24 de septiembre de 2023
La contaminación plástica representa una seria amenaza ambiental global. Los plásticos, debido a su versatilidad y bajo costo, se han vuelto omnipresentes en la vida cotidiana, pero, precisamente, es su durabilidad lo que los convierte en un peligro para el medioambiente.
Cada año, millones de toneladas de plástico terminan contaminando océanos, ríos, bosques y áreas urbanas, afectando especialmente la vida marina. Aves, peces y mamíferos marinos ingieren plástico o quedan atrapados en él. Además, los microplásticos, diminutas partículas de ese material, se encuentran en alimentos y agua potable, lo que plantea preocupaciones sobre la salud humana a largo plazo. La producción de plástico también contribuye al cambio climático al liberar gases de efecto invernadero. Para enfrentar esta crisis, es crucial reducir el uso de plásticos desechables, fomentar el reciclaje adecuado, desarrollar alternativas sostenibles, limpiar océanos y costas, y establecer regulaciones más rigurosas.
Desde 2022, las Naciones Unidas han iniciado un proceso de negociación para lograr un tratado internacional que aborde esta problemática a nivel global. Las soluciones propuestas van desde la regulación del comercio internacional de plásticos de un solo uso hasta compromisos nacionales para reducir la producción y el consumo.
Si bien existe un amplio consenso en la necesidad de tal convenio, aún enfrenta oposición por parte de los principales productores y consumidores de plástico, como Estados Unidos, China y Arabia Saudita. Aunque se espera que se alcance un acuerdo el próximo año, el grado en que se mitigará la crisis dependerá de las características del mandato y las metas del acuerdo final.
La contaminación plástica es un problema urgente que requiere cooperación global. Actuar de inmediato es esencial para proteger nuestro planeta y las futuras generaciones.