23 de diciembre de 2015
Creo que todos los que amamos la Patria Grande asistimos preocupados a un tiempo de desestabilización regional. La derecha, el poder real ligado a los sectores de las finanzas internacionales, a la especulación improductiva, han aprovechado algunos huecos y se han colado en esta construcción que venía en marcha, viento en popa, desde hace al menos 10 años. Hablo de esa Patria Grande que con tanto esfuerzo habían comenzado a construir Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Cristina, Evo Morales, Lula Da Silva, Rafael Correa. Latinoamérica, salvo unas pocas excepciones, como Chile o Perú, estaba cohesionada. Ahora se han perdido espacios. En Venezuela, como en nuestro país, ha ganado la derecha gracias al constante bombardeo de los grandes medios de comunicación que, hay que aceptarlo, influyen grandemente en el ánimo de la gente, predisponiéndola –con noticias falsas que después nunca desmienten– contra aquellos gobernantes que no aceptan la agenda que quieren imponer. Una agenda que solo tiene como fin defender sus intereses y privilegios, no los intereses de las mayorías. Por eso, como se trata de monopolios que tienen todos los recursos, no dudan en utilizar todas sus herramientas, sus diarios, sus radios, sus canales de TV, para erosionar a los gobiernos a los que no pueden dominar. La arremetida contra CFK duró años; contra Chávez y después contra Maduro, otro tanto. Ahora se trata de dejar fuera de juego a Dilma Rousseff, contra quien se está orquestando un golpe institucional. Porque el poder que mueve los hilos, es así, no puede respetar los plazos que marca la ley para lograr sus objetivos, y si puede esmerilar a un presidente indócil para que no concluya su mandato, mejor. La democracia está en peligro.
—Sebastián Maldonado
Ciudad de Buenos Aires