18 de marzo de 2022
En Estados Unidos las personas que lidiaron con la inflación de comienzos de los 70 hoy están en su mayoría jubiladas. Un empresario que en 1973 estaba apenas en sus 40, hoy tiene entre 90 y 100 años de edad. La generación actual no conoce la inflación. Un norteamericano de 50 años quizá tenga un recuerdo vago, cuando compraba caramelos de niño. Para los menores de 50 es un fenómeno desconocido. El IPC de EE.UU. en febrero reportó 7,8% interanual, el mayor en los últimos 40 años, y seguirá subiendo, pues a las rigideces del Covid se sumará el efecto de la guerra en Ucrania. El IPC es un promedio, la nafta en aquel país aumentó 53% interanual, niveles más parecidos a la inflación de los países del Tercer Mundo. ¿Están preparados?
En Europa ocurre algo similar, subas que no se veían desde la crisis del petróleo de 1973. En esa ocasión, el fin del sistema monetario internacional de Bretton Woods y la guerra de Yom Kippur –por la cual los países de la OPEP como protesta decidieron reducir el suministro de petróleo a Occidente–, dieron lugar a un proceso inflacionario global en una economía mundial recesiva, inaugurando la estanflación, estancamiento con inflación. A partir de ahí, las políticas se volvieron más ortodoxas, desmantelando el Estado de Bienestar y elevando las tasas de interés. América Latina sufrió los embates del capital financiero, la deuda externa y las políticas de ajuste. Hoy el sistema financiero mundial también se está transformando, explorando las monedas digitales, incluso Biden anunció el dólar digital. Por su parte, la guerra en Ucrania y las sanciones están limitando la energía y los alimentos, subiendo sus precios en un mundo aún golpeado por la pandemia. En 1973 la inflación inició el retroceso de la participación de los salarios en el ingreso nacional de los países. La historia no debe repetirse.
BROWN/AFP/DACHARY