27 de noviembre de 2014
El pasado 20 de noviembre leí, con bastante indignación, cómo desde su editorial principal el diario La Nación abogaba por que los que cometieron crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura pasaran las navidades con sus familias en lugar de la cárcel. Poco faltó para que el editorialista los tratase de «pobres ancianitos indefensos». El título lo dice casi todo: «Al enemigo, ni justicia… ni derechos humanos», e inmediatamente la bajada abunda en la infamia: «El maltrato a los presos de edad avanzada en causas vinculadas con la lucha contra la subversión es la manifestación más clara de haber trocado justicia por venganza». El escriba de La Nación también se pregunta: «¿Quién sabe, quién piensa o quién muestra interés porque en la Argentina haya cientos de presos mayores de 70 años, algunos con casi 90 en cárceles comunes? Son parte de los 1.800 detenidos bajo la acusación de haber cometido delitos de lesa humanidad durante la guerra antisubversiva». Así sigue, con un lenguaje que recuerda los años más nefastos del Proceso. Aunque a veces se disfracen de democráticos, algunos medios no pueden con sus propios demonios.
Carlos Alarcón
Ciudad de Buenos Aires