso en el mercado, afectando el principal objetivo del Programa: acuerdos que oficien como precios de referencia». La eliminación de la propaganda y los controles a cargo del Estado constituyen también una falencia, ya que «limitan fuertemente el alcance del Programa, afectando a consumidores y productores».
A esto se suma la decisión de no aplicar la ley de Regulaciones de las Relaciones de Producción y Consumo sancionada en 2014, que buscaba evitar los abusos de las empresas más concentradas. Son señales que los formadores de precios no tardaron en internalizar. De la misma forma se busca retrasar las negociaciones paritarias, que según el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, a mediados de mayo han cerrado solo el 40%, de lo que se desprende que aún el 60% de los trabajadores vive con el salario del año pasado. Y en aquellos convenios que cerraron se ve la mano del gobierno poniendo techo a los acuerdos. El macrismo aplica recetas que supuestamente son para bajar la inflación, pero que en realidad no hacen más que empeorar las condiciones de vida de la población. Un caso de gestión «exitosa» que solo puede comprenderse considerando los sectores a los que representa.