4 de abril de 2023
La resolución de la crisis internacional de los bancos en los países centrales es difícil de prever, y dependerá en gran parte de lo que hagan los reguladores.
Comenzaré con un repaso cronológico del mes de marzo posterior a los sucesos relatados en Un cóctel indigesto. El miércoles 15 se hundieron las acciones del Credit Suisse, uno de los principales bancos suizos, y al día siguiente, el banco central de ese país concedió un préstamo de liquidez por hasta 53.700 millones de dólares, pero las acciones del banco siguieron cayendo. El domingo 19 (no hay feriados en las crisis) el UBS, el banco suizo más grande, compró al Credit Suisse.
El lunes 27 se conoció la compra del Silicon Valley Bank por parte del First Citizens. Así, un banco mediano enfocado en el agro compró un banco el doble de grande, y con clientes casi exclusivamente del sector tecnológico. No resulta habitual este tipo de fusiones. Con las compras se calmó algo la situación, aunque luego surgió el llamado «viernes negro europeo»: el 24, las acciones del Deutsche Bank, gran banco alemán, cayeron hasta el 14%.
Pero lo comentado es solo la descripción. Las políticas que generan estas tensiones, en especial el alza de tasas de interés en los países centrales, siguieron. El día 15, el Banco Central Europeo (BCE) aumentó su tasa de referencia en 0,5 puntos porcentuales. Su presidenta, Christine Lagarde, aseguró que el BCE está «plenamente preparado para facilitar liquidez al sistema financiero de la zona euro, si es necesario». Al menos en el caso del Credit Suisse, la inyección de liquidez no fue suficiente.
El miércoles 22, la Reserva Federal de EE.UU. decidió subir la tasa 25 puntos básicos, y solo mencionó, casi al pasar, los «acontecimientos» bancarios.
Quedó claro que las mayores tasas de interés todavía no han logrado reducir la inflación en la medida que desean los bancos centrales, pero sí han encarecido los créditos de las familias (la mayoría, hipotecarios para la vivienda) y generado un creciente riesgo de mora en los principales sistemas financieros del mundo. Entre la falta de regulación y las políticas de ajuste, puede pensarse que no aprenden. Ya lo hemos visto en 2018 ¿cuántas veces más vamos a vivir este déjà vu?