12 de julio de 2023
¿Qué pensaríamos si se redujeran las jubilaciones y el Congreso ofreciera a cambio una ley que obligue a los hijos a mantener a sus padres? Seguro a muchos nos sorprendería, pero en países como Singapur, India, Taiwán y China existen leyes de responsabilidad filial que así lo dictan. Normas que comienzan a ser analizadas por otras naciones donde se preguntan hasta dónde el Estado debe hacerse cargo de los jubilados.
La humanidad transcurre un proceso de envejecimiento con consecuencias en el sistema jubilatorio. El fenómeno se da porque vivimos más años y cada vez tenemos menos hijos, lo cual se traduce en una mayor cantidad de jubilados y en una menor de aportantes. Dinámica que se agrava al incorporar reducciones en cargas patronales mediante flexibilización laboral.
Con distintos matices, este problema afecta cada vez a más países y plantea un contrapunto entre soluciones individualistas y colectivas. Las primeras implican transferir la responsabilidad al adulto mayor y su grupo familiar. La elevación de la edad jubilatoria, el incentivo a trabajar para complementar la jubilación o las mencionadas leyes de responsabilidad filial se encuentran entre las medidas implementadas en el plano internacional. Este tipo de respuestas son insuficientes y proclives a consolidar la inequidad, dada la heterogeneidad en las situaciones personales de cada familia. Por otro lado, las soluciones colectivas implican que el Estado financie los mayores gastos mediante impuestos, posición resistida por el capital.
Como el cambio climático, el envejecimiento de la población es una de las consecuencias del sistema en que vivimos. Sistema que concentra sus mayores beneficios en unos pocos. Frente al conflicto previsional que se avecina, la humanidad deberá elegir una vez más entre la justicia social o la inequidad. Entre revitalizar al Estado o jubilarlo.
