Opinión

Europa

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Muchos hablan de demagogia, de gestos para la prensa, de llamar la atención, pero la verdad, sin ser creyente, a mí cada vez me cae mejor este papa Francisco. Si bien pareciera que no cuesta nada decir las cosas que dice, defender lo que defiende y exponerse como se expone, me parece que por el lugar que ocupa en un estamento rígido como la Iglesia Católica es destacable su constante toma de posición frente a determinados temas. Una de sus últimas intervenciones me pareció muy apropiada en relación con el drama que viven los inmigrantes que quieren insertarse en los países europeos, cuando llamó a «cooperar con eficacia para impedir estos crímenes que ofenden a la entera humanidad».
Lo que se está viviendo en Europa, con miles y miles de personas que huyen de países en conflicto o con crisis económicas, es tremendo: Macedonia, Albania, Kosovo, Grecia, y ni hablar de los que llegan desde el continente africano, donde el hambre arrasa con pueblos enteros. Ante este «aluvión zoológico» a lo europeo los gobiernos de las grandes potencias, como Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, lo único que han hecho es «defenderse» de lo que consideran gente indeseable. Tanto Francia como Inglaterra no han hecho más que militarizar las fronteras, especialmente la entrada al Eurotúnel. Otros han optado por levantar vallas de kilómetros de largo con alambres de púas para que estos miles de desesperados no puedan pasar de un país a otro.
Qué momento tan apropiado para recordar lo democrático de la Constitución Nacional, cuando en su Preámbulo dice: «…y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino». Es decir que lo que está haciendo Francisco con su prédica es honrar el espíritu de nuestra Constitución. Y no está nada mal.

 

Gabriel Velazco
Ciudad de Buenos Aires

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