Opinión

Carlos Heller

Dirigente cooperativista

Más plazos para deudas en pesos

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Foto: Federico Imas

El canje de parte de la deuda en pesos concretado días atrás por el Ministerio de Economía permitió estirar los plazos y posponer vencimientos para después de las elecciones. De este modo se dio un nuevo paso hacia la mejora de las cuentas públicas, mientras la economía sigue creciendo.
Los bonos elegibles son aquellos con vencimientos semanales hasta junio próximo y que comprenden cerca de un 50% de la deuda en moneda nacional. Las nuevas fechas en que se deberán atender esos títulos, según aceptaron sus tenedores de manera voluntaria, van desde abril de 2024 hasta febrero de 2025. 
Frente al éxito de la operación, es incomprensible que la oposición de Juntos por el Cambio (JxC) haya afirmado, en un comunicado sin mayores fundamentos, que el canje «solo traerá más inestabilidad» y que «podría desembocar en un salto inflacionario».
Hay que recordar que esos infundios provienen de los mismos exintegrantes de la administración macrista, que de forma compulsiva dejaron al país con la deuda en pesos «reperfilada» y en una situación de graves emergencias.
Esos son, en rigor, los responsables del estallido de una verdadera bomba de endeudamiento con los bonistas privados y con el Fondo Monetario, que trabajosamente este Gobierno debió renegociar. 
Lo cierto es que la conversión de deuda en pesos con privados tuvo una muy buena aceptación y no hubo impactos negativos en las cotizaciones de los bonos. 
El canje registró, concretamente, una adhesión del 64%, lo que significa un resultado positivo. Una gran parte, que alcanzaría al 49%, corresponde a la deuda intra sector público, que no ofrece mayor riesgo de renovación. En tanto, un porcentaje bastante menor está en poder de los bancos, las aseguradoras y los fondos comunes de inversión.
Hay que recordar que este tipo de conversiones voluntarias se han hecho recientemente con muy buenos resultados. De hecho, en el Memorando con el FMI que acompaña a la tercera revisión de diciembre las autoridades argentinas ya afirmaban que una parte clave de la estrategia financiera pasaba por «extender los plazos mientras se mejora la efectividad del refinanciamiento». 
Se trata, en definitiva, de una operación habitual en el financiamiento de los Estados. Lo cual invalida las afirmaciones tendenciosas de aquellos que no trepidan en medios para ampliar sus chances electorales. En ese sentido, la oposición de JxC parece dispuesta a apostar por una crisis, que sin duda tendría como principales perjudicados a los sectores más vulnerables de la población. 
Mientras esos opositores buscan instalar la sensación de una crisis inminente, el ministro Sergio Massa destacó que la conversión de deuda «desactiva esa idea de que cada dos o tres meses está algo por explotar».
Contra el alarmismo como argumento de campaña, el canje despeja el escenario electoral de tensiones financieras y genera una mejora en las expectativas. Lo cual colabora, en última instancia, en la batalla antiinflacionaria, que continúa siendo uno de los principales desafíos de la gestión gubernamental.

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